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Luisa.

En el camino me sentí rara...

Como si me estuvieran observando, pero se me pasó ese sentimiento cuando llegué a casa...

Pero ahora que llegué, siento que me observan nuevamente. No sé donde, pero hay una mirada pendiente a mí. Siento un leve escalofrío.

¿Será Kurt que llegó antes que yo?

¿O tal vez Riley que quiere hablar conmigo?

No lo sé.

Cuando me doy vuelta suelto un suspiro de alivio.

—Kurt.—Digo sacando mis llaves para entrar.

—Luisa... ¿Podemos hablar?

Oh no.

Con tan solo oírlo siento que algo va mal.

—¿Qué pasó?—mi voz tiembla mientras abro la puerta.

Cuando estamos adentro dejo mi bolso en el sofá mientras tomamos asiento. Las dudas me invaden.

¿Qué pasó?

¿Por qué siento que lo que me va a decir me va a destrozar?

Tenía que ser muy bueno para ser verdad, ¿cierto?

—Yo...

Mi celular cortan sus palabras, dispuesta a apagarlo, lo saco de mi bolso, pero al ver que me llaman al número de mi trabajo, contesto, con el fin de retrasar un poco más todo esto.

—¿Diga?—Contesto moviendo mi pierna por los nervios.

Amiga mía.—Añade una voz burlona.—¿Me extrañaste?

—Samanta.—Suspiro con fastidio.—¿Qué mierda quieres?

—¿Sabías que tu exmarido es un maldito delincuente.?

—Colgaré.

—¡No!—Grita al teléfono.

—¿Qué quieres?—agrego nuevamente.—¿No pudiste amarrar a Riley a ti y ahora intentas dejarlo mal, con todos?—Digo y veo como Kurt me mira con cara de intriga.—Dios, quiérete un poco samanta, y deja a ese hombre en paz, búscate a alguien que te tolere.

—Eres una...

—Mira, este intento patético tuyo de joderlo o molestarme no funcionará, digas lo que digas nadie te va a creer, así que deja de joder de una vez Samanta, das pena.—Me llevo la mano a la cabeza, intentando aliviar el dolor que se ha instalado.

—Bueno, al parecer la policía sí me ha creído... por algo yo estoy libre y él se encuentra detenido por un delito sexual.—Puedo escuchar un poco de diversión en su voz.—Y prepárate cariño, que tú serás la siguiente.

—¿De qué mierda estás hablando?—Me paro de golpe.

Ella se ríe y cuelga el teléfono.

Estoy... ¿Impresionada?

No lo sé.

Pero no le creo.

Esta mujer sería capaz de inventar cualquier cosa.

Y sé que no debería defenderlo, pero conozco a Riley, y sé que nunca haría algo como eso. Jamás se atrevería a siquiera levantarle la mano a una mujer.

Será un hijo de puta infiel, pero no un jodido violador.

Y que me encarcelen si me equivoco. Pero estoy completamente segura de que él no hizo nada...

—¿Luisa?—Se acerca Kurt.—¿Qué pasó?

Meneo la cabeza saliendo de mis pensamientos. Y lo miro.

—¿Podemos hablar después?

—Claro, ¿pero qué pasó?—Expresa su preocupación.

—Riley está en prisión.—Digo.—Por abuso sexual...

Dios.

Este año he visitado la comisaria más de lo que me hubiese "gustado".

Tomo mi bolso y saco las llaves de mi auto.

—¿P-podrías llevarme?—Le pido.

No creo poder manejar en este estado, todavía me estoy debatiendo si creerle a la tipa o no. Y cada que pienso en sus palabras, mi mente me dice que no le crea a esa embustera. Le preguntaré a él. Me da miedo que en estos años él se haya convertido en algo que no reconozco...

Espero no estar equivocada por elegir creer en la inocencia de Riley.

Mi amor, traidorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora