Capítulo 37

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Constance descendió lentamente por las escaleras y se detuvo en el último peldaño, observando a su hija recostada en el sofá con la cabeza sobre el regazo de Ella, mientras esta acariciaba lentamente los rizos de la niña, contándole sobre las hazañas de los mellizos.

—Claro que podrás conocerlo. Estoy segura de que Noah te contará todo sobre su hermanito en el primer chance que tenga —aseguró en voz baja.

La televisión estaba encendida de fondo con una película que habían escogido mientras comían el pastel, y que permaneció de fondo durante el breve tiempo que Constance se retiró para bañarse. Ella solo había sonreído cuando Constance le dijo que se bañaría rápido y volvería. Por la sonrisa que Ella le ofreció, Constance se relajó, segura de que Ella comprendía que solo necesitaba un momento a solas.

Es real, pensó y tragó en seco, acercándose.

—¡Ma! ¿Sabías que Noah tiene un hermanito? —Exclamó al incorporarse para que su madre se pudiera sentar con ellas.

—Sí, cariño.

—¿Yo también puedo tener uno?

—No.

Ella se había apoyado con un brazo en el espaldar del sofá y la miraba con una sonrisa como si le estuviera diciendo "Ves, esto ha sido mi vida desde entonces".

—¿Por qué?

Constance apartó la mirada de su hija para mirar a la mujer que solo parecía ensanchar su sonrisa aún más.

—Porque... no es así de fácil.

—¿Por qué no? Sé cómo se hacen los bebés, está en el libro que me dio la abuela. Solo necesitas un hombre y hay muchos.

Constance se hizo una nota mental de chequear los libros que su hija ha estado leyendo. Ella no pudo contener la carcajada un segundo más.

—Maura tiene razón, hay demasiados —susurró y cerró la boca ante la mirada fulminante de la morena.

—Es mucho más complicado que eso, hija. Y yo... —miró otra vez los ojos de la otra mujer, y esta vez Ella tragó en seco al ver tanta emoción reflejada en su mirada— ...tengo todo lo que necesito contigo y los mellizos.

Las dos observaron en silencio la expresión pensativa de la niña.

—¿Izzy y Noah son como mis hermanos? ¿Aunque sean hijos de Ella?

—No es necesario tener un vínculo de sangre —explicó Constance, consciente de que Izzy se ha referido a Maura varias veces como su hermana.

—Hmmm... igual quiero conocer al hermanito de Izzy y Noah.

—Hecho —prometió Ella.

—¡Te mostraré a Bass! —Se puso de pie rápidamente.

—¡No corras por las escaleras, Maura! —Le recordó, aunque para cuando terminó la oración, ya Maura había llegado a su habitación—. Me sorprende que le haya tomado tanto tiempo para acordarse de Bass.

—¿Estuvo bien tu baño? —preguntó Ella, y las dos fueron conscientes de lo que realmente estaba preguntando.

—Sí, justo lo que necesitaba —pausó cuando Ella hizo a un lado unas hebras húmedas, apartándolas de su frente—. Gracias —susurró y se giró hacia la escalera al escuchar la voz emocionada de su hija.

Ella no podía dejar de sonreír. Constance estaba nerviosa, aunque mucho menos que cuando estaban sentadas en la feria; ahora, por lo menos, no estaba temblando. La ausencia del maquillaje de Constance permitió que pudiera apreciar con claridad el sonrojo en sus mejillas.

Extrañas por NaturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora