Amnesia

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Brandi Carlile - The story.

Despierta en una cómoda cama, escucha a los pájaros cantar y el hojear de algo que parece ser un periódico.

Hombre

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Hombre. - Vaya, al fin despertaste.

 - Vaya, al fin despertaste

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.- Quién es usted?

Dice el joven algo asustado. No entendía nada.

Dean. - Soy Dean, Dean O'Neill. El dueño de esta casa. El enfermero que te curó. ¿quién eres tú?

El chico no sabía que responder, había olvidado todo, el golpe recibido fue tan grave que le dañó la memoria. Miró hacia el periódico y vió un nombre allí.

. - Roman.

Dean. - Roman es tu nombre.

Roman. - Si, ese es mi nombre.

Dean. - Recuerdas algo más?

Roman. - No, nada. No se a donde ir. Ni siquiera se de donde soy. No se que hacer. No se a donde debo ir. No entiendo nada.

Dijo el chico exaltado Debido a su perdida de memoria.

Dean. - Roman, ya es un avance que hayas recordado tu nombre. Te contaré cómo te encontré y dónde fue y tal vez tú recuerdes algo. Fue el 15 de Marzo. Hace 4 días, iba yo camino al trabajo, era uno de esos días en los que vas solo por qué no tienes nada más que hacer, incluso aún no me había tomado mis vacaciones y ya había pasado el tiempo para ellas. Iba a 50mph escuchando Every day de Ariana Grande, Dios esa canción debe ser un himno. Y de la nada un lindo jovencito salió de entre los matorrales bañado en sangre cerca de River Oaks. Pensé que estabas por morir, incluso llegando aquí casi te di por muerto. Te bañé y te acosté en mi cama. Dormiste todo este tiempo así que no se cómo te encuentres, quizá tienes hambre. Voy a prepararte algo de comer, si quieres puedes acompañarme, quizá quieras caminar un poco.

El chico se levantó y en plena desnudez sintió pena.

Dean. - No te asustes. Fui yo quién lavó tus partes, incluso lo depilé por ti. El vello corporal me da un poco de asco lo siento.

Roman tomó a Dean del hombro y poco a poco tomó confianza para caminar junto a él. Se sentó en la sala y vió la televisión sentado en el sofá mientras Dean le preparaba un ligero desayuno.

Desayunó tranquilo mirando a Dean como un héroe, fijamente denotando alegría en su rostro.

Dean. - Roman. ¿Quieres quedarte conmigo en lo que recuerdas algo? Podemos ir por algo de ropa para ti más tarde.

Roman aceptó quedarse con el, a fin de cuentas no sabía siquiera su propio nombre y este hombre lo trataba con cariño, un cariño que había captado su atención.

El tiempo pasaba y ya casi un mes después el chico ya se sentía como en casa. Esperaba a Dean llegar de trabajar y el mismo había aprendido a cocinar para ayudarle. Por las noches llegaba y le esperaba. Siempre agradecido por todo el apoyo brindado.

Una noche Dean llegó cansado de trabajo con el teléfono en mano.

Roman. - Buenas noches Dean. ¿Sucede algo?

Dean solo mira a su amigo con paciencia y le contesta tiernamente.
Dean. - Mis padres... Quieren venir a casa. Creo que quieren quejarse que casi cumplo 40 y aún no me he casado. Con las ganas que tengo de escucharles la misma cantaleta de siempre. El año pasado casi me dijeron que moriría solo. Y ahora te verán aquí pensarán que somos pareja y cuando les cuente que solo es un amigo que perdió la memoria, apenas se sabe su nombre y el idioma que habla, pero está aquí conmigo.

Roman. - Pues... Hagamos de mi tu prometido. No soy nadie, así que puedo hacer de mi lo que yo quiera, y quiero ayudarte a hacer que crean que soy tu prometido.

Dean. - Pero Roman, no tienes ni 30 años. Mis papás creerán que soy un asalta cunas.

Roman. - Quiero ser un Roman O'Neill. Solo dime qué hacer Dean. Estoy dispuesto a lo que sea, haz hecho demasiado por mi. Sin ti tal vez estuviera muerto o en el peor de los casos escondido en un rincón deseando estarlo. Y mírame, estoy contigo. Soy funcional, y ya vivo contigo y hacemos cosas de pareja. Que más da besar tus labios para aparentar. Lo haría millones de veces.

Dean lo miró a los ojos y pudo ver qué el chico estaba convencido. Interesado y entusiasmado.

Roman se acercó y sin decir más nada besó los labios de Dean.

Roman. - Ves, es fácil para mí. Lo haré de nuevo. Solo falta tener una historia de amor.

Y besó una vez más a Dean, pero este último, en lugar de no hacer nada siguió el beso sorprendiendo a Roman, aún así lo dejó seguir. Cerró sus ojos y tomó de los brazos a Dean. Lo estaba sintiendo, estaba seguro de ello. Estaba enamorado de Dean.

Dean se retiró por si mismo después de algunos instantes.

Dean. - Uff, que intenso. Hace mucho no me besaba con alguien así.

Roman. - Yo ni siquiera recuerdo haber besado así a alguien. Pero podemos seguir si quieres. Ya me conoces, de cuerpo completo. No veo por qué no seguir.

Dean. - Seguro?

Roman.- Si, quiero ver qué sigue de esto. Siento algo nuevo y muy hermoso de esto. Casi como si el final feliz de mi cuento fuera aquí contigo.

Dean. - Si seguimos así le diré a mis padres que no vengan por qué estaré con mi prometido.

Roman. - Diles lo que quieras, que vengan si quieren. Yo estaré aquí para ti. Y encantado seguiré contigo. ¿Que te parece si seguimos en lo que estábamos? Quiero seguir probando.

Dean. - Me da algo de pena. Eres un jovencito. Y yo tengo 39 años.

Roman. - Vamos a paso lento, yo también tengo miedo. Pero se que contigo estaré bien.

Roman besó nuevamente a Dean, acaricio su cabello y acercó la mano de su salvador a su cintura. Dejó que el le mostrara que era lo que tenía que hacer. Y sin duda acertó en hacerle decidir. Pues con ternura y paciencia desnudó su cuerpo haciéndole sentir que estaba en un lugar seguro.

Lo que Dean no sabía, era que desde el instante en el que despertó en ese lindo cuarto color beige con detalles en blanco supo que el, el mismo Dean era ese lugar seguro que Roman necesitaba.

La Luz Al Final Del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora