¿Rumores o verdades?

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Ava estaba con la boca abierta, acuclillada frente a su amiga y su corazón palpitaba tan rápido que creía que se saldría de su pecho del estado de shock en el que se encontraba. Emily la zarandeaba un poco para que volviera en sí, pero la joven seguía con la mirada perdida.

—Pero, Ava... ¿Quién es? ¡Dímelo, que no soy adivina! —insistió Emily, con la frente perlada de sudor, sin atreverse a enderezarse.

—Ka... —dijo en un hilo de voz, que Emily a penas alcanzó a distinguir.

—Ava, te exijo que hables más claro, mujer, me estás colmando la paciencia —rezongó Emily con el ceño fruncido—. Supongo que viste lo que querías, ya tienes la respuesta, ahora díme para que podamos avanzar.

Aun el taxi estaba demasiado cerca del auto azul como para que Emily quisiera volverse a sentar. Sus manos se aferraban a las gélidas de Ava y podía jurar que ella temblaba de manera sutil.

—Señor, disculpe, ¿el auto azul ya lo dejamos atrás? —se atrevió a preguntar Emily, porque ya no podía más, sus piernas comenzaban a hormiguear.

El hombre barbudo frunció el ceño y miró a todos lados.

—Señorita, hay al menos tres autos azules —bufó con frustración—. No quiero meterme en lo que no me importa, pero ustedes actúan extraño y ni siquiera se si de verdad me van a pagar, ya llevamos veinte minutos en esta autopista.

Emily al fin se atrevió a enderezarse, sin soltar la mano de Ava, quien seguía en cuclillas.

—Sí, lamentamos la molestia, nosotras somos personas de palabra y claro que le pagaremos —Emily bajó la mirada hacia su amiga Ava que estaba blanca como un papel—. Ava... Te llevaré de regreso al hospital, ¿sí?

Ava tiró de la mano de Emily, en señal de desaprobación.

—De ninguna manera me regreses a ese lugar —se quejó Ava—. Vamos a mi casa, deseo ir a casa, por favor.

La chica frunció el ceño, indecisa porque sabía que ambas habían actuado mal al salir del hospital sin permiso médico. Se mordió el labio, pero a pesar de lo shockeada que la veía, algo le dijo que en realidad no estaba grave, así que asintió.

—Si eso es lo que quieres, eso haremos —dijo Emily y se dirigió al ofuscado taxista para darle la dirección de la casa de Ava—. Listo, ya vamos para allá, ahora ven, siéntate, no pasa nada, ya salimos de la carretera.

Los colores parecían volver al rostro de Ava, quien suspiró y con dificultad se levantó para sentarse en el asiento y suspiró con alivio al sentir que aquella mujer estaba ya lejos de ella, al menos por el momento.

—¿Y bien? —prosiguió Emily, mientras se cruzaba de brazos— ¿Será que la señorita Ava ya puede decirme de qué trata todo este alboroto? No entiendo nada y la verdad es que solo me dieron una hora para ir a visitarte a ti y al jefe.

Ava volteó a ver a su amiga con indicios de lágrimas en sus ojos. Haber involucrado a Emily en esto significaba confesarle algunas cosas, si no era que todo para que ella entendiera el por qué de las cosas. Realmente no se sentía en condiciones para contar todo, en especial porque toda la información giraba en torno a su relación falsa con Daniel.

—Pues... —Ava se mordió el labio inferior—. Solo puedo decirte que ahora sé que la ex novia de Daniel conspiró contra nuestras vidas.

—Ex novia... ¿Su última ex novia? —inquirió Emily, con los ojos abiertos de sorpresa.

Ava frunció el ceño, sintiendo una punzada extraña en su estómago.

—Qué... ¿Acaso ha tenido muchas? —cuestionó Ava, entre dientes, sin querer evidenciar el malestar que esa idea le provocaba sin razón para ella.

Emily elevó sus cejas, notando el tono de aquella pregunta. Carraspeó y se dedicó a responder.

—Pues... sí, digo... Yo que sé, es que realmente desde hace seis meses, se ha sabido de dos ex novias —dijo Emily—. La primera era como de tu edad, pero duró muy poco con ella.

—¿Tú sabes el por qué? —prosiguió preguntando Ava.

—La verdad es que no. El señor Daniel siempre ha sido muy reservado con esos temas, mejor dicho... La familia Busch es un misterio completo. Luego de que el señor Manuel Busch junto a su señora se jubilaran, hace cinco años, su hijo mayor tenía el mando de la empresa, pero este falleció en un accidente de tránsito. Fue bastante lamentable y devastador para la familia, era muy bueno para tener a flote la empresa.

Ava se sorprendió ante aquella revelación, porque estaba claro que Daniel nunca le había contado estas cosas tan personales, cosas importantes que todo el mundo sabía. Guardó silencio, y asintió para que Emily prosiguiera.

—Luego de eso... La empresa siguió estable y el señor Daniel tomó la presidencia, todos asumimos que la mujer con la que tenía una relación no soportó ese cambio, no sé, pero al poco tiempo terminaron y doña Daniela estaba cada vez más involucrada en la empresa, hasta que de un día para otro él ya tenía a otra pareja... doña Karen, que es muy buena con temas empresariales, pero solo duraron un año juntos.

Ava jugaba con sus dedos mientras escuchaba el relato de Emily.

—¿Y sabes por qué razón terminaron? —se atrevió a preguntar Ava.

Emily se encogió de hombros e hizo un puchero.

—Nadie sabe, pero se rumora que su relación fue impuesta por la familia. Eso sí, te puedo decir que al señor Daniel no se le veía tan radiante como cuando apareciste tú —soltó Emily, con una sonrisa ladeada.

Ava tembló por dentro y sintió un calor en sus mejillas de solo escuchar esas palabras. No sabía por qué aquello la hizo sentir bien, es decir, todo era falso, no había posibilidad de que él estuviera sintiendo algo más por ella, quizá solo... era un muy buen actor. Miró su anillo de compromiso y ladeó su boca, porque la mezcla de algo bonito con la desilusión de la realidad se agolpó en su mente y en su pecho.

—Ava... ¿Acaso dije algo malo? Perdona si me pasé de la raya, es solo que... siento que puedo confiar en ti y que pues... quizá tú ya conoces mejor la historia. A lo mejor ni siquiera se parece a todos los rumores que corren por los pasillos de la empresa —dijo Emily, azareada y agachando la mirada.

—No, por favor, no te disculpes, yo aprecio que me cuentes todo esto —respondió Ava, con una ligera sonrisa.

Antes de que pudieran seguir la conversación, el taxista frenó, anunciando que habían llegado al destino indicado. Emily pagó el viaje y Ava le prometió que le pasaría el dinero en cuanto lograra recuperar sus documentos y demás cosas, porque en ese momento ni zapatos tenía. Ella comprendió bien y se despidieron con un abrazo, para separarse, ya que su amiga necesitaba regresar a trabajar y Ava necesitaba resolver todos los conflictos.

Lo caliente del pavimento hizo sentir a Ava que sus pies se incendiaban y se acercó a la puerta, esperando que su madre le abriera o alguien de la familia.

«Dios... ¿Qué hago ahora que ya sé que Karen Hastings está detrás del accidente? ¿Deberé decirle a Daniel en cuanto se recupere? Porque, va a despertar pronto... ¿verdad?», ese y otros pensamientos caóticos acerca de lo que acababa de escuchar de Emily la invadieron y tupieron su mente, mientras tocaba la puerta para darse cuenta de que no había nadie en casa.

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Hola, vengo con un nuevo capítulo y la pregunta es si la información que Emily tiene son rumores o son verdades, si Ava podrá alertar a Daniel de lo que vio y escuchó en el hospital a tiempo o si la vida de ambos correrá peligro nuevamente. Estaré gustosa de leer tus opiniones en los comentarios. Saludos n.n

Amor en números rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora