Cuarenta y tres

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Tres años después, Royal Park apuntaba a ser una de las empresas de clase mundial en la industria petrolera. Una noticia nada agradable para Kim Jaesang.

Aquello, siendo la última gota que derramó el vaso del imperioso magnate. Su frustración llegó a niveles estratosféricos cuando diversos medios nombraron a su hija como la próxima magnate de la industria, hombro a hombro con su brillante esposo.

—Padre, te juro que he hecho lo mejor que puedo. Pero parece que esa sabandija tiene en sus garras a Hyerim.

La oficina de Jaesang quedó en completo silencio por algunos segundos, hasta que se escuchó su hilarante carcajada por cada rincón del despacho, instando temor en Taehyung.

—Te escuchas como un completo perdedor ¿Es éste mi heredero? Te dejaste aplastar por un don nadie.

—Padre, te prometo que traeré a Hyerim.

—No me prometas nada. Quiero ver resultados por primera vez de mi sucesor.—Jaesang alzó el dedo indice en forma de advertencia.—Tienes tres meses, si Hyerim no entra por esa puerta, date por vencido, créeme que buscar tu remplazo es muy fácil.

Jaesang durante los últimos tres años se había obsesionado con su hija, y la increíble evolución que la chiquilla tuvo en el mundo de los negocios, porque ella definitivamente había construido una fortuna a base de su auténtica, fuerte y compleja personalidad que todos envidiaban, entre ellos Taehyung.

Hyerim tiene mi fuerza.—Jaesang se dijo así mismo tomando el marco de la fotografía que compartía con su hija cuando ella apenas era una niña. Una pequeña princesa sonriente en sus brazos.—Eul estará orgulloso de que seas su próxima líder.

El hombre creyó que nadie lo estaba escuchando, sin embargo, Taehyung quien parecía haberse marchado, lo hizo detrás de las paredes, provocando que la cólera nublara su juicio. Jamás se sintió tan amenazado por su hermana como lo hacía hoy. De repente, su preciada Hyerim se convirtió en un molesto obstáculo. Una que amenazaba con quitarle a Eul.

—Me temo que no tengo otro remedio que deshacerme de ti.

El joven heredero caminó entre los pasillos de la empresa, ganándose las miradas de los empleados mientras tecleaba el contacto de su hermana menor.

Necesito que nos encontremos. En la finca familiar.

—Qué quieres ¿Otra vez amenazarme para que deje a Jimin?

—No. Solo quiero hacer las pases contigo, es todo.

A Hyerim le pareció extraño que de repente Taehyung dejara de insistir con el tema, pero le daría el beneficio de la duda.

Tal vez, sería la oportunidad perfecta para que Taehyung se redimiera, y se uniera al lado correcto. Solo que su hermano tenía en realidad otros planes.

La joven condujo hasta la finca de la familia Kim donde solían pasar las navidades y Año Nuevo, mientras rememoraba los días cuando todos estaban juntos, quizá aparentando una vida de ensueño, lejos de la intriga que hoy los acechaba.

Aunque, no podía negar lo feliz que la hizo escuchar a Taehyung decir aquello, pues la esperanza comenzó a brotar de su corazón ansiosa por cortarle a su madre las buenas noticias, e ideando más allá del futuro, donde sus hermanos volvieran a estar juntos como en los viejos tiempos.

Cuando Hyerim llegó hasta la finca, fue recibida por una de los capataces que custodiaba las tierras de Kim Jaesang.

Hyerim miró a su alrededor percatándose de que todo seguía intacto, la casa del árbol que montaron cuando sus hermanos y ella llegaban a la adolescencia, o los columpios que Seokjin le agregó como un toque final. Así que con un poco de nostalgia sonrió abrazando cada recuerdo, preguntándose en qué momento todo se derrumbó para ellos.

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