Capítulo 10

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Los primeros días en Milán fueron brutales. Mucho más de lo que pudo haber imaginado. Debió haberse hecho la idea cuando la misma Constance dijo que sería una semana "extremadamente ocupada". Aunque no había podido ver a los niños por mucho tiempo durante el día, estaba tranquila sabiendo que estaban bajo el cuidado de Talia y además estaban disfrutando muchísimo con la piscina de Palazzo Parigi. El hotel era, sin dudas, el más lujoso en el que se había quedado en toda su vida.

El evento de esa noche era una gala. Ella se encontraba en el bar bebiendo una copa mientras observaba a Constance socializar con varias personas que sin duda eran muy importantes en su mundo. Reconoció a algunos de los diseñadores más famosos, como Donatella y Valentino, que caminaron del brazo de Constance mientras hablaban entre sonrisas.

-Me preguntaba dónde te habías escondido. -Ella puso los ojos en blanco al reconocer la voz de Rafael.

-Amaretto di saronno -pidió Sarah, apoyándose en la barra.

-¿Tú también te estás escondiendo? -preguntó Ella con sarcasmo.

-¿Qué? -preguntó Sarah.

-Nuestra Sarah está un poco distraída esta noche -anunció el hombre, moviendo sus cejas de forma juguetona.

-Cállate, Rafael.

-Oh, ¿sí? -Ella se terminó lo que quedaba de su bebida, mirando de reojo a su jefa. Constance había estado impaciente durante la última media hora y estaba segura de que en cualquier minuto le avisaría que se quería ir-. ¿Qué me perdí?

-No es nada -dijo Sarah con seriedad, tomando un largo sorbo de su bebida.

-Ya...

Ella y Rafael se miraron entre sí.

-Venga, Sarah... es tu pupila.

-A mi "pupila" no le incumbe mi vida personal.

-Ouch. Pensé que al menos éramos amigas.

Sarah la miró de reojo y suspiró.

-¿Quieres que se lo diga yo? -ofreció el hombre.

-Son cosas del... -Sarah hizo una mueca- ...corazón -terminó de decir entre dientes y Ella tuvo que contenerse para no reír ante la oleada de muecas que hizo la mujer al forzar esas palabras.

Ella siguió la mirada de Sarah y terminó sobre Constance, que ahora hablaba con su editor y líder del equipo digital.

-¿Constance? -No le sorprendía... después de todo, Sarah siempre ha idolatrado a la mujer.

-¿¡Qué!? ¡No! ¿Estás loca?

Rafael se rio y Sarah se terminó la bebida antes de alejarse rápidamente de los dos.

-No te preocupes por ella -aseguró Rafael antes de pedir una bebida.

Ella miró en dirección a su jefa otra vez. Si no era Constance, entonces... ¿Evan o Alva? No le dio mucho tiempo para pensar más sobre el tema porque Constance se giró y su mente quedó en blanco cuando se encontró con la mirada de la morena.

-Bueno, bella, buenas noches para ti -susurró Rafael segundos antes de que Constance llegara a ellos, anunciándole a su asistente que ya se irían.

Era la primera noche que regresaban al hotel lo suficientemente temprano como para poder cenar con los niños. Constance le dio la noche libre a Talia, y los cinco se encontraban en una de las mesas del hotel, comiendo el postre. Por mucho que Ella lo intentaba, no lograba relajarse como le gustaría, no podía dejar de ser la asistente, aunque estaban simplemente cenando con los niños.

Extrañas por NaturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora