Petición

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La tensión en el pasillo que conducía a la salida era casi palpable. Ava no daba cabida a la reacción de los Busch, en especial la de doña Daniela, que casi se le caía la mandíbula al escuchar aquel nombre que al parecer le sonaba bastante familiar, a diferencia de Natalia y don Manuel, que solo abrieron los ojos con sorpresa.

—¿Karen?... ¡Karen! —dijo don Manuel mirando hacia el techo mientras levantaba su índice—. Creo que me suena ese nombre.

—¡Papá, si tú sabes quién es! Te refieres a Karen... ¿la ex novia de Dani, verdad? —inquirió Natalia, mientras arrullaba a su bebé con un poco de ansiedad— No puedo creer esto ¿Cómo sabes?

Ava respiró profundo

—Sé que suena un poco loco, pero yo la ví y claramente era ella —respondió Ava, con determinación y fijando su vista en los tres Busch, que parecían confundidos.

—Pero Ava, ¿cómo fue que te diste cuenta? —don Manuel alentó a la joven para que hablara.

Ava comenzó a relatar de lo que había sido testigo, de como en la sala había entrado una persona vestida con ropas oscuras como la noche, de lo que decía, como si ella hubiera mandado a alguien, no sabía quien, a hacer ese trabajo para causar ese fatídico accidente en le que casi pierden la vida.

Doña Daniela no cabía en su confusión y comenzó a mirar a todos lados, pero luego las palabras salieron de su boca.

—Jovencita... creo que algo anda mal con tu mente, quizá el accidente te ha hecho ver cosas que no son ciertas —espetó doña Daniela— ¿Estás hablando de la mismísima Karen Hastings?

—Doña Daniela, disculpe, pero yo sé muy bien lo que ví —respondió Ava, mientras la impotencia subía desde su estómago hasta su rostro.

—Pero eso es imposible... No, yo no puedo creerlo, si Karen es tan buena persona... A veces se pasa un poco de la raya para decir las cosas, pero no la considero capaz de hacer semejante cosa —decía doña Daniela mientras negaba con la cabeza y comenzó a caminar.

—Pero, ¿por qué habría de mentirles? Si lo que yo deseo es que la persona que nos perjudicó... que casi mata a Daniel y al conductor, pague por lo que ha hecho —replicó Ava, mientras sentía las mejillas calientes, con un enojo poco convencional.

—Si hubieran pruebas físicas de lo que afirmas podríamos creerlo, querida. De lo contrario todo fue una confusión y ya caerá el verdadero perpetrador, oigan mis palabras —puntualizó doña Daniela, con el rostro altivo, segura de lo que afirmaba.

—Pero, madre, lo que Ava dice no es del todo descabellado —intervino Natalia—. Sí que había una persona con la descripción que ella mencionó ¡Nos asustó a mi pequeño Tim y a mí! Por un momento pensé que era un fantasma y las enfermeras no vieron lo que yo vi y no pudieron ayudarme. Ahora sé que eso fue real, mamá, deberías escuchar a Ava.

—Gracias, Natalia —le dedicó una sonrisa—, todo lo que estoy diciendo es la verdad porque... yo seguí un carro azul, donde iba la sospechosa. Me tomó tiempo pero logré ver su rostro ¡Yo lo ví y fue el de Karen, lo juro! —dijo Ava, sintiendo que le faltaba el aliento.

—Ey... el auto de Karen no es azul, que yo recuerde ¿Qué no era corinto? —comentó Natalia, con el ceño fruncido.

—¿Ven? Sin pruebas no creo que se pueda inculpar a nadie y repito... Karen no es capaz de hacer eso, ¡por Dios! Hasta dónde hemos llegado con la rivalidad entre mujeres —se quejó doña Daniela y al parecer la sacudió un escalofrío.

Ava apretó los labios, mientras se resignaba a que no la tomaran en serio y menos si Daniel no estaba presente, ella se sentía tan impotente y molesta, que se despidió con amabilidad, pero de manera rápida, incluso la habían invitado a almorzar con ellos, pero no deseaba que descubrieran lo mal que se había sentido por eso.

«¿Para qué rayos me molesto, si me toman por mentirosa? Pruebas no tengo... esto se está complicando cada vez más.

Ava regresó a su hogar, cerciorándose de que la familia Busch no descubriera que llegó a pie prácticamente. Tuvo que escabullirse entre la gente y luego aguardar hasta ver que ellos se hubiesen retirado y en el trayecto solo podía sentirse peor.

Cuando la joven por fin llegó a su hogar, se encontró con su madre lista para recibirle con una comida reconfortante. A pesar de los intentos de su familia por reanimarla, ella seguía muy preocupada por la salud tanto de su padre como de Daniel, de hecho, se durmió pensando que Karen y algunos de sus cómplices pudieran estar rondando en el hospital o quién sabe dónde. Al fin despabiló y quedó profundamente dormida.

Al día siguiente, mientras Ava se preparaba con las ropas finas que Daniel le proporcionó hacía un tiempo para ir a visitarlo a él, de la nada recibió una llamada que parecía urgente; se trataba de Natalia y la voz de ella de alguna manera le provocaba paz.

—Ava, que bien que eres de las que contesta rápido —bromeó entre risitas—. Te necesitamos urgentemente en el hospital, ven de inmediato.

Ava colgó y casi sin despedirse de su familia, se apresuró hacia el hospital, llegando muy apurada, sudorosa y con una evidente preocupación.

La primera en recibirla fue doña Daniela, quien percibió el estado ansioso de Ava, pero no quiso mencionar nada al respecto. La joven fue llevada ante Daniel y su corazón saltó al verlo allí, conectado a los aparatos médicos, pero con una cálida sonrisa que la alivió de inmediato.

—Mi amor... te llamé con urgencia para hacerte saber y a toda la familia que expreso mi más ferviente deseo de que asumas la responsabilidad de liderar la empresa en mi ausencia —soltó así sin más ante la perplejidad de doña Daniela y don Manuel.

—¿Qué? —cuestionó Ava, al quedarse sin palabras por esa noticia de tal magnitud.

—Así como lo oyes, Ava. Mi hermano ya me había comentado y en verdad que necesito a alguien allí para auxiliarme con todo, es mucho trabajo —comentó Natalia.

—Bueno... ya que ella será la futura esposa no le veo nada de malo —agregó don Manuel, con aquel semblante calmo.

—Pero, hijo... —comentó doña Daniela con preocupación.

—Madre, la decisión está tomada y quiero ver a Ava mañana a primera hora en mi oficina junto con Natalia, he dicho. Ya firmé la autorización —espetó Daniel, con aquellos ojos azabaches fijados en los de doña Daniela.

Natalia alzó la hoja con el sello y la firma de Daniel para que doña Daniela observara bien que todo iba de manera legal.

En definitiva aquella solicitud dejó a Ava mas que atónita. Sabía que eso solo le agregaría una carga extra de conflictos con los Busch.

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Hola, aquí vengo con un nuevo capítulo y Daniel ya no permitirá que le lleven la contraria, pero ahora Ava tendrá que pasar una prueba de fuego para demostrarle a los Busch todo lo que ha hablado de ella desde que los conoció ¿Qué crees? ¿Saldrá todo bien? Estaré pendiente de tus comentarios. Saludos n.n

Amor en números rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora