Divino Karma.

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Bad Omens - Death of peace of mind.

Mirando a su objetivo a los ojos, Dallas se lanzó ante quien el creía que sería su víctima y antes de asestar el primer golpe recibe un puñetazo en el estómago de un chico que sonriente lo miraba a los ojos a pocos centímetros de el sofocandole.

- Como es posible?.- dijo el bestial chico arrodillandose por la falta de aire provocada por el impacto de las pequeñas manos del frágil joven. Se sentía como si sus nudillos fueran rocas alrededor de una placa de metal. De la nada siente un enorme dolor en el rostro con el que casi pudo escuchar el crujir de su cráneo con un dolor casi insoportable tirándolo al suelo. Escuchando los gritos de todos a su alrededor. - Vamos Dallas, levántate. - Pidió Rocky alegremente. Dejando al otro levantarse con dificultad. Miró hacia el suelo y se dio cuenta de que de su rostro caían gotas de sangre. - Es mi sangre. Maldita sea es mi propia sangre! - Gritó con un odio aberrante lanzándose a Rocky logrando dar el primer golpe pero recibiendo dos a cambio.

Dallas vio levantarse al chico ya con sangre en su rostro como si nada, sacudiéndose la tierra del cuerpo como si fuera más importante que la sangre que estaba derramando. La sonrisa no se le borraba del rostro. Y era lo que más desconcertaba a Dallas. - Por que te levantas? ¿Por qué me sonríes maldito? Que no vez que acabaré contigo? - Dijo furioso. - Descuida, tus sueños no se van a lograr. No hoy. Mira a la gente que te aclamaba. Míralos como te observan, sería una pena que te vieran perder. Pero tienes que aprender una lección el día de hoy. Le dio la mano para levantarlo pero Dallas se negó. Lo embistió con fuerza hacia el suelo de nuevo pero recibió un golpe en la nuca que lo desconcertó por completo. Empezó a dar una lluvia de golpes, esquivaba unos cuantos, recibía otros. Rocky podía sentir el odio en cada puñetazo. Pero no hizo por defenderse hasta que logro ponerse de rodillas.

Algunos pensaban que pediría perdón y se había arrepentido, pero fue directo a la espalda del chico a la cual le brindó un codazo brutal. Trató de levantar a Dallas del suelo pero solo fue una finta para todo el público pues se lanzaría a darle una serie de patadas en el rostro. Su calma inquietaba a todos. Cómo a pesar de cada intento de Dallas por tirarlo acababa igual. El se levantaba, seguía sonriendo y volvía a la batalla en cuestión de instantes.

Dallas estaba por perder la consciencia, ya le era casi imposible levantarse. Rocky se acercó y comenzó a patearle el abdomen, sonriendo aún y con ambas manos en los bolsillos del pantalón. - Vamos Dallas, levántate, anda. Vamos. No dejaré de patear hasta que te levantes y me demuestres de que estás hecho. - Las lágrimas de dolor estaban casi brotando del chico mientras entra un camarada del casi desfallecido matón alfa. A quererlo salvar pero recibe a cambio un cabezazo directo al rostro. - No deberías meterte en esto chico si no quieres salir lastimado.

Dallas pudo levantarse y logra tomar un respiro que le costó la sangre que ahora salía de su boca. Le dio dos golpes al chico tirándolo de nuevo. Pero una vez más el se levanta como si nada hubiera pasado. - ¿Por qué te levantas? ¿Por qué no te quedas en el suelo y pierdes como todos maldito? Deja de sonreírme así. Se acerca a él y lo golpea pero una vez más los golpes le son devueltos. Está vez son más de 7 golpes directos al rostro. - Claro que me duelen, pero... ¿Tu que sabes lo que es dolor?

Dallas se aleja lo suficiente del chico, casi seguro estoy de que pensó en huir. Nadie nunca lo había visto así. Teniendo todo en contra. Y en su último acto de voluntad, fue hacia los chicos y sacó una navaja de su chamarra. - No serás un cobarde conmigo Dallas! - Gritó Rocky haciéndo voltear a su enemigo. Hizo una tijera sin sacar sus manos de su pantalón nuevamente lanzando una patada directo a la quijada de Dallas levantandolo al menos 1 pulgada del suelo. Y antes de que cayera lo tomó de ambas manos y notó que ya estaba noqueado.

"Su sonrisa es como la de un ángel pero sus puños demuestran que no teme bañarse en sangre". Decían todos al ver victorioso a Rocky. Quién levantó a su exanime contrincante. Mientras los "amigos de Dallas temían por su vida, alejándose del sitio. Y todos los demás veían asombrados el resultado final.

- Oigan chicos. ¿Dónde está el auto de Dallas? - Preguntó amablemente Rocky. Siendo respondido solo con una señal de los chicos a una hermosa Hummer color amarillo. Buscó entre las cosas del joven y encontró las llaves. Tomó el vehículo y se fue en el junto con su desvanecido rival.

Dallas despertó en una casa, donde se sentía un conocido calor de hogar. Tan conocido como el de su viejo hogar donde vivía con su madre y su padre. Antes de que se tuviera que hacer cargo de la rama secundaria. Antes de que todo en su vida cambiara. Trató de levantarse pero al hacerlo un inmenso dolor ingresó a su cuerpo al instante. - Maldición! - Expresó en voz alta mientras abren de golpe la puerta y es Rocky con solo una toalla en el cuerpo demostrando que su delgado pero sencillamente tonificado cuerpo estaba repleto de cicatrices. - ¿Quién...Quién te hizo eso? - Dijo Dallas asustado al ver detenidamente a Rocky. - ¿De que hablas? - Contestó el chiquillo como si de nada se tratara. - Tu cuerpo. Está lleno de... cicatrices de cortes, cortes profundos. - De nuevo mira Dallas esa sonrisa en el chico. - Oh vaya, solo son cicatrices de cuando entrenaba. Ya no entreno tan duro, no te preocupes. Ya soy nivel maestro. Ya puedo presentir los golpes desde antes de recibirlos. - Dallas rió incrédulo. - Patrañas. Nadie puede hacer eso. - Rocky le dió el té a su rival y le sonrió. - Con el tiempo vas aprendiendo que todos los movimientos pueden ser previstos. Deberías jugar ajedrez. Bebe esto. Es buen analgésico. Ya me encargué de erradicar la mayoría de la inflamación. Algo de árnica y aceite de laurel y estarás como nuevo para el lunes. - Mira con odio a Rocky. - ¿Y por qué me ayudas? Debiste haberme asesinado. - Rocky suelta ligeras carcajadas. - Uy! Que serio. Termina el té anda. Deja de decir tonterías, nadie matará a nadie. Solo fue una pelea, tendré muchas más y tu también tendrás muchas más. Solo procura cuidar tu rostro. Tus ojos son demasiado lindos para llenarlos de sangre. - Dallas levantó la cobija para salir de la cama y se dio cuenta de su desnudez. - ¿Por qué estoy desnudo? ¿Que me hiciste? - Rocky hace una mueca y le dice. - Estabas bañado en tu propia sangre. No iba a dejar que quedarás oliendo a carne podrida y atrajeras a las moscas. Además puse a lavar tu pantalón y tú boxer. Por cierto... Creo que hiciste demasiado esfuerzo con el estómago. Pero todo bien, guardaré tu sucio secreto. Si quieres vestirte te traeré una pijama. Creo que te quedará una de las mías. Rocky salió y Dallas al levantarse se dio cuenta que era el mismo día. Pero eran casi las 11 de la noche. Nadie le había llamado, nadie le había preguntado cómo estaba. El único que se preocupó por el fue su mismo adversario. Quién se escuchaba venir en camino. Al abrir la puerta trató de forcejear pero de la nada quedó frente a el poco de juntar sus labios con los suyos. - Vamos Dallas, no tenemos que pelear. Descansa. Mañana seguiré ayudándote con tus heridas. De la nada suena un teléfono. Es el de Rocky. - Hola, abuela. ¿Me alegra mucho que la quimioterapia haya salido muy bien. Esta ya es la tercera de la lista y pronto estarás curada. Si, estoy con un amigo aquí en casa... si abuela, ya le di algo de tomar. Pero no sé si quiera comer algo... Gelatina de colores en el refrigerador de atrás? Increíble. Claro abuela... Yo te amo más. Perdón Dallas, era mi abuela. Llegará el lunes, así que me estás haciendo compañía para ahora que llegue. Y que bien por qué está muy oscuro aquí cuando estoy solo y la oscuridad me da algo de miedo. - Dallas se burla del chico. - Como puede ser que a un monstruo como tú le de miedo la oscuridad. Tu podrías matar a cualquiera que se te atraviese de dos puñetazos aún sin ver. - Rocky le sonríe de nuevo. - No podría matar a nadie, solo que... la oscuridad me trae malos recuerdos. Pero generalmente mi mente está en paz. Duerme, mañana por la mañana te podrás ir. Solo déjame sanar las heridas que siguen en tu rostro. Quedarás como nuevo lo juro.

Dallas lo sabía, le temía de verdad. Esa macabra sonrisa que muestra empatía y compasión a él se le había quedado marcada en la mente. Vio encenderse la luz de la sala, y con ello un enorme golpe se oyó hacia el suelo de madera. Asustó a Dallas, quién fue a ver qué sucedía. El chico solo se dejó caer el suelo y quedó en un profundo y pacifico sueño... - ¿Que clase de monstruo eres Rocky? Dijo a sus adentros antes de volver a la cama y dormir tranquilamente en casa del enemigo...

La Luz Al Final Del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora