Tn Potter: la serpiente perdida

Capítulo 23

NARRA TN:

-¿Qué hacemos aquí? -pregunté sentándome en el sillón de su despacho.

-Necesitamos hablar contigo -dijo Mattheo. Draco estaba a su lado. No habíamos estado en la misma habitación desde la sala de los Menesteres y se sentía raro.

-Adelante -dije.

Mi hermano suspiró.

-Se trata de algo bastante delicado que tengo que confesarte.

Hice un gesto con la mano para que continuase.

-¿Cómo te lo explico? Am... Antes había una animaga cuyo animal eran las serpientes. En general. Me refiero a que podía transformarse en cualquier tipo de serpiente...

-Para, para, para -dije alzando las manos -. ¿Por qué me estás contando esto?

-Yo no dije nada -aseguró Draco levantando las manos en señal de paz -. Mattheo me comentó algunas cosas, y pensé que debería saberlas.

Miré a Draco por unos largos y tensos segundos. Era la primera vez que me dirigía la palabra en casi un mes.

-Tn -me llamó Theo -. Esto es importante. La persona que te digo, cuando se transformaba, tenía exactamente las mismas manchas rojas que describieron en la cena de Navidad. La que atacó a Cedric.

-¿Y por qué crees que debería saber esto? -pregunté alzando una ceja, sin dejar de mirar a Draco. Si él no había dicho nada de mis transformaciones, ¿entonces porqué Mattheo me estaba contando esto? Aunque por otro lado estaba inquieta. ¿A quién se refería mi hermano? ¿Quién se transformaba igual que yo? Mi subconsciente dijo que esto era una habilidad prestada. Si conocía a esa persona, tal vez...

-Descubrí que Harry había visto a Draco con la serpiente en su cuarto, pero cuando le pregunté a él, me dijo que tenía que hablarlo contigo.

Suspiré. Al menos el castigo había servido para algo más que para destrozarnos por dentro a los dos.

-¿Quién...? -No me atrevía a preguntarlo -. ¿Quién era la persona que se transformaba?

Mattheo dudó. Miró a Draco, y este asintió. Yo alcé una ceja acusatoriamente.

-No te alteres, pero es Delphini.

Me quedé en blanco. Mis neuronas trabajando. Conecté puntos y las cosas empezaron a tener algo más de sentido. Delphini era una animaga. De alguna manera ella había entrado en mi mente, había hablado con la idiota esa a la que llamo subconsciente, y me había dado sus habilidades. Vaya, ¿a esto se refería cuando me dijo que siempre estaría conmigo justo antes de que la matase?

Esta situación me superaba.

-Tiene sentido -dije después de un largo tiempo.

-Te lo estás tomando mejor de lo que esperaba después de tantos años...

-Es que ya he escuchado su nombre varias veces en las últimas semanas -confesé. Había algo que no le había dicho a nadie, pero cada vez que moldeaba mi cuerpo a la forma serpentina, ya podían ser los dientes o cualquier parte, mi subconsciente me susurraba su nombre. Lo hacía para torturarme, pensé. ¿Acaso no le bastaba con haberme bloqueado la magia y haberme limitado a una tan básica con varita? Encima, últimamente me había transformado mucho en la Sala que Viene y Va porque, ya que no podía defenderme con mi magia, que al menos controlase algo con lo que sí pudiera.

-¿Has... Has hablado con ella? ¿Está viva? -preguntó Mattheo, acercándose a mí con asombro.

-¿Viva? No lo creo. La maté, ¿recuerdas? -susurré metida en mis pensamientos -. Sólo es que la cabronaza de mi subconsciente me repite su nombre una y otra vez y la invoca en mi mente cada vez que me transformo.