Capítulo 42

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NARRA MATTHEO:

Fuimos trasportados a la entrada del Ministerio de Magia. Se creó un revuelo cuando llegamos. Solté a Harry quien empezó a llorar en el suelo. Los otros cinco que habían venido con nosotros se alteraron y empezaron a gritar que vinieran los Aurores, que Quien-no-debe-ser-nombrado estaba en Hogwarts.

Yo no podía dejar a mi hermana y mi primo ahí. Harry estaba a salvo, y aunque me dolía en el alma dejarlo solo en ese estado, me necesitaban en el castillo. Así que me escabullí entre el bullicio llevándome conmigo el Traslador. Ya no funcionaba, y me llevó muchos intentos y casi diez minutos, pero logré gracias a la varita que le había robado a Harry que me trasportara de regreso al castillo.

No fue fácil escapar de los Mortífagos. Llegué a pensar que había uno en cada esquina. Por suerte Delphini me había enseñado todas las técnicas de camuflaje que le enseñaban a ella y aunque tardé bastante, logré llegar al lugar del que me habían tirado, en donde habían acorralado al director.

-¿Draco? -susurré cuando lo vi parado debajo del suelo de lo alto de la Torre de Astronomía. Me acerqué a su lado y me di cuenta de que estaba Petrificado. Maldije en voz alta. ¿No podían tocarme cosas menos mágicas? No sé, desatarlo, recolocarle un hueso, torturar o matar a alguien... cosas más muggles. 

Me empecé a cansar mágicamente después de muchos intentos. Pero Draco finalmente pudo moverse. 

-Va a lograr que la maten -jadeó mi primo furioso.

-¿Tn? -pregunté -. ¿Dónde está?

Draco me señaló arriba. De entre los tablones distinguí la silueta de mi hermana. La de un puñado de Mortífagos. La de Blaise y mi padre. Y la del director.

-Te lo demostraré -escuché a Tn decir. No pude procesar lo que sucedía cuando gritó -. ¡Abada Kedavra!

El destello verde salió a la vez que se escuchaba una explosión en la entrada de la Torre. Draco se asomó a ver por el hueco entre las escaleras mientras Voldemort gritaba y el cuerpo de Dumbledore caía al vacío.

-¡Vienen los Aurores! -exclamó en susurros Draco. Pero no me paré a pensar en eso. Voldemort había empujado a Blaise para que los Mortífagos lo cogieran y se puso a decirla a su madre entre lágrimas que todo saldría bien. Entonces mi padre levantó su varita y un destello premonicioso salió de la punta antes de conjurar hacia Tn.

Corrí, esquivando a Draco cuando este vio mis intenciones e intentó pararme sin haber visto lo que yo. Tn se giró hacia mi padre y no se sorprendió al ver que lo apuntaba.

-Voy a terminar con esto ahora mismo, hija -aseguró él y un destello amarillo brilló en los ojos de mi hermana.

Entonces cometió la estupidez de marcar su sentencia. Invocó la Varita de Saúco, la cual había caído al suelo, y cuando estuvo en sus manos la partió en dos. Luego en cuatro. Mi padre se enfureció.

-¡No! -grité saltando para cubrir a Tn con mi cuerpo. 

-¡Abada Kedavra! 

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NARRA TN:

Grité cuando fue Mattheo el que interceptó el Maleficio Asesino por mi. Fuimos empujados y caí al suelo. Theo voló más allá y cayó desde lo alto de la Torre.

-¡MATTHEO! -chillé con las lágrimas inundando mi rostro. Mi vista se volvió borrosa mientras que el cuerpo cada vez se veía más pequeño. Pasos apresurados y gritos subían las escaleras. Sentí un escozor en todo el cuerpo. Era la misma sensación de cuando me transformaba, pero en vez de cambiar mi cuerpo, la sensación se escurrió y escapó de mis manos. Al igual que cuando me atacaron las acromántulas, un aura de basilisco salió de mí y persiguió el cuerpo de mi hermano torre abajo.

Tn Potter: la serpiente perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora