Faouzia - Minefields.
Dallas se dirige una vez más a la estación de policía. Pero está vez tiene solo una idea en mente. Entregarse y decir todo lo que vivió al lado de su padre. Al lado del jefe de Alastor.
El jefe lo recibe. - Así que tú eres el hijo de Alastor. Y vienes a entregarte por ti mismo. - Bien, mi nombre es Reginald Washington. Y como vienes a entregarte debo decir que tienes mucho valor. Espero y estés listo para esto. Por qué quiero que me lo digas todo joven. - Dallas sonrió al escuchar su nombre... - Viejo Reggie, y sintió algo de curiosidad al escuchar bien su voz.- Dijo contento. - ¿Que pasa hijo? ¿Todo bien? - Preguntó aquel hombre al ver qué las intenciones de Dallas eran honestas. - Mi perro se llamaba Reggie. Qué extraña es la vida ¿No? Fue el último regalo que me dio mi padre. Confesaré todo comisionado. Desde que recuerdo hasta justo el día de hoy. Solo le pido que mi hijo esté resguardado en un buen lugar donde mi padre jamás pueda volver a tomarle. Llamaré a la nana para que lo pueda traer. A los pocos minutos llegó la señorita Gnapoor con el pequeño Flint. - Hijo, preséntate con el policía. - El niño, aún algo nervioso por lo sucedido hace unos días saludó al comisionado Washington. - Hola oficial, mi nombre es Flint Alistair Dallas. - El comisionado sonrie. - Que lindo nombre niño. Oye, voy a hablar un poco con tu papi. Será cosa de unos minutos. ¿Podrías ir a esperar en la oficina grande que está en el segundo piso? Te va a gustar, se puede ver todo desde allí. - el niño acepta. Y el comisionado envía a un oficial con ambos, a la espera del resultado.
En realidad pasó poco más de una hora. - El comisionado obtuvo una gran cantidad de información útil para la investigación. Y pidió hacer una reunión especial al día siguiente.
- Damas y caballeros, como saben el día de ayer Rainier Dallas, hijo de Rainier Alastor Dallas confesó y se entregó. El día de hoy se encuentra en la celda del edificio. Contará con protección las 24 horas y... Ha decidido que quiere dar su vida por el país y ayudarnos para reducir su condena y poder estar con su hijo en protección a testigos. De no morir en el sitio se le dará el asilo en uno de los sitios que prepararemos para el. Y si alguno de ustedes tiene dudas o preguntas hacia el puede hacerlo con confianza.
De toda la información recabada... - Flint fue sin decir nada a ver a Dallas, sin darse cuenta de que Mendoza lo vio alejarse. Llegó hasta el y apenas notó su presencia se levantó del concreto que sirve de cama y se acercó a el. - Ahora es mi turno de estar encadenado. - Flint le sonríe. - Como siempre debiste haber estado. - Dallas sonríe de sorpresa y lo mira alegre. - Que hiriente andas hoy Flint Stone. - Flint se aleja unos pasos al verlo acercarse. - ¿Por que decidiste... Entregarte? - Dallas agachó la cabeza y lágrimas cayeron hasta el suelo y con la cabeza gacha decidió contestar. - Haría lo que fuera por mi familia, el pequeño Flint es mi familia, y no merece que cada que puedan las personas lo secuestren y le ataquen. El es un niño que merece vivir de amor y de paciencia... tal vez mucha paciencia por qué el niño puede moverse tan rápido y hacer fechorías. Y tu, también eres mi familia. Y tu lo hiciste una vez, tu peleaste por mi por el amor que me tenías y por lo sucedido en la casa de tu abuela. Tal vez si yo hago lo mismo por ti y por esa casa mi deuda quedé saldada contigo. Y quizá eso me ayude a dejar de amarte como lo he hecho... Al verte estos días me doy cuenta de lo mucho que haz cambiado como persona, y eso... me ha dado nuevas esperanzas contigo. Algo que sentí más real que antes. Verte como un tipo serio con sus propios problemas y dudas. Con cosas que hacer y resolver y un crecimiento que no cualquiera daría. Mírame a mí, estuve estancado donde mismo durante más de 15 años y nunca he logrado nada. Y mírate a ti. Subiste, creciste, fuiste y volviste como un caballero. Quizá si muero ahí defendiendo a la patria como dice tu jefe. Pueda yo saldar mis deudas contigo, con tu abuela y con toda esa gente a la que herí. Pero si no muero podré darle una vida tranquila a Flint. Pero si muero ahí... Prométeme que lo vas a cuidar y harás de el un gran hombre. Uno como tú. Tu no eres un idiota como yo. Tu no dejarías que nada te separe de los seres que amas. Así como yo siempre pierdo a quienes amo por mi culpa. Y disculpa por lo del beso. Me dejé llevar por todo lo que siento por ti. Quizá no debería ser tan veloz y actuar sin pensar. Quizá solo soy un tonto que cree que te pertenece. Pero quería ver si todavía me amabas. ¿Tienes algo que decir? - Flint solo movió la cabeza en señal de negación. Apretó los labios y se retiró del lugar. Mientras Mendoza se acercaba a su jefe. Muy contento.
- Bueno, muchas gracias a todos por su atención. Desde hace algunas semanas recibí una notificación en otro estado para ascender a detective. Me alegra anunciarles que el día de hoy me retiro de estas oficinas para ingresar el próximo lunes como detective del distrito NO-412. Cada cosa que viví aquí ha sido una parte importante en mi desarrollo personal y laboral. Y me marcaron como lo que soy ahora y quién quiero ser en un futuro. Espero poder volver algún día como un inspector o como un nuevo comisionado... Ya que el viejo inspector decida que ha llegado el momento, por qué por ahora no lo veo muy convencido de querer irse. - Todos empezaron a reír. - Así que muchas gracias por todo. Y les deseo lo mejor en esta misión que significará un antes y un después no solo en la ciudad, sino en todo el país.
Al terminar el turno, Flint se acerca a Mendoza y trata de besarle. - Que orgulloso estoy de ti nene. - Pero recibe una evasiva por parte de Mendoza. - Sabes Flint. Quizá nunca me diste una oportunidad por qué siempre amaste a este chico. Quizá yo solo te gustaba pero tú corazón está con el. ¿Quién lo diría? Un detective enamorado de un mafioso que por amor se trata de redimir... Me hizo darme cuenta que yo no pertenezco aquí. No te pertenezco a ti. Fue un orgullo enorme trabajar contigo. Y también haber sido parte de tu vida. Pero en este punto, ya lo escuché todo ahí abajo. Aún si trataste de hacerte el duro y negar lo que sientes por el. Se lo que sientes, por qué yo mismo lo vi ahí, en esa casa. Lo vi ahí abajo... y lo veo ahora. No tengas miedo a amar. Esta vez si lo puedes perder para siempre.
Mendoza toma todas sus cosas y se va con la frente en alto y sus ojos aún con lágrimas. Ha dejado el pase libre para que el verdadero amor vuelva a florecer y eso lo llena de alegría. El amor ya no depende de el. A veces en el amor no se es el destino sino el medio para llegar, y esta vez le tocó perder. Adiós Mendoza.
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La Luz Al Final Del Infierno
Roman d'amourUna vez más estamos aquí. Un ángel y un demonio luchando por un amor que ninguno de los dos entiende.