Dilemas pasionales

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—Ava... no puedo evitar desearte así, me vuelves loco —murmuró Daniel a su oído, su voz estaba cargada de pasión y anhelo.

Las caricias de Daniel comenzaron a aumentar en intensidad, y Ava sintió su corazón latir con más fuerza cuando esa mano varonil, en necesidad de mucho más, se deslizó por debajo de su ropa para tocar la tibia y tersa piel de su abdomen, que comenzaba a vibrar a causa del contacto de las yemas de sus dedos. Aquella tensión entre ellos era palpable, y aunque se encontraba en conflicto consigo misma, no podía evitar responder a las caricias y al beso profundo que compartieron, ese que la dejó sin aliento.

Daniel iba a pasos agigantados, la tenía atrapada contra su anatomía grande, que no pudo evitar sentir el roce de algo duro y grande que parecía querer salir de los pantalones del susodicho; Ava no pudo ni reaccionar, porque su boca estaba siendo devorada por la de él.

—Mi Ava... quítate la blusa ahora, me muero por conocerte entera esta noche. Me calientas demasiado —dijo Daniel contra los labios de la joven, entre jadeos deseosos y sin dejar de acariciar la longitud de su espalda debajo de la blusa, en la cual notó que no llevaba sostén, porque había rozado uno de ellos con sus dedos y aquello lo había excitado aun más.

Ava, con el cabello revuelto, se separó un poco su rostro para respirar e intentó sonreír ante la pasión de Daniel, que la veía con lascivia inimaginable, pero su corazón seguía lleno de ansiedad. Sin chistar obedeció a su petición, de su boca no pudo salir palabra alguna, ella decidió no forzar sus actitudes, deseaba ser ella misma.

—Oh... qué vista más magnífica tengo —mencionó Daniel, para acercarse con delicadeza hacia sus pechos, que por el frío de la noche habían reaccionado irguiendo sus pezones.

Daniel miró a los ojos a Ava y al notar que ella mantenía su sonrisa en el rostro, él prosiguió y atrapó con sus labios uno de sus duros pezones. Ava jadeó ante aquel acto y apretó los ojos cuando sintió la otra mano de él acariciando su otro pecho desnudo.

Mentiría si dijera que sentía atracción por él, a pesar de lo varonil y buen mozo que era, pero también sabía que su cuerpo no era de piedra y reaccionaba a los estímulos que él le estaba propinando con mucha dedicación y además... había algo más en juego en su relación: su familia, la necesidad, eso era lo que en primer lugar la tenía allí con él. Y a pesar de que esas eran las razones para tener una relación con él, ella muy en el fondo quería estar segura de sus propios sentimientos antes de dar un paso tan importante para ella.

En efecto, ella no era virgen, la única vez que le entregó su cuerpo a un joven, este cambió rotundamente con ella a partir de ese día —en el que tuvo que hacer todo lo posible para no ser descubierta por sus padres a pesar de que ya tenía los dieciocho años cumplidos, había sido una odisea total llena de mentiras—, no sabía cómo o qué había pasado, pero el chico de la misma edad de ella, se volvió sumamente posesivo y hasta había intentado alejara de sus amistades e incluso le levantó la mano en una ocasión; por eso, Ava temía volver a pasar por algo así si no tenía las debidas precauciones.

—Quiero hacerte mía ahora —musitó Daniel y le estampó otro beso. Sus manos se habían adueñado de sus pechos y cuando una de ellas descendió hacia el elástico de su pijama, Ava se removió con incomodidad.

—Daniel, Daniel... lo siento, pero de verdad me siento un poco enferma esta noche y el frío me está calando los huesos —mintió, tratando de encontrar una excusa para evitar la intimidad en ese momento.

Daniel, aun jadeante por la alta excitación que hervía por sus venas, la miró con expresión de preocupación y una pizca de decepción. Miró a todos lados y se separó para darle lugar a una conversación. Ava se sentó, acomodándose más mientras cubría sus pechos con sus manos.

—¿En serio, Ava? Estaba deseando estar contigo esta noche... Era la oportunidad perfecta, ya que aun no vives conmigo y mañana volverás a tu casa —respondió, su voz reflejando su incomodidad.

Ava se sintió culpable por haberlo decepcionado, pero sabía que necesitaba tiempo para resolver sus propias emociones.

—Lo siento, de verdad. Es solo que he tenido una pesadilla y estoy un poco inquieta y lo de la discusión que escuché me tiene bastante intranquila —admitió, sintiéndose vulnerable ante la verdad.

Daniel asintió, su mirada suavizándose mientras acariciaba su mejilla.

—Entiendo. No quiero presionarte, Ava. Si no te sientes dispuesta, está bien, preciosa —aseguró, tratando de comprender sus sentimientos.

Le dio un beso suave en los labios y luego la miró con una sonrisa.

—Hablemos de cosas importantes en la mañana. Por ahora, descansa y mejórate, mañana estarás más que mejor —deseó, con su tono cálido y reconfortante. No cabía duda que, hablaba con mucha madurez, pero claro, sus cuarenta años no eran en vano.

Con un último beso en la frente, Daniel salió de la habitación, dejando a Ava sola con sus pensamientos agitados. Su cuerpo aún vibraba por las caricias lujuriosas de Daniel y su entrepierna estaba húmeda, debía aceptarlo, pero no era suficiente para ella, deseaba sentirse plenamente segura, esperaba poder cumplir pronto con esa situación o si no todo se vendría a pique antes de casarse ¿Se sentiría capaz cuando surgiera otra oportunidad? No estaba segura, solo se levantó a orinar y con la misma regresó a la cama con pesadez.

Se sentía atrapada entre sus propias inseguridades y los deseos y expectativas de Daniel. Cerró los ojos y se hundió en las sábanas, tratando de encontrar la calma para poder dormir. Mañana sería otro día y al fin podría encontrar respuesta a la discusión que Daniel no quiso decirle, sea como sea tenía que averiguarlo. Deseaba comprobar antes de la boda, que él no sería un total déspota disfrazado de caballero galante.

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Continuará...

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¡Hola! Aquí vuelvo con otro capítulo más y Ava cada vez se enreda más entre sus emociones. Por el momento Daniel se ha mostrado comprensivo ¿Seguirá siendo el mismo a medida que avance la relación? ¡Descúbrelo en los próximos capítulos! Te invito a pasarte por mis otras obras que encuentras en mi perfil y a seguirme para que te notifique todas las novedades ¡Hasta pronto!

Amor en números rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora