Capítulo 42

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Este año, la celebración de Nochevieja tuvo lugar en la casa de Sarah y Alba. Cada año se alternaba la casa, aunque los amigos y la familia seguían siendo los mismos, no, parecía crecer con cada año que pasaba. El año que viene, Elena tendría su hijo o hija (nadie sabía el sexo, aunque Ella aseguraba que sería un niño), y tal vez la familia de Sarah se expandiría también, ya que estaban considerando adoptar, aunque de momento se habían comprometido a empezar con un perro. El perro estaba siendo perseguido en ese momento de una habitación a otra por los niños.

-Tírale la pelota.

Constance giró la cabeza, mirando a Noah, quien le señalaba a su hermana una pelota verde al costado de la cocina.

-¡Nada de tirar pelotas en la cocina! -advirtió Sarah.

-Vayan al patio y no olviden sus abrigos -añadió Ella.

-¡Ok, Ma! -Exclamó Izzy, que no se había quitado el abrigo desde que llegaron, y corrió a agarrar la pelota antes de dirigirse a la puerta de cristal que daba al patio.

Constance tomó un sorbo de vino y sonrió observando a los niños. La sorpresa de ver a los mellizos tan grandes no se le había pasado, aunque habían pasado unas semanas desde que llegó a Nueva York. Sentía que habían crecido varios centímetros desde la última vez que los vio. Ahora Maura era la más pequeña de todos, aunque Noah era más alto apenas por un centímetro.

"Es del lado de su padre", había dicho Ella cuando Constance recibió a los mellizos con un abrazo cuando llegaron a casa, comentando lo alto que estaban.

"Ya veo" fue la respuesta de Constance, incorporándose al notar la presencia de un hombre en la puerta, mirándola detenidamente, aún con dos niños emocionados entre sus brazos. Fue la primera vez que vio a Oliver, al menos en persona. Los dos sabían perfectamente quiénes eran el uno para el otro. La introducción fue formal y respetuosa. Oliver fue carismático y el trato amigable que tuvo con Ella no la sorprendió en lo absoluto.

"Siento no haber podido acompañarlos para las fiestas. Creo que hubiera sido interesante" -Oliver miró a Constance de reojo- "Si es que Elena pretendía sorprenderme de la misma forma que la última vez, claro." -Terminó con una carcajada y Ella se le unió.

Constance los había observado con curiosidad; pensaba saber a qué se referían y, si era eso, se le hacía curioso que pudieran bromear con algo que en aquel momento fue serio y doloroso. Suponía que, de cierta forma, era como el humor negro que Ella solía usar en ocasiones para referirse al accidente y su pérdida de memoria.

Ella lo había despedido con un abrazo antes de llamar a los niños para que se despidieran de su padre.

-Constance.

Se había sorprendido al escuchar al hombre llamarla, extendiéndole una mano. La expresión de Constance se mantuvo neutral mientras se acercaba y aceptó el saludo. Su expresión no cambió al ser sorprendida cuando Oliver tiró suavemente para abrazarla. Estaba atónita, pero luego se dio cuenta de que Oliver solo lo había hecho para desearle un Feliz Año Nuevo y al final añadió "Gracias por cuidar de los niños... y Ella" en un susurro.

Cuando se separó de ella, Oliver tenía plasmada una sonrisa feliz en la cara. La misma sonrisa de Izzy.

Constance no se movió, observando cómo Ella lo acompañó al portal y agitaba una mano en dirección al auto que esperaba en la calle. Una mujer rubia bajó la ventanilla del auto y agitó una mano también, gritándole un "Feliz Año Nuevo". Laura, supuso Constance, la esposa de Oliver.

Ella no preguntó qué le había dicho Oliver, tampoco le preguntó si estaba bien o por qué su rostro había palidecido de aquella forma.

-¿Necesitas más vino? -preguntó Sarah al percatarse de su presencia.

Extrañas por NaturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora