Ava se encontraba sentada en silencio en la amplia limusina de regreso al apartamento lujoso de Daniel. Sus ojos pasaban de ver el faldón de su vestido lujoso, a ver el paisaje de la ciudad, a ver de reojo a Daniel, que también permanecía callado, como perdido en sus pensamientos.
El ambiente estaba cargado de tensión y ansiedad después del incidente en la cena de negocios. Ava se sentía llena de remordimiento por su reacción impulsiva hacia Karen y preocupada por las posibles consecuencias que esto podría tener para su relación con Daniel y su reputación en la empresa.
Volteó a ver de reojo un vez más y observó cómo Daniel miraba por la ventana, su rostro mostrando evidentes señales de molestia. Podía notarlo por sus comisuras tensas y su ceño fruncido totalmente. Verlo de esa manera le oprimió el pecho, no la ayudaba a calmar lo que sentía.
Decidida a aclarar las cosas y disculparse, Ava tomó una profunda inspiración y rompió el silencio.
—Acerca de lo que pasó en la cena... Quiero disculparme, Daniel. No debería haberme dejado llevar de esa manera. Fue un acto impulsivo y me siento mal por haber reaccionado de esa manera —expresó Ava con sinceridad, su voz temblaba levemente.
Daniel apartó la mirada de la ventana y la posó en Ava con esa mirada penetrante que lo caracterizaba. Su semblante inicial de molestia cambió a uno compasivo, lo que sorprendió a Ava.
—Lo sé, Ava. Fue un momento tenso y complicado —respondió Daniel, manteniendo la calma, mientras lanzaba un suspiro.
Ava se sintió aliviada al ver la comprensión en los ojos de Daniel, pero aun así, se atribuía la culpa de lo sucedido, no podía evitarlo.
—De verdad, no sé qué me pasó. Karen me sacó de mis casillas, y debería haber sabido cómo controlarme. Fue una pésima reacción de mi parte —se reprendió internamente.
Daniel negó con la cabeza, tomando su pequeña mano con suavidad. La áspera, pero cálida mano de él, comenzó a acariciar los finos dedos de ella.
—No te culpes tanto, Ava. Karen es una maestra en provocar y humillar a los demás. Solo puedo imaginar cómo te sentiste. Además, sé que no fue solo por ella, sino que también ha sido un día estresante para ti con todas las tensiones en el trabajo que es nuevo para ti, es comprensible — respondió con comprensión mientras afirmaba con la cabeza, convenciéndose de lo que había dicho.
Ava asintió también, agradecida por la comprensión de Daniel. Era el hombre más pacífico que había conocido, a pesar de que no llevaba demasiado tiempo conociéndolo, sabía que él prefería aquel ambiente tranquilo.
—Tienes razón, han sido días muy estresantes y todo se acumuló. Pero eso no justifica mi comportamiento —admitió, sintiendo el peso de la responsabilidad.
Daniel le sonrió gentilmente. Las líneas de expresión muy marcadas por la edad, en las terminaciones de su rostro, le confirmaban que era una sonrisa genuina.
—Ava, eres humana. Todos cometemos errores y tenemos reacciones impulsivas en momentos de tensión. Lo importante es que te arrepientes y estás dispuesta a aprender de esta experiencia —expresó, con un tono reconfortante.
Ava se sintió un poco más aliviada por las palabras de Daniel, pero seguía inquieta. Su mente seguía atormentándola con preocupaciones sobre su relación y su propia inseguridad.
«Es cierto que cometí un error, pero ¿qué pasaría si esto afecta la relación y los planes que tenemos? ¿Podré superar mis inseguridades y estar a la altura de lo que él espera de mí?», se preguntaba internamente, sintiéndose vulnerable mientras se mordisqueaba las uñas de manera inconsciente. Luego se dio cuenta que se había arruinado el diseño de uñas acrílicas, se sintió más tonta aún.
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Amor en números rojos
RomanceDaniel Busch, un exitoso hombre de negocios, tiene una importante reunión con su antigua amante y rival de negocios en el restaurante donde trabaja la jovencita Ava López. Daniel le propone un acuerdo conveniente: él la ayudará a pagar las deudas a...