Riley.
Luisa, si lees esto es porque probablemente yo ya no estoy vivo, y no es por ti que lo hice, así que no te sientas culpable. Si lo hice, es por mí, porque no puedo vivir sin ti, y si tú no estás, prefiero no vivir en absoluto. A pesar de mis errores, nunca dejé de amarte. Y espero que de verdad puedas perdonarme. Por favor, perdóname por no hablar las cosas, por negarte tus grandes deseos de ser madre, perdóname por ocultar mis errores. Perdóname, por favor, perdóname por no haber sido el esposo que te merecías. Lamento no ser el padre de tu hijo, lamento no haber sido lo suficientemente maduro para sostener nuestra relación.
Espero que algún día puedas perdonarme. Aunque me encantaría irme sabiendo que me amas, me voy conforme con que tú estarás bien y podrás seguir viviendo. Siento mucho que mis palabras solo sean de lamentos, pero la he cagado tanto contigo que el perdón se queda corto. Esto más que una despedida es un hasta luego, sé que realmente somos almas gemelas, pero no estamos destinados a estar juntos, al menos no en esta vida. Pero deseo con toda mi fuerza que, si existe otra vida, pueda encontrarte en ella y evitar cometer todos los errores que cometí aquí.
Espero que en otra oportunidad, podamos ser una familia, tener muchos hijos y amarnos plenamente. También deseo que me ames en ella, tanto como me amaste en esta y no lo valoré. Me gustaría que me regañaras por ocupar el celular en la mesa, como lo hacías antes, que me cocines tus deliciosos platos, quiero que nos volvamos a sentar en la mesa a hablar de trabajo, y sobre todo quiero amarte lo suficiente para que te quedes a mi lado, deseo ser suficiente, pero eso pasará solo en otra vida.Esto probablemente ya lo sabías pero me encanta cuando te enojas, y puede que tal vez esté alargando esta carta por miedo. Pero de verdad espero... poder encontrarte en otra ocasión.
Si lees esto es porque te amo, y mi corazón siempre te ha pertenecido. Mi corazón está donde debe estar, en ti. Te amaré por siempre, pulgarcita.
Se despide tu "grandulón", Riley.
—Señor, ya es hora del examen de compatibilidad.—Me avisa el médico que había salido de la habitación para darme espacio y así poder escribir mi carta a gusto.
Dejo el lápiz en la mesa, me guardo la carta en el bolsillo y limpio mis lágrimas.
—¿Está listo, señor?—Pregunta.—
—Sí, estoy listo.—Contesto decidido.
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Mi amor, traidor
RomanceElla realmente desea ser madre. Pero él no lo desea tanto como ella. Ella no lo quiere presionar demasiado, pero sus deseos de tener una familia numerosa son inmensos... Un día ella por cosas de la vida va a su oficina para darle una ultima oportuni...