NARRA TN:
«¿Cuánto lleva?» gimoteó Draco estando los dos en el dormitorio. No salíamos de ahí, pero Kreacher se encargaba de darnos las tres comidas diarias. Habían pasado días apenas desde lo sucedido con el veritaserum. Nadie nos había dicho nada sobre la misión, aunque seguían necesitándome, y aún no nos habían intentado echar así que no teníamos razones para no quedarnos aquí.
Claramente no tenían ni idea de qué hacer para sacar a Mattheo de ahí. Si al menos Draco tuviera un Espectro Patronum... Entonces no necesitaríamos a ninguno de los pringaos de abajo y lo sacaríamos de Azkaban nosotros solos.
No deberá ir ni por la mitad -le aseguré a Draco. Yo estaba en el suelo, con muchos libros frente a mí sobre animagología esparcidos por la superficie.
Necesitaba averiguar cómo fue que Mattheo podía seguir vivo después de recibir la Maldición Asesina y después de haber caído desde la Torre de Astronomía.
Pasaron unas cuantas horas en las que se hizo medio día. Kreacher nos trajo el almuerzo en dos bandejas. La mía la dejé a mis espaldas, y con un bocadillo en mano continuaba mi investigación.
Yo notaba que Draco no estaba muy de acuerdo con que no me despegara de mi sitio ni para comer, pero no comentó nada directamente.
Cuando llegó la noche, Draco me dijo que subiera a la cama para dormir un rato, pero igual que había hecho las noches anteriores, le dije que no y continúe haciendo apuntes de lo que me iba encontrando interesante e ignoré los reproches que me mandaba Draco mientras le pedía a Kreacher más café cargado de cafeína.
Al pasar la semana, yo estaba desesperada por no estar encontrando nada. La falta de descanso no me ayudaba, pero no iba a dormir hasta encontrar la respuesta. Sentía que faltaba algo. Algo que no encajaba en todo esto...
Draco despertó esa mañana escuchando mis murmullos y suspiros de frustración. Yo había Aparecido en el centro del dormitorio y decenas de libros abiertos y de hojas con apuntes posaban a mi alrededor. Conmigo traía cinco libros más que había sacado de la biblioteca de la casa Black.
«¿Qué horas son?» preguntó Draco medio adormilado. No nos quitábamos los anillos mientras el otro dormía porque sólo nos afectaba si estábamos durmiendo los dos a la vez. Aunque tampoco nos habíamos atrevido a dormir los dos a la vez con anillos desde lo que pasó a finales del año pasado.
Seis y veinte -respondí dejando el montón de libros en el primer hueco que topé y cogiendo el primero para abrirlo.
Draco gruñó y se levantó. Estaba tan centrada leyendo, que no noté cuando él se sentó a mi lado y cogió el segundo libro del montón.
«¿Qué buscamos exactamente?» preguntó. Eso me sacó de mis pensamientos y lo miré. Él me sonrió; quería ayudarme, tal vez así reduciríamos el trabajo a la mitad y antes podría irme a la cama.
Le sonreí y le planté un beso en los labios, uno dulce de unos pocos segundos, antes de regresar a mi lectura. Le aconsejé que primero leyera mis apuntes para saber hasta dónde iba mi investigación y que después continuara él.
Le dejé ver en mi mente el revoltijo de ideas que tenía. A él no le quedó tan claro mi mapa mental, así que tuvo que hacer uno físico. No me quejé, pues de hecho tener que mirarlo daba menos trabajo que tener que recordarlo.
Así gastamos otro día entero.
Draco dio el día de investigación por terminado, marcando la página de uno de los libros que estaba releyendo (yo ya lo había leído pero él lo estaba volviendo a hacer por si se me había saltado algo) y cerrándolo para estirarse y levantarse.
«¿Por qué no nos damos una ducha y luego sigues con tu trabajo?» ofreció.
Siento que ya estoy cerca -dije sin despegar la mirada de mis apuntes.
Había encontrado el hechizo que potenciaba tu lado animago, ese que se decía que había sido el origen de los licántropos, pero no me ayudaba mucho. Aún así, lo añadí en mis apuntes, cada parte del ritual. Algunos incluso se me hacían lógicos, en el sentido de que recordaba a Delphini haciendo algunas cosas raras que podrían implicar ser parte del ritual.
Luego estaba el libro sobre los Horrocruxes. Y es que no encontraba otra manera para que Delphini pudiera seguir viva después de la Maldición Asesina que le di. Pero lo que había leído no cuadraba con la situación real.
Además estaba el hecho de que, si Mattheo en verdad tenía a Delphini dentro de él, ¿por qué no habían escapado ya? Podían transformarse en serpiente y escapar de Azkaban con facilidad.
Pero no. Ahí seguían. Lo cual me hacía dudar de si Delphini en verdad estaba en su cuerpo. Pero luego recordaba cuando ella salió de mí en la torre y fue directa hacia Mattheo, y cómo él sobrevivió, así que era imposible que Delphini estuviera en otro lugar que no fuera su cuerpo.
Todo era extremadamente confuso. Yo ya no sabía ni qué pensar.
«La ducha te refrescará. A veces es necesario dejar un tema de lado para regresar a él con la mente tranquila y una nueva perspectiva» ofreció el chico aún de pie a mi lado.
Dudé. Me mordí el labio, pensativa. La verdad era que sí me dolía un poco la cabeza y tanta cafeína estaba empezando a no hacerme efecto.
Acepté a regañadientes. Sí que lo necesitaba. Draco sonrió y se sacó la blusa que traía, parte de la ropa que yo había invocado desde la casa de Bag (ropa que habíamos comprado con los ahorros que yo tenía guardados cuando nos escapamos de Hogwarts) mientras se dirigía al baño. Me hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera a la vez que se sacaba los pantalones.
Sin querer me lo comí con la mirada.
Antes de pensármelo dos veces, ya estaba de pie, me había quitado el camisón que portaba y me estaba deshaciendo de mis bragas mientras me introducía en el baño.
(***)
Esto es un poco como de relleno. No hay mucho tema aquí en verdad.
Besos en la nariz,
Dani<3
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Tn Potter: la serpiente perdida
Hayran Kurgu[2° PARTE DE "Tn Potter: la hermana perdida"] Recomiendo no leer sin antes haber leído la primera parte, la cual se encuentra en mi perfil con el nombre que está puesto aquí arriba. __ __ __ Tn Potter logró infiltrarse exitosamente en el trío de oro...