Hyerim buscó la vieja casa donde Jimin vivía con su tía, era localizable porque estaba justo donde la chiquilla tenía la intención de accionar sus planes.
Tal como lo recodaba, era una zona completamente alejada de la ciudad, al menos los medios de transporte escaseaban, por lo que fue todo un reto para una chica como Hyerim, la cual nunca había pisado siquiera un bus.
Pero si algo tenía era su optimismo por conseguir lo que quería, y Jimin sería un gran socio que ella necesitaba a su lado. Así que cruzar media ciudad no fue nada, si la recompensa era aquel chico extraordinario.
Pero también estaba segura de que no sería fácil obtener su atención. Las cosas entre ellos dieron reversa cuando la arrojaron a una nueva realidad, así que las probabilidades de que Jimin la reconociera eran nulas, y por supuesto comenzar de cero.
Sin embargo, algo falló en la configuración del jovencito. Porque era capaz de reconocer a su amada mujer incluso en otra vida.
Desde su encuentro días atrás con Hyerim, Jimin no pudo apartarla de sus pensares, a todas horas la voz de Kim Hyerim lo perseguía como un hada, al igual que su imagen, la cual tenía grabada en lo más profundo de sus recuerdos.
Seguía siendo la misma chica discreta del pasado, pero a su vez impetuosa como el viento de otoño, con esa sonrisa arrebatadora que lo mantenía en una especie de encanto irremediable, porque Hyerim siempre lo ha tenido y lo tendrá en la palma de su mano.
Quería entregarse a ella por completo sin miedo alguno, pero solo de imaginar nuevamente aquella noche cuando la perdió, acompañado de ese dolor que le desgarraba por completo al saber que Hyerim no estaría más para él, prefería que el mundo se detuviera para siempre.
Luego, la vida parecía darles otra oportunidad de la forma más extraña, y que hoy seguía sin entender como funcionaban los azares, sin embargo, si debía sacrificarse una vez por estar a su lado, lo haría en esta y en otras vidas más, porque Hyerim es, y será, lo único que le importa.
Después de darle tantas vueltas a su cabeza acerca de Hyerim, la puerta de su casa fue golpeada con insistencia en medio del atardecer. Por lo que, arrastró desganado sus pies hasta la entrada encontrándose con esa chiquilla de aura encantadora, y dolorosamente hermosa, mucho más que cualquier cuerpo celeste del universo.
Hyerim sonrió en cuanto vio a Jimin recibirla completamente sonrojado, así que emocionada por el encuentro, movió efusivamente su mano izquierda a manera de saludo.
Entonces, Jimin llegó a conclusión de que pensaría más seguido en ella para que el destino la pusiera en su puerta cada vez que lo haga.
Quiso estrecharla tan fuerte hasta que se quedara sin energía, pero tampoco quería alejarla por culpa de sus arrebatos.
¿Eso era estar enamorado? el necesitarla tanto como el propio oxígeno, lo creía con toda seguridad. Porque lo que sentía por Hyerim, era muy real, y para siempre.
—¿Q-Qué haces aquí?—preguntó incrédulo.
En esa posición, ambos no sabían de qué manera cruzar palabras, ni de cómo llegar a entenderse porque su existencia en este mundo ahora resultaban similares, Jimin no estaba seguro de si Hyerim podría ponerse en sus zapatos, ni él en los de ella.
Al final, eran víctimas de una ecuación mal formulada.
Hyerim titubeó por la manera tan familiar en como él la recibió, como si de alguna manera ninguno de los dos haya olvidado el lazo que los unía. Entonces, se atrevió a apostar todas sus cartas.
—He venido a terminar lo que en su momento no pude.—Hyerim advirtió.
—Entonces, creo que has venido por la persona correcta.—Jimin respondió con voz profunda.
Y fue así, como ambos confirmaron que el destino tenía planes fuera de lo cotidiano.
Era una realidad demasiado peculiar y nostálgica, con muchas otras emociones de por medio, pero ambos agradecieron la capacidad para reconocerse y encontrarse incluso en otro paralelismo.
Porque ellos eran almas gemelas.
Hyerim y Jimin ahora se encontraban en un punto inflexible, donde sus emociones eran difíciles de controlar. Y la primera en dar ese paso, fue ella.
Hyerim rompió por fin esa barrera que siempre los limitó, porque los dos eran como imanes destinados a unirse en cualquier momento, no importando todas las espinas del camino.
La chica se lanzó al pecho de Jimin, el mismo que la recibió entre sus brazos, ambos encajando a la perfección, como si los dos hubiesen sido creados para un único propósito: estar juntos.
—Si te vuelvo a perder, creo que me volvería loco. Por favor, quédate así para siempre.
Para Hyerim fue toda una revelación, era la primera vez que Jimin derramaba lágrimas muy cerca de ella, y por ella. Pero, de cierto modo comprendía sus sentimientos, porque ellos la alcanzaron irremediablemente.
Y es que nada ni nadie en el mundo la hacían volar por las nubes como solo Jimin lograba hacerlo.—No volverás a sentirte solo nunca más.
Hyerim le regaló a Jimin unas palmaditas por la espalda, haciéndole saber el peso que tienen sus palabras y cuán importante es para ella su existencia.
—Estás viva.—con los ojo brillando producto de sus lágrimas, Jimin sostuvo con mucho cariño las mejillas sonrojadas de Hyerim, intentando grabarse muy bien cada detalle de su rostro, y tan ansiosos por despertar cada día con ella a su lado.
Hyerim intentó pronunciarse, pero no esperó a que los labios de Jimin se estamparan contra los de ella, dejándola completamente anonadada.
Hyerim pasó sus manos por el pecho de Jimin, siendo testigo de la intensidad en como su corazón le correspondía tan abiertamente. Entonces, Jimin detuvo sus arrebatos y expresó.
—En esta vida, definitivamente seremos tú y yo, bonita.
Fue así como Hyerim y Jimin juntaron sus frentes, los dos con los ojos cerrados, respirando el mismo aire e intentando atesorar ese momento para el resto de sus existencias.
Porque de ahora en más, ambos eran uno solo.
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Somebody else
FanfictionHyerim y Jungkook eran la pareja perfecta, unidos por un lazo que ambos construyeron desde que eran unos niños y creían que ese amor era para toda la vida, pero la llegada de un hombre puso en duda todo aquello que se juraron alguna vez.