Treinta y cuatro

53 7 3
                                    

Jimin tuvo una vida difícil desde que nació, sus padres murieron dramáticamente en un accidente quedando bajo los cuidados de su tía Park Sena, hermana menor de su padre.

El chiquillo sabía lo que era pasar hambre y no poder hacer mucho, o enfermar y no tener acceso a los servicios de salud que aliviaran sus penumbras.

Y aún si Park Sena se esforzará trabajando para una familia rica con la intención de que Jimin viviera más o menos cómodamente, él sentía la imperiosa necesidad de retribuírselo, por esa razón había pausado sus estudios, y obtuvo varios trabajos a medio tiempo que contrarrestaran los gastos en casa.

Entre aquellos trabajos se encontraba un club de tenis en el cual debía asistir, y soportar a los hijos de grandes personalidades, justo como el pequeño grupo de chiquillos que se preparaban para un primer partido.

Sin duda podía reconocerlos como la palma de su mano, Kim Taehyung, Min Yoongi, Jeon Jungkook, y otros jóvenes más que se despedazaban por pertenecer a ese círculo de críos mimados.

Jimin se limitó a torcer una sonrisa, y proveer las pelotas de tenis suficientes para que esta manada de herederos pasaran el rato.

—Hey tú.—Lo llamó una voz profunda.—Trae unas botellas de agua.

Jimin por supuesto no se molestó en voltear, sabía de quién era esa horrible voz que le causó cientos de pesadillas, e incluso en otra temporalidad seguía siendo un dolor de cabeza, sin saber por qué Taehyung seguía apareciendo en su vida para atormentarlo.

—Te estoy hablando. Hey.—Taehyung tronó los dedos, pero al no obtener respuesta del otro lo interceptó por delante.—Te estoy hablando.

—Las botellas están ahí.—Jimin las señaló con su filosa mandíbula. Entonces, Taehyung enfureció casi al instante por la negativa de Jimin.

—Quién te crees que eres para hablarme así.—Taehyung retó a Jimin mientras lo tomaba de la playera, pero Jimin no parecía afectarle en lo más mínimo, en cambio le regaló una mirada aburrida.

—Tienes dos manos, dos pies. No veo mayor problema para que puedas tomar las botellas ¿O ustedes si?—Jimin le preguntó esta vez a los otros chicos que acompañaban a Taehyung.

El ambiente se volvía más tenso a medida que Jimin le respondía con mucha arrogancia a su perpetrador, sin duda hoy más que nunca se sentía con mucho coraje para hacerle frente, cuando entonces, sus manos deshicieron bruscamente el agarre de Taehyung, derramando la última gota del vaso.

Taehyung se limpió los labios con su pulgar, y sonrió con malicia antes de tomar desprevenido a Jimin con la intención de propiciarle unos golpes, pero de pronto, una de las pelotas lo golpeó en la frente sacándole un largo quejido.

Absolutamente todos voltearon al origen, y juraron que esa otra persona tampoco la tendría fácil con Taehyung, solo que la persona que lo hizo era la mismísima Kim Hyerim, la cual se tomó muy en serio la encomienda que Seokjin le dejó.

Evitar que Taehyung hiciera estupideces.

¡Qué mierda!—Taehyung siseó buscando al culpable, y encontrándose con los ojos impasibles de su hermana quien estaba a punto de aniquilarlo.

—Que remedio de imbécil.—Hyerim tiró de las orejas de Taehyung, ridiculizándolo delante de todos, lo que desató una serie de improperios de la boca de Taehyung e intentó atacarla verbalmente, pero lo siguiente que Hyerim hizo fue suficiente para humillar al chico de temperamento fuerte.

—Quieres esto.—la chica le mostró la botella de agua, misma que abrió de mala gana y tan pronto como lo tenía, regó el líquido por la cabeza de Taehyung.—Necesitas controlarte un poco, pareces un potro mal educado, que dirán tus amigos de ti. No solo eso, avergonzarás a nuestros padres de lo tan básico que eres ¿Es éste el hijo de Kim Jaesang y Na Hyeseong molestando a los trabajadores?

Las acciones de Hyerim dejaron a los masculinos atónitos ¿Desde cuando era una lionesa todo terreno con el personaje más difícil de la familia Kim? A Taehyung ni lo podían controlar sus padres, pero resulta que ella si logró ponerlo en su lugar, lejos de parecer inverosímil, era interesante que detrás de esa chica tímida hubiera alguien de carácter formidable.

—Discúlpate.—Hyerim le pidió deletreado palabra por palabra.

—¿Estás de coña?—Taehyung le recriminó.—Ni muerto me rebajaría a un pelele como éste.

—Si así lo que quieres.—Hyerim sacó su móvil y tecleo algunos números antes de que la otra persona le contestara.

Lo divertido fue como la rígida expresión de Hyerim se vio ofuscada por unos llantos tan más fingidos que podría ser la próxima merecedora de un Oscar.

—P-papaaaaaa.—expulsó de su pecho un molesto alarido el cual estaba muy lejos de ser real.—Taehyung...—gimoteó.

Por supuesto ella hacía las cosas a la vieja andanza: acusarlo con su padre, lo cual era gracioso, y un tanto inmaduro, pero ninguno sabía exactamente el efecto dominó que tenía hacerlo.

Hyerim era la debilidad más grande de Kim Jaesang, era su bebé, y su joya invaluable.

—Está bien, está bien. Cuelga, cuelga.—Taehyung le arrebató el móvil a Hyerim e intento persuadir a su padre.—Hola papá.—dijo nervioso.—Sí, sí Hye y yo solo estamos jugando, sí, adiós.

—¿Y bien?—Hyerim se cruzó de brazos esperando a que Taehyung le pidiera disculpas a Jimin. A lo que solo puso los ojos en blanco, y se giró a Jimin quien miraba confundido toda esa extraña escena que Hyerim había montado, y a la que incluso terminó involucrando a Kim Jaesang.

No, definitivamente Jimin estaba completamente absorto por la actitud imperiosa de Hyerim, y cómo está había conseguido jalar la correa de Taehyung sin muchas dificultades, al grado de obligar a su hermano a pedir disculpas aunque no fueran del toda sinceras. Pero lo hizo.

Disculpa.—una sola palabra, y fue suficiente para que Hyerim abandonara con urgencia la cancha de tenis, afectada por su encuentro inesperado con Jimin.

Cuando llegó al club de tenis lo hizo con la única intención de compartir el día con Taehyung así como Seokjin le sugirió, lo que no esperaba es que Jimin estuviese siendo molestado justo como en el pasado, lo que provocó su disconformidad, y en consecuencia actuar borde con Taehyung.

Tampoco supo de donde salió toda esa valentía para mantener a su hermano a raya sin morir en el intento, únicamente actuó por inercia y con resultados favorables al parecer.

Sin embargo, no podía dejar de pensar en Jimin, y mucho menos en que su encuentro sucediera tan rápido, a veces el destino era caprichoso poniendo a prueba a todos los humanos justo como lo venía haciendo últimamente con ella.

Hyerim se tocó el pecho reparando en que su corazón chocaba salvajemente contra su caja torácica. Fue así como terminó por comprender que, aunque las circunstancias fuesen adversas, Jimin tenía un efecto impresionante en ella.

Pero sobre todo, qué el patrón seguía repitiéndose, y Jimin jamás dejaría de ser la presa de Taehyung. Así que con ojos oscuros Hyerim evaluó la situación desde lo lejos.

Su hermano nunca dejaría de ser el heredero mimado de los Kim que siempre obtenía lo que quería, mientras se mofaba de eso. Y Jimin tampoco dejaría de ser un pobre chico al que le habían negado la justicia.

Entonces, una brillante idea se le vino a la cabeza, para que al final la balanza se inclinara a favor de su preciado Jimin.

A cómo diera lugar, elevaría el estatus de Jimin, y Taehyung se tragaría sus palabras.

Somebody else Donde viven las historias. Descúbrelo ahora