Capitulo Final

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KHR

—¡Jiah! Podrías ayudar a Jihyun a ponerse los zapatos.

Dije desde mi habitación mientras intentaba envolver los regalos para navidad que llevaremos a casa de mamá, una misión que Jimin falló en el intento, y que ahora miraba con interés la forma en como lo hacía yo.

—Por Dios, podrías dejar de verme con esa cara. Me distraes.

Jimin cortó el rollo y se detuvo a mirarme aún más fijamente.

—Es una cosa de nada lo que estás haciendo, pero cómo puedes hacerlo ver tan sexy. Estoy a punto de perder la cabeza por tu culpa mujer.—Jimin dijo rendido mientras se levantaba de la cama y me rodeaba por la cintura.

—Las niñas están en la otra habitación.—fingí desinterés, pero Jimin jamás me lo ponía fácil. Estaba siendo pegajoso desde que despertamos.

—Tal vez la próxima navidad podríamos darle ese hermanito que tanto quieren las niñas.—Jimin dijo inocentemente mientras repartía besos sobre mi cuello de una manera muy sugerente, que haría replantearme si es buena opción llegar temprano o no a casa de mi madre.

Como el pequeño par de ojos saltones que se asomaban detrás de la puerta.

—¿Un hermano?— Jiah de siete años preguntó con anhelo, sumándose la otra pequeña de cinco años, Jihyun.

—¿Cuando? ¿Cuando?—como un torbellino, las dos pequeñas entraron a la habitación saltando de un lugar a otro, preguntando con insistencia a su padre quien no me dejaba de lanzar risitas coquetas, muy convencido de que no solo era él quien respaldaba la idea.

Aunque, en realidad era como tener tres niños en casa cuando estás personalidades se unían para romper el orden.

Pero me temo que Santa Claus llega hasta media noche.

Aún así, las quejas persistieron hasta que llegamos a casa de mi madre, donde ya era rodeada por los otros dos hijos de Seokjin: Bada y Hyunki, ambos luchando por colocar la estrella en el árbol que el gato de compañía de Na Hyeseong tiró.

Mientras los mayores estaban en la mesa saboreando los aperitivos que la esposa de Seokjin preparó antes de pasar a la cena.

Sin embargo, el orden volvió a romperse cuando el clan de los niños Park y Kim se encontraron, pues normalmente la casa de mamá siempre se encontraba en silencio, solo que los pasillos se inundaban de gritos y desorden una vez que todos sus nietos escogían la travesura del día.

—Menos mal la casa de mamá se encuentra lejos de la civilización, o me temo que la policía no saldría de aquí con los gritos de todos estos niños.—Seokjin dijo mientras se echaba un bocadillo a la boca.

—Jimin trenzó los cabellos de Jiah y Jihyun, la última vez Hyunki les pegó chicle.—comenté poniendo las copas sobre la mesa.

—Oh...eso explica por qué Bada siempre trae el cabello corto.—Jimin dice mientras sirve el vino sobre las mismas copas que yo coloqué antes.

—En realidad es por que Hyunki todo el tiempo le pone algo extraño al shampoo de su hermana.—la esposa de Seokjin mencionó en un tono aburrido. Como si ambos estuviesen acostumbrados a las travesuras de sus hijos.

—Son niños. Estas cosas pasan más de lo que te imaginas.—mi madre sale en defensa de sus nietos al mismo tiempo en que le da vueltas a su copa de vino.

Era extraño escuchar a mi madre hacer esta clase de comentarios, siendo que toda su vida fue disciplinada con nosotros, pero después de la muerte de Taehyung, muchas cosas cambiaron en ella, buscando refugio en sus nietos, mostrando así su versión más humana.

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