Cincuenta y tres

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Con un suspiro de resignación, Yoongi se dirige a su clase, cambiando de aula para la tercera hora, encontrándose a lo lejos una imagen que es complicada de ver, pues el mejor amigo de Taehyung y el novio de este, se encuentran discutiendo.

- ¡Debemos decírselo! — gruñe Jimin, apretando sus puños — lo mínimo es que lo sepa, estoy harto de guardarme secretos.

- Ya vamos tarde, demasiado tarde de hecho — Jin se revuelve los cabellos, frustrado — Taehyung fue muy claro al pedirnos que nos mantuviésemos en silencio, pero míranos, aquí discutiendo en mitad de la facultad en donde alguien podría enterarse de que coge el tren a Daegu en una hora — el menor frunce el ceño con confusión, girándose en la dirección que pone su novio, para comprender.

El pelimenta niega con la cabeza ante la información obtenida, acercándose a ellos casi con miedo por lo que ha escuchado.

- ¿Cómo que se marcha? Y-Yo no he p-podido hablar con él — la pareja traga duro, al ver la cara de pena del pálido — no le he dicho que Jungkook y yo no funcionamos, que es imposible porque yo estoy enamorado de él.

- Has ido a darte cuenta demasiado tarde de algo que todos sabíamos — dice Jin, encogiéndose de hombros — por supuesto no voy a decirte que su tren es a las 12:00 pm en la estación de trenes de Seúl, por la puerta de embarque número 7, eso seria traicionar la confidencialidad que nos ha pedido Taehyung — Jimin le mira con ternura, entrelazando las manos — tampoco voy a decirte que creo que la mejor opción es que muevas tu culo pálido hacia un taxi.

La realidad parece golpear con fuerza a Yoongi que se da la vuelta, para echar a correr como alma que lleva el diablo; la pareja lo mira a lo lejos y con tranquilidad, Jin comienza a andar también en esa dirección.

- No nos vamos a perder el final del chisme a estas alturas de historia — dice Jin, guiñándole el ojo a su novio.

- Te amo, Jinnie — susurra, apoyando la cabeza en su brazo, mientras andan.

El taxista mira a Yoongi con mala cara pues está completamente histérico, a pesar de que no le dice ni una sola palabra el menor está moviendo de forma compulsiva las piernas, mordisqueándose los dedos y mirando todo el rato por la ventana, como s...

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El taxista mira a Yoongi con mala cara pues está completamente histérico, a pesar de que no le dice ni una sola palabra el menor está moviendo de forma compulsiva las piernas, mordisqueándose los dedos y mirando todo el rato por la ventana, como si eso hiciese que llegaran más rápido.

El pelimenta está increíblemente nervioso, son las 11;53 a.m. y cree que no va a llegar a pesar de estar bajándose del taxi en ese momento, corriendo como no lo ha hecho ni en la clase de educación física, sólo porque podría haber pensado mejor ayer en declararse, pero no se atrevía.

Muchas veces ponernos al límite es la forma más sencilla que tenemos de utilizar todo nuestro potencial, de poder sacar lo mejor, o peor, de nosotros mismos.

La gente le grita cosas bastante feas a Yoongi mientras baja las escaleras de forma arrolladora, importándole poco si arrasa con alguien o no; su corazón se tranquiliza enormemente cuando ve el número 7 aparecer ante él, sabiendo que ha llegado a la zona de embarque que necesita.

Sus ojos se ponen completamente desesperados a buscar, intentando encontrar esos bonitos rizos azabaches o las gafas molestas, tal vez una camiseta extravagante, pero nada.

Cuando la luz de la razón se le enciende en la mente y saca el móvil, para marcar el número de Taehyung; su cabeza se gira en dirección a una de las puertas del tren, donde el pelinegro se encuentra para entrar y vuelve a correr, aunque su corazón sufre un pequeño golpe cuando lo ve claramente mirar el móvil con desprecio y colgar.

Siente que quiere llorar, que Taehyung se marcha y que no le ha dicho nada, realmente se está empezando a plantear que no es merecedor de contarle sus sentimientos. Pero su móvil sonando, piensa otra cosa; con las manos temblorosas el pelimenta no duda en descolgar al ver que es el mismo menor el que le está devolviendo la llamada que le había colgado.

- ¿Necesitas algo, hyung? — pregunta con pesar, dando un paso hacia el embarque.

- No te vayas, Taetae, me prometiste que no lo harías — solloza, acercándose a él, con el móvil en la mano — encima ni siquiera me dejas explicarme, quiero decirte tantas cosas que no sé ni por donde empezar — Taehyung suspira, sintiendo su móvil temblar en su mano — pero primero, gírate a la izquierda.

La cara de confusión que pone Taehyung al hacerlo es completamente opacada por la de sorpresa al ver a Yoongi dejando caer pequeñas lágrimas; el menor se acerca a él, dando por finalizada la llamada, manteniéndose en silencio.

- ¿Puedo decirte de una puta vez que estoy enamorado de ti? — pregunta, retirándose las lágrimas.

- H-Hyung, si esto es una broma, yo...

- Cállate maldito niño, estoy completamente harto — Yoongi da una larga respiración, sintiendo que su corazón se saldrá del pecho — joder sí, la cagué, pensaba que por haber estado tanto tiempo enamorado de Jungkook todo iba a ser genial cuando nos juntásemos, pero adivina que pasó, que apareciste tú con tus rizos, tus molestas gafas y tu tabaco, toqueteándome todo el rato, haciendo pucheros mientras comes y teniendo un cuarto de baño enano donde no entramos los dos — Taehyung se lleva la mano a la boca, para no reírse — encima tienes la desfachatez de coquetear con tu suegra e ir a tomar el café con ella; haces conmigo lo que te da la real gana, no dejas de perseguirme a todos sitios y siempre estás intentando besarme, ¿Y yo qué he hecho? — pregunta en un susurro, agarrando con sus manos la camiseta del pelinegro — enamorarme de todas y cada una de esas cosas, porque era completamente inevitable no hacerlo.

Les informamos que el tren con destino a Daegu saldrá en breves momentos, tomen ya su embarque o tendrán que esperar al siguiente.

De las manos de Yoongi se escapa la tela de la camiseta de Taehyung, que se echa hacia atrás mientras anda en dirección al tren, destrozando por completo el corazón del pelimenta, pero asiente, dando por sentado que su declaración ha recibido una negativa como respuesta, y con la cabeza gacha, el mayor se gira para tirarse a las vías o volver a casa, aun no lo tiene claro.

Su cintura es rodeada por los brazos de Taehyung, apretándole de la forma más fuerte que encuentra, para dejar un casto beso en su nuca, que le hace llorar con un poco más de fuerza.

- Me voy a Daegu, lo siento, hyung — dice en un susurro, soltándole.

La pareja de cotillas, que ha podido visualizar todo en vivo y directo se acercan a Yoongi, que se ha tapado la cara con las manos conforme el tren se ha puesto en marcha.

Fake love ❣ TaeGi KookGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora