Capítulo 16

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Cuando llegó a la oficina ese lunes, Constance ya se encontraba sentada detrás de su escritorio, escribiendo con ímpetu. En ese momento, Ella supo que nada había cambiado. Lo confirmó cuando Constance ni siquiera alzó la cabeza cuando le dejó el café sobre el escritorio.

-Eliana -llamó antes de que Ella pudiera salir de la oficina.

-¿Sí, Constance?

-Ve a ver a Rafael, tiene que ajustar las medidas de tu vestido.

-¿Mi vestido?

-Para el evento del MET. -Constance puso los ojos en blanco al notar la confusión en el rostro de su asistente.

-No pensé que...

-Sí, me acompañarás. Rafael y Sarah se asegurarán de que tu atuendo sea adecuado para el evento.

Ella presionó los labios en una fina línea, ofendida. A pesar de todo, consideraba que su sentido de la moda era... aceptable. No al nivel de Constance, claro, pero lo suficientemente bueno como para no escuchar ninguna queja de parte de su jefa. ¿Qué otra validación se necesitaba aparte de la mirada apreciativa de Constance?

Ella había revisado el itinerario para la semana. La sesión de fotos y los preparativos serían durante la mañana y tarde. El evento tomará lugar en la noche. Elena tenía una operación mañana y no estará disponible para cuidar de los mellizos.

-Constance... -Cerró la boca para recuperar la compostura. Constance detesta cuando las personas no le hablan directamente y con claridad. No quería titubear-. No puedo asistir al evento -dijo con un tono mucho más fuerte de lo deseado.

Constance frunció los labios y la miró directamente a los ojos, escudriñándola lentamente.

-¿No puedes?

Ella abrió la boca y la cerró de inmediato.

-Explícate.

"Oh, tal vez porque ese no es mi horario de trabajo y tengo hijos que me necesitan" pensó, aunque había pasado mucho tiempo desde que había aceptado que, como asistente de Constance Isles, un horario normal no existía.

-No tengo a nadie para que cuide de Izzy y Noah -dijo y notó un brillo en los ojos de la mujer-. Elena tiene trabajo y no, no puede dejarlo para que yo pueda asistir a un evento fuera de mi horario normal y al que ni siquiera sabía que iba a asistir sin previo aviso.

Constance arqueó una ceja y los ojos de Ella se abrieron aún más por la sorpresa "Oh no... ¿¡Dije eso en voz alta!?

El silencio se alargó entre ellas. Ella pensó que se había deshecho de la ansiedad y temor de ser despedida en cualquier momento, pero cada vez que su jefa la miraba de aquella forma, siempre sentía que la ansiedad y el miedo burbujeaban desde su interior. Constance despedía a gente con demasiada regularidad, y a Ella le sorprendía que no tuviera problemas con Recursos Humanos; o tal vez sí los tenía, y era simplemente otro problema insignificante en el radar de Constance Isles. La editora de Ciao no toleraba la ineptitud en el trabajo, y todos eran conscientes de eso. Después de tanto tiempo, aún era una ocurrencia - al menos una vez por semana - que alguien se atreviera a preguntarle cómo era posible que aún estuviera de pie o cómo había sobrevivido a la Reina de Hielo.

Era simple, en realidad. Al menos lo fue después de sufrir mucho de ansiedad y de tener muchas pesadillas estúpidas, como equivocarse con el pedido de café. Lo que Constance exigía era simple: aptitud. Si tenías eso, entonces estabas del lado bueno de la mujer.

-Oh.

A pesar del intento de Ella por mantener una expresión neutral, frunció el ceño al ver un relámpago de la mujer que había conocido en el acuario: cómo su mirada se suavizó por una milésima antes de volver a la mirada de hielo de la Constance Isles que todos conocían demasiado bien en Ciao.

Extrañas por NaturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora