Su trabajo, por muy impredecible que podía llegar a ser día tras día, era la única constante que tenía. Hacer su trabajo sería fácil, en lo que consta. Y eso era lo que Constance le había pedido hacer: su trabajo.
Estaba decidida a cumplir con esa orden.
-¿En qué estás pensando que ni te diste cuenta de que te he saludado varias veces?
-¿Qué haces aquí? -Preguntó sin pensar, y Rafael alzó una ceja. Su expresión reflejaba la confusión y curiosidad que comenzaba a sentir.
Ella se dio cuenta que había metido la pata, así que sonrió amablemente, tal vez demasiado forzado.
-Ah. Perdón... no dormí muy bien y este es mi segundo café del día. Estoy un poco...
-¿Agitada? -Preguntó él con un tono divertido-. Tengo una reunión con Constance.
Ella arrugó el ceño. Estaba segura de que su jefa no tenía nada en la agenda para esa mañana y mucho menos tan temprano. Lo había confirmado a primera hora, y lo primero que Constance le dijo al llegar a la oficina fue que no quería ver a nadie y que cancelara todas las reuniones que tenía programadas para el día. Todo lo que fuera absolutamente necesario se haría por teléfono.
Ahora Ella sabía por qué. Al principio pensaba que esos eran los días que más 'irritada' se encontraba, pero ahora -al día siguiente de su 'enfrentamiento' con Constance- se dio cuenta que simplemente lo hacía para ocultarse. Eso y que, en realidad, también está muy irritada. Y por el bien de ella y los trabajadores de Ciao, era mejor que Constance no viera a nadie.
-No creo.
-¿No crees? Deja de tomar tanta cafeína entonces -descartó y se dirigió hacia la entrada de la oficina.
Ella se puso de pie rápidamente y se interpuso entre la puerta y el hombre. Rafael la miró alarmado.
-Por favor, déjame entrar primero -dijo la primera mentira que le vino a la mente. Detestaba tener que mentir por otros. Nada la había hecho mentir tanto como trabajar para Constance Isles. Lo curioso de mentir es que, una vez que empiezas, el resto viene fácil-. Está de mal humor -una mentira blanca- y me pidió que cancelara sus citas... y si entras en esa oficina sin siquiera anunciarte, pues me temo que podría ser mi último día... -Le rogó un poco de compasión con la mirada.
Rafael suspiró y se cruzó de brazos.
-Está bien, Santorini. Haz lo tuyo.
-Gracias, Rafa.
Ella se giró y cerró los ojos por un breve instante antes de abrir la puerta y cerrarla detrás de ella.
-Te dije que no quería molestias, Eliana -dijo Constance sin alzar la mirada de los papeles enfrente de ella.
Ella no dijo nada, solo se acercó al escritorio. Constance alzó la mirada, finalmente, y Ella susurró:
-Rafael está afuera y se rehúsa a irse sin verte.
-Te pedí que cancelaras mis citas -le recordó con un tono cargado de la irritación que Ella esperaba recibir.
-Lo hice, pero... es Rafael...
-No quiero explicaciones inútiles de cómo no puedes hacer tu trabajo, Eliana.
"Eso no es justo" pensó Ella, apretando la mandíbula con fuerza.
Aquel gesto fue visible para Constance y, para sorpresa de Ella, en vez de ver la usual sonrisa triunfante de su jefa al lastimar con sus palabras, Constance se frotó la sien con los dedos, cabizbaja. Aquella simple acción la impactó más que la sonrisa que esperaba.
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Extrañas por Naturaleza
FanfictionPrecuela de Tú mi Naturaleza y Yo tu Humanidad (Tú y Yo): La historia de cómo Constance y Ella se conocieron. Extrañas por Naturaleza sigue la vida de Ella Quinn (un personaje original) y Constance Isles. La historia está dividida en tres actos. El...