Siete

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La falta de apetito en Hyerim era evidente, pues la comida llevaba alrededor de media hora intacta, mientras la mujer pensaba detenidamente lo que estaba haciendo con su vida.

Dramáticamente aburrida

Hoseok, quien se encargaba de asistir a Hyerim en todas sus actividades, decidió acompañarla en silencio esperando a que la mujer tomara un trozo de su fruta, pero ese ansiado momento para Hoseok nunca llegó, en cambio, escuchó uno a uno los suspiros que dejó escapar con pesar.

—Si me divorcio de Jungkook, cual es el precio que debe pagar mi familia.

La repentina pregunta de Hyerim consternó al joven, porque el divorcio jamás se había puesto sobre la mesa como un tema de discusión, no cuando Jungkook estaba por contender a la reelección y Hyerim era un punto medular para ganar simpatizantes.

—La indemnización sería millonaria, y dudo que el señor Taehyung lo permita. Tampoco creo que acepte que ustedes adopten. Ambas cosas son inaceptables para él.

—De cualquier forma, tendrá que elegir una de esas dos vías. Por cierto, no ha llamado Seokjin.

—Lo hizo esta mañana. Pero usted se encontraba muy deprimida y dijo que llamaría después.

Por supuesto, Hyerim estaría esperando todo el día la llamada de su hermano, e incluso cuando él lo prometía, la mujer evitaba salir de su propiedad para atender la línea y escuchar la armoniosa voz de su hermano mayor.

Era como una niña dando vueltas en su alcoba hasta que el teléfono timbrara. Porque algo innegable era el vínculo especial que tenía con Seokjin, quizá se debía a que después del divorcio de sus padres, ambos vivieron con su madre en medio de un doloroso episodio que muchas veces deseaba olvidar.

Hermano, cuándo regresarás a poner orden en esta familia de locos.—susurró para si misma.

Sin embargo, Hyerim era demasiado optimista y trataba de no desanimarme, esperando con paciencia el regreso de Kim Seokjin. Un hombre que para ella, tiene el corazón de oro, pero también, era considerado la mano más dura de la familia, porque incluso es capaz de amansar al mismísimo Taehyung.

Porque Seokjin, era digno hijo de Kim Jaesang y un líder nato, y si hay algo que Taehyung no puede cambiar, es el hecho de que si un día Seokjin decide regresar, todo el poder que reunió a través de estos años, quedaría limitado por la imperante personalidad de su hermano mayor.

Otra persona que también resentiría los efectos de Seokjin, es Jungkook.

Desde el inicio, Seokjin estuvo en contra de que su madre y Taehyung decidieran el futuro de Hyerim, lavándole el cerebro hasta convencerla de que lo mejor para ella era casarse con Jungkook, aprovechándose de la vulnerabilidad e ingenuidad de la menor de la familia para amañar una alianza política con los Jeon.

Así que para la chiquilla, Seokjin es su último rayo de esperanza.

—El presidente ha llegado.

Uno de los sirvientes anunció la llegada de Jungkook, logrando estremecer a la mujer que evitó durante todo el día las insistentes llamadas del masculino, pero, en algún punto ambos tendrían que conciliar.

—Si necesita algo, no dude pedírmelo.—Hoseok dijo antes de salir del comedor principal dándole oportunidad a la pareja de conversar sobre las fotografías comprometedoras que le fueron remitidas a Hyerim.

Cuando la gran puerta del comedor se abrió, Jungkook buscó con la mirada a Hyerim, pero ésta se encontraba jugueteando su comida intentando no prestarle mucha atención, sino hasta que el hombre se hizo de un lugar en la mesa.

Los primeros minutos fueron incómodos para ambos, sobre todo para Jungkook quien no tenía idea de cómo empezar a pedir disculpas cuando los nervios terminaron por traicionarlo.

Además, durante todo el camino a casa, se preguntó cuál sería la reacción de Hyerim, porque hasta ahora, ella no daba indicios de si quiera dirigirle la palabra, sin embargo, Kim Hyerim, harta del lúgubre silencio, dirigió sus pretensiones a Jungkook.

—Sabes qué me encantaría. Que tú y yo siguiésemos juntos porque así lo decidimos, y no por lo que Taehyung ordene. Me pregunto, hasta cuándo seremos valientes.

—También me encantaría que fuésemos más valientes, pero en ese caso, tú no estarías a mi lado.

El dolor en la voz de Jungkook fue algo que no se pudo permitir ocultar, porque las palabras de Hyerim estaban llenas de mucho significado y su mirada apagada era el claro ejemplo de que ella terminó por rendirse con él.

—Jungkook, el cariño que siento por ti es especial y esa fue la razón por la que accedí a casarme contigo, pero cada día resulta más agotador. Y aún así estoy dispuesta a seguir intentándolo.

Jungkook soltó un suspiro de alivio al escuchar las nobles decisiones de su esposa,  y por supuesto él también estaba dispuesto a proteger a toda costa la pequeña familia que formó a lado de Hyerim.

—Sabía que tomarías la mejor decisión.

Hyerim rió con amargura.

—No te confundas Jungkook. El hecho de que estemos juntos es porque somos tal para cual. O es que no recuerdas cómo fue que empezó todo este teatro. ¿Recuerdas cómo le destruimos la vida a dos personas inocentes?

Jimin y ese otro chico murieron, porque tú y Taehyung acorralaron a ese pobre jovencito desde el principio, pero no solo ustedes son culpables, yo también merezco irme al infierno por callarme durante todos estos años.

Y por qué si te sientes tan culpable no hablas abiertamente sobre el secreto que guardamos tu hermano y yo. Pero descuida, me sé tan bien la respuesta que no es necesario que tus dulces labios me lo digan.

Jungkook se acercó hasta el lóbulo de Hyerim, y en voz baja sentenció.

—Taehyung, tú y yo, hemos sido como una pequeña calamidad para quienes nos rodean, porque hay dos cosas que siempre nos ha importado, el poder y demostrarles a nuestros padres que somos mejores que ellos. Y los tres sabemos que si el mundo nos da la espalda un día, no importando con que ojos nos vean los demás, al final del camino nos tendremos entre nosotros.

Eso, y el hecho de que muy en el fondo de tu corazón podrás odiarnos, pero con esa misma intensidad con la que lo haces, tu cariño por nosotros es inmenso y lo demostraste hace quince años cuando decidiste callar, ¿Si sabes que ese fue tu acto de amor más grande hacia nosotros?

Cuando lo hiciste, Taehyung y yo prometimos entregarte nuestra lealtad y protegerte de todo. Porque créeme que estamos dispuestos a darlo todo por ti, sencillamente porque desagradecidos no somos. Así que descuida, si un día el karma nos alcanza, Taehyung y yo pagaremos en tu lugar.

¡Cállate! No quiero seguir escuchándote, solo estás haciendo que me sienta más miserable de lo que ya soy.—Hyerim en un acto de vulnerabilidad cubrió sus oídos evitando escuchar las filosas razones de Jungkook, porque a medida que él deletreaba palabra por palabra, el dolor en su pecho era insoportable.

Por una sencilla razón: odiaba ser una de ellos.

Jungkook terminó su discurso depositando un casto beso en la frente de Hyerim, no sin antes recordarle los compromisos que ambos tenían como la pareja presidencial perfecta.

—¿Qué color de traje debería elegir para el concierto de Las lunas?

—¡Púdrete!

Somebody else Donde viven las historias. Descúbrelo ahora