-No. No -dijo Sarah al verla y se dio media vuelta, caminando hacia la cocina al final del piso.
-Ni siquiera he dicho algo, aún -protestó Ella, siguiéndola.
-No tienes que hacerlo. ¿Crees que no sé qué significa esa cara de perro pateado que traes? Es mi última semana aquí, Ella. No lo arruines. -Otra de sus formas de decir que no metiera la pata y fuera despedida porque eso le complicaría mucho la vida y su ascenso.
-Con más razón deberías escucharme.
-¿Metiste la pata con su hija?
-No, claro que no. Creo.
-¿¡Crees!? -Sarah se olvidó del yogurt que había estado buscando y cerró la puerta del refrigerador-. ¿Cómo que crees?
-Ya sabes cómo es Constance...
-Ni me digas -susurró entre dientes, mirando por encima del hombro para asegurarse de que su jefa aún estuviera revisando la revista en la oficina.
-Cuéntame entonces por qué esa cara -pidió con una expresión de resignación. Estaba claro que mejores cosas tenía para hacer.
Ella la imitó al mirar por encima del hombro para asegurarse de que nadie estuviera cerca y que Constance estuviera trabajando en su oficina.
-No sé por qué quería que fuera. No me dio ninguna instrucción, ninguna orden. No fue hasta que llegamos aquí que me dijo que buscara su café, y cuando volví me empezó a decir lo que quería, ya sabes, como cualquier otro día.
-Constance siempre tiene una razón. Pensé que habías aprendido eso.
-Claro, me lo acribillaste en el cerebro, cómo olvidarlo -dijo entre dientes con un toque de sarcasmo y sonrió levemente ante la mirada de la mujer-. Sabes a qué me refiero...
Sarah le agrada mucho, mucho más que en el principio. La primera impresión que tuvo fue un poco impactante, pero entre más se conocían, más apreciaba su ética de trabajo y el humor bastante sarcástico y oscuro. Ayudó que muchos días pasaba más tiempo con ella que con la propia Constance. Estaba segura de que Sarah había sobrevivido aquellos dos años como la asistente de Constance solo porque era igual de perfeccionista y adicta al trabajo.
-Bueno... sigues aquí, así que yo diría que fue bastante bien.
-Sarah... -Se quejó.
-¿En serio tan preocupada estás? Constance no tolerará esto. -Hizo un gesto con la mano, señalándola de pies a cabeza-. No te pongas sentimental. -Soltó un suspiró y se apoyó en la puerta del refrigerador, con una expresión pensativa-. Quiero que me digas todo lo que te dijo desde que llegaste hasta que salieron de la consulta. No te pierdas una sola palabra.
Ella comenzó a decirle todo lo que recordaba, incluso cuando estuvo a solas con Maura mientras esperaban a que Constance terminara de hablar con Aldo. Mientras tanto, Sarah volvió a buscar su yogurt y para cuando Ella terminó, ya se lo había comido.
-De que es una prueba lo es. Maura es especial y muchos aquí ni siquiera la conocen. Constance es muy privada con ella. ¿Sabes que la conocí por primera vez después de casi un año? Y tú apenas vas a cumplir un mes aquí y ya estás haciéndote amiguita con su hija. No sabes en lo que te estás metiendo, Ella.
-No me digas eso...
-Ujum... y esa mirada que describiste, sip, algo se trae entre manos. Tal vez esté deduciendo si vales la pena de verdad. Y no, no te estoy dando un cumplido -dijo rápidamente y Ella no hizo más que sonreír.
-Como digas, sensei.
Ella sabía que Sarah estaba complacida con el trabajo que había hecho hasta ahora y estaba tranquila -relativamente- porque pensaba que era lo suficiente competente para sobrevivir a Constance. No que Sarah le hubiera dicho esas cosas directamente, pero sí hizo varios comentarios 'positivos' a Rafael, el cual no pudo mantener la boca cerrada y se los comunicó a ella.
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Extrañas por Naturaleza
FanfictionPrecuela de Tú mi Naturaleza y Yo tu Humanidad (Tú y Yo): La historia de cómo Constance y Ella se conocieron. Extrañas por Naturaleza sigue la vida de Ella Quinn (un personaje original) y Constance Isles. La historia está dividida en tres actos. El...