38: Ahora puedo elegir

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HAZEL

De entre las telas de su toga extrajo un frasco del que bebió enérgicamente, pero casi de inmediato su gesto se contrajo al contacto de la herida de su labio con el alcohol. Cerró los ojos unos momentos antes de volver a poner el corcho en el frasco y esconderlo de nuevo.

—Las señoras deben regresar antes del eclipse. —repetí lo dicho en español para Janice y uní mi mirada a la suya por unos instantes.

—¿Lo ves? ¿Te das cuenta? —le dije, enfrentándola directamente— En esto iba a acabar todo. Con nosotras regresando a ese maldito lugar que nunca debimos recordar.

—Pero, Hazel...

—No, Janice ¡No! Ya sé lo que me vas a decir. Me vas a decir que me calme y no quiero calmarme. No me voy a seguir calmando. No quiero seguir aceptando que mi realidad se destruye para darle lugar a esta... esta maldición que ustedes nos trajeron —blandí un dedo acusador hacia Isak que me veía atónito, los ojos grandes de sorpresa— ¿Porqué estás tú aquí y no Harshal?

—Espera, por Dios —Janice se llevó las manos a la cabeza y luego se dirigió hacia el soldado— pongamos las cosas en perspectiva. ¿Por qué en primer lugar debemos regresar antes de lo esperado?

—Nos miente, no lo conocemos, deberíamos escapar de él.

—Luego te sulfuras todo lo que quieras, niña estúpida, quiero escuchar lo que Isak tiene decir.

Hubo un instante de tensión entre ambas, mirándonos como si de nuevo quisiéramos matarnos, como antes, mientras Isak seguía con atención nuestra conversación sin entender ni una palabra. Tomó otro trago de su botella antes de seguir, parecía estarse dando fuerza para lo que debía decirnos.

—Jocsan tiene a Harshal, ahora él es su esclavo de nuevo y le ha robado la alquimia. 

Escuché a Janice hacer un sonido como de ahogo a mi lado al traducírselo, yo por el contrario no pude emitir el menor jadeo ante esto.

—¿Cómo? —balbuceó la chica a mi lado— ¿Cómo le ha robado la alquimia?

Con consternación traduje la pregunta al idioma de Misraim y esperé aterrada la respuesta. El soldado resopló y negó un par de veces.

—Eso no lo sé, mis señoras —nos miraba a ambas como en un principio hizo Harshal, con curiosidad y expectación, era de seguro que no parecíamos las salvadoras que él esperaba y su frustración ante eso era evidente— me han enviado en busca de ustedes para que se cumpla la profecía. Nosotros teníamos a Harshal por la reencarnación de nuestra gran señora Anania, estábamos de acuerdo en respaldarlo, su alquimia era infinitamente poderosa ¡Por los dioses! ¡Yo mismo vi como despertaba el océano de piedra...! Pero sucedió esto... Ahora es obvio que solo ustedes son la única esperanza.

Se inclinó hacia nosotras, hasta estar al filo de su asiento y habló en tono confidencial— Todo El Abismo se está preparando, Jocsan piensa venir y capturarlas antes del tiempo de la profecía, robarles su alquimia y dominar las tres partes de Misraim al completo. Su poder ya es muy grande, solo le hace falta eliminar a mis señoras. Pero eso no lo permitiremos, todos los habitantes de El Abismo estamos al tanto de lo que ocurre, y por eso estoy aquí. Harshal no será asesinado hasta la noche en que ustedes regresen, hay tiempo, si los tomamos por sorpresa ahora...

—No —le corté de cuajo poniéndome en pie.

—Hazel, por lo menos escucha lo que el chico tiene que decir para que me lo traduzcas, no simplemente lo descartes por ambas —se exasperó Janice tomándome de la manga— es por Harshal, es por y para él.

Un Abismo Entre Catarsis y OniriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora