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Riley.

—No me jodas.—digo al ver el jodido resultado.

¿Qué mierda significa esto?

Salgo de la clínica, a la mierda con esperar el mes, que toda esta mierda pase rápido.

Ya estoy cansado de todo y de todos.

Malditos hijos de puta.

Mis manos tiemblan, y cuando estoy a punto de subirme una voz me detiene. Me doy vuelta y veo que es un policía.

¿Que no he tenido suficiente?

¿Qué karma estoy pagando?

No digan.

Ya sé cuál.

Pero joder, que esto pare ya, creo que ya he pagado suficiente.

Me preguntan mi nombre y me piden que los acompañe.

—¿Por qué me llevan?—Pregunto agotado.

—Tiene usted una orden de  arresto, por abuso sexual hacia la señorita Samanta Reyes. Tiene que acompañarnos. Por ahora tiene derecho a un abogo, todo lo que diga podrá y será usado en su contra.—Dice uno acercandose a mi.

—¿Qué mierda...?—Digo, pero antes de protestar veo como sacan unas esposas.

Joder.

Todo esto va de mal en peor.

¿Qué mierda le pasa a esa loca?

¿Por qué estos cabrones actúan así?

¿Tan rápido?

¿Acaso tienen pruebas?

¿De qué van a tener pruebas?

A esa jodida loca no le hice nada. Ni si quiera la he tocado. Me da asco. La odio con todo mi ser... maldita lunatica.

Ya se sabe qué loca está. Pero, ¿yo, abusar de ella?

Joder. No.

Ella es la jodida violadora.

A mi, me violó...

Maldita sea. Voy a estallar.

Joder.

Debí haber actuado antes.
Si todo hubiese sido más rápido, ahora se estarían llevando a la maldita de Samanta y su primo.

No a mí.

No yo, que fuí su víctima.

Nota: hasta cuando la mala suerte de Riley:(

Mi amor, traidorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora