En el año dos mil dieciocho, el gobierno coreano había realizado un hallazgo impresionante de múltiples yacimientos de petróleo; que serían los primeros en la historia del país, y que trajo cientos de inversiones, así como una realza en la economía del país, sobre todo, surgió como una luz de esperanza para una de la zonas consideras de alta marginación en el país, pasando a ser una de las más costosas y ricas por el crudo que yacía sobre el subsuelo.
Por supuesto, Hyerim no estaba dejando pasar un detalle así de importante en la historia de la revolución económica de su país. Conocía muy bien el panorama porque fueron los años en los que Jungkook comenzaba a forjarse de una carrera política, ostentándose en ese entonces como senador.
Los yacimientos de petróleo estaban a unos cuantos kilómetros de la capital, exactamente en las zonas rurales aledañas donde existía poca concentración de población, y que por consiguiente de las más desfavorecidas. Lo curioso, es que una de esas pequeñas propiedades alguna vez le perteneció a los fallecidos padres de Jimin, pero ninguno pudo disfrutar de los beneficios que trajo consigo.
Pues cuando el gobierno coreano expropió esas tierras, pagó jugosas cantidades de dinero a las familias que habitaban los predios, con la intención de que ellos les cedieran los derechos, y así monopolizar los yacimientos petrolíferos, pero, que pasaría si ella tentaba al destino una vez más, y en su lugar tomara ventaja de lo que ya sabía que iba a ocurrir.
Haciendo cuentas, faltaban diez años para que esos yacimientos petrolíferos se descubrieran a manos del sector público, y de alguno que otro magnate como su padre, solo que ella tenía la oportunidad de oro para echar andar un negocio por demás rentable.
Esa misma mañana, Hyerim envió una solicitud al consejo de administración del Grupo Kim para anunciar la venta de sus acciones como una de las herederas del único negocio que consideraba de recursos de procedencia lícita. Desde luego la chiquilla armó un revuelo entre los socios y sus padres.
—A ver.—Kim Jaesang llamó a la mesa a toda su familia para desahogar la petición de Hyerim.—Estás diciendo que vas a vender tu parte accionaria de la herencia, no me digas que vas a emanciparte porque no estoy para tus bromas.
—Necesito dinero.—respondió la chiquilla mientras completaba la oración en su cabeza "necesito dinero limpio, y mis acciones son el único activo que es completamente libre de tu porquería"
—¿Cuánto quieres? Te daré lo que quieras, pero detén esa petición.—Kim Jaesang se encontraba prácticamente negociando con su hija.
—Ni siquiera nos hemos detenido a preguntar para qué quieres ese dinero.—Na Hyeseong secundó el intercambio de palabras entre padre e hija.—Jaesang, te preocupa más saber el precio de los caprichos de tu hija, pero no la razón detrás de ello.
—Tranquila mamá, te prometo que es legal.—Hyerim le respondió obviando el hecho de que a diferencia de su padre, ella quería hacer las cosas de buena manera.
—Sigo sin comprender por qué una niña querría tanto dinero. Dame una sola razón para hacerme creer que estoy equivocada.
Hyerim rodó los ojos, por supuesto no era una niña, pero dada las circunstancias lo era en ese momento de su vida.
—Compraré un par de tierras. Ingresaré a la universidad de ingeniería, e impulsaré un par de negocios propios.
—Papá financiará todo eso. Pero abandona la idea de vender tus acciones.—Jaesang volvió a negarse.
—Vaya, hasta hace un par de días no sabías por cuál carrera decantarte, pero ahora resulta que hasta ya has diseñado tu esquema de negocios.—Na Hyeseong habló esta vez.
—Solo autoricen la venta de mis acciones, sigo siendo una menor de edad.
—Puedes esperar hasta el próximo año a qué cumplas la mayoría de edad.—Na Hyeseong repuso.
—Está bien. Lo haremos a tu manera.—Kim Jaesang accedió provocando aún más el enojo de Na Hyseong, porque eso demostraba que efectivamente la teoría de que Hyerim siempre fue la hija predilecta del hombre es cierta. Y de la facilidad que tenía la chiquilla para salirse con la suya.
Así que Hyerim aplaudió festejando en su lugar.
—Pero a cambio.—Jaesang ensombreció su mirada.—Pagarás todos tus gastos personales, desde tu educación, hasta el alojamiento. A partir de hoy, dejarás esta casa.
—¡¿Qué?!—madre e hija dijeron al unísono.
—Quieres jugar a la adulta, perfecto. Sé una, y demuéstrame que no necesitas nada de mi.
—Hyerim no se irá ¡Es una niña!—Na Hyeseong mostró su disconformidad con la abrupta decisión de Jaesang, e impediría que su hija cruzara cualquier puerta de su casa.
—Las decisiones que ha tomado no parecen ser las de una niña.—Jaesang finalizó esperando a que Hyerim cambiara pronto de parecer, y se echara para atrás junto con todos sus absurdos planes.
Pero en su lugar, obtuvo a una hija completamente estoica, y satisfecha con el desenlace. De haber sabido que actuar con valor le traería estos beneficios, desde hace mucho lo hubiera hecho.
—Firma.—Hyerim reiteró a Jaesang, ahora dejándolo completamente aturdido por las agallas de la hija a la que siempre consideró más débil que el resto.—Soy una mujer de palabra, te lo aseguro.
Jaesang, ya no muy convencido de si era o no buena opción, tomó el convenio que liberaba las acciones de Kim Hyerim, y en consecuencia la chiquilla estaría recibiendo un cheque con varios ceros de por medio. Los suficientes para vivir una vida cómoda, pero ella definitivamente iba con miras a las ligas mayores, y les demostraría cómo se hacen grandes negocios.
Al cabo de unos días, las acciones de Hyerim fueron compradas por Jaesang, y cedidas a sus otros dos hijos en partes iguales; la chiquilla cobró el cheque y tan pronto, se movió a una nueva propiedad que su madre le cedió hace tiempo en una zona considerablemente modesta. Por no decir, la casa de soltera de su madre.
Na Hyeseong y Seokjin fueron los que más se opusieron a la precipitada decisión de Hyerim, pero esta no sentía ni el mínimo de culpa o remordimiento. La jovencita ahora se preparaba para el próximo año poder ingresar a la universidad, e intentar ser una adulta funcional.
Pero también, negociar la compra de aquellas tierras que serían el futuro de su inversión.
Era evidente que ser menor de edad la limitaba jurídicamente, y eso entorpecía el proceso de compra, haciéndole ver cómo un chiste.
Hyerim intentó por todos los medios negociar y pactar la compra, pero a los ojos de los demás era una niñita. Pensó incluso en pedir el auxilio de Seokjin para realizar la compra, pero estaría probando el punto de su padre, porque al final necesitaba de él.
Al borde de una crisis, el rostro de aquel hombre que alguna vez se presentó a ella como el naviero Park Miles, se le apareció en la mente como una clase de revelación divina.
Y qué pasaría si ella volviera a traer a la vida a ese hombre de negocios que le robó hasta el último suspiro en aquel restaurante cuando ella era la primera dama.
Hyerim chilló emocionada, porque Jimin sería su creación más perfecta y la más peligrosa.
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Somebody else
FanfictionHyerim y Jungkook eran la pareja perfecta, unidos por un lazo que ambos construyeron desde que eran unos niños y creían que ese amor era para toda la vida, pero la llegada de un hombre puso en duda todo aquello que se juraron alguna vez.