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Riley.

Me quedo paralizado ante el disparo. Antes de siquiera pensarlo corro hasta donde está Luisa. Joder...

—Yo... lo maté.—Dice sin aliento.—Lo maté. Está muerto.—Repite.

No sé si se ha dado cuenta de que soy yo quien está a su lado, pero de igual forma me deja rodearla con mis brazos.

—Tranquila. No pasa nada. Si tú no disparabas seguramente él lo habría hecho. Es matar o morir. Luisa, pequeña está bien.—Susurro mientras sostengo su cuerpo tembloroso.

—Yo...

—Tranquila.—la interrumpo.—No pienses en eso ahora, tienes que concentrarte para salir de aquí con la niña.—La aprieto más contra mí, disfrutando de su cercanía.

Sé que no es el momento, pero joder, la he extrañado mucho.

—Riley.—Dice como si recién se supiera que estoy aquí.

—Estoy aquí para ti pequeña, siempre lo estaré.—Respondo.

—Mi hija.—Se separa de mí.—Tengo que encontrarla, tengo que salvarla, ella necesita a su mamá...

—Tranquila, estamos en eso.—La intento calmar.

Viéndola bien me percato que tiene sangre. Puedo percibir una herida en su abdomen, también tiene su cara moreteada, y sé por la forma en la que se toca el estómago, tiene alguna costilla rota.

Jodidos imbéciles.

—Vamos.—Le extiendo la mano para guiarla.—Los chicos ya deben tener a la Adira.

—¿Los chicos?—Pregunta confundida.—¿Quién más vino?

—Kurt, Louis, yo, y refuerzos.—Comento.—Todos vinimos por ti Luisa.

Ella parece querer hablar, pero se lo calla.

—Te extrañé, sé que este no es el momento, pero me gustaría poder tener una charla privada después de salir de acá.—Comento mientras la guío y reviso que no haya algún individuo.

—Si es que salgo viva de aquí.—Intenta reírse, pero en vez de eso se queja por dolor de alguna de sus heridas.

—Vas a salir viva de aquí. Me encargaré de eso. Saldremos todos bien.

—Yo... está bien. Solo quiero que no le pase nada a mi hija, que no le pase nada a nadie. No soportaría perder a algunos de ustedes.—Dice con notoria tristeza.

—Todo estará bien...—Mis palabras se ven interrumpidas por una ráfaga de disparos.

Mierda.

—Mi hija... ella podría estar entre medio de eso yo tengo que sacarla.

Estoy a punto de hablar cuando me llega un mensaje.

Louis: tengo a mi sobrina, ¿Está Luisa contigo?

Tecleo un rápido "Sí" y la ubicación exacta de donde estamos.

—Ella está bien, Louis la tiene, la traerá acá.—La calmo.

Pero ella no reacciona. No me escucha. No hace nada más que agitarse. Está al borde de un ataque de pánico.

Mierda...

Joder.

—Luisa, pulgarcita, escúchame, está todo bien, ¿si? No estás sola, estoy aquí contigo, nada te pasará a ti ni a la niña. Todo estará bien...

—R-riley... No puedo—Se corta— No... no puedo r-respirar.—Dice entre jadeos y llantos.

—Mierda... bien, haré algo, ¿está bien? Estarás bien, si te enojas conmigo después de esto tienes todo el derecho a golpearme.—Explico nervioso.

Ella no puede hablar, solo se limita a asentir.

—Aquí voy...

Sin demorarme mucho tengo mis labios pegados a los suyos permitiéndome robar su aliento. Permitiéndome sentir por primera vez en tanto tiempo sus labios sobre los míos. Jamás me imaginé que la estaría besando entre balas cruzadas.

Profundizo el beso atrayéndola hacia mí haciendo que estemos totalmente pegados el uno al otro.

Me siento mal por aprovecharme de la situación, pero ella lo necesitaba para calmarse, y yo para poder seguir vivo.

—¡Riley!—La voz de Louis nos interrumpe.

Me separo rápidamente y veo que tiene a la niña en brazos.

Dejando a Luisa más calmada, en un estado de shock, me acerco a Louis para tomar a la niña.

—Hola niña...—Intento ser lo más suave con ella.—Soy amigo de tu mami.

La niña abre los ojos y se ríe. Es una risa inocente. Pura...

Por cuanta mierda ha pasado la niña, y sigue siendo la luz entre tanta oscuridad. Un sentimiento se forma en mi pecho. Algo que jamás sentí antes.

—Adira...—Llega Luisa a mi lado y me la quita.

Yo decido darles un momento a solas y me acerco a Louis quien se está sacando el chaleco anti-balas.

—¿Qué hay de Kurt?—Pregunto.

—Se está encargando de los que quedan, le avisé y vendrá para acá en breve.—Comenta sin preguntar por lo que vio, cosa que agradezco. Sin embargo sé que quiere hacerlo.

—¿Mataron al viejo?—Añado.

—Si, Kurt se encargó de eso.—Contesta tajante.—Luisa, tienes que ponerte esto...—Le muestra el chaleco.

Decido quedarme callado mientras el le ayuda a colocarse el chaleco, Luisa se lo pone mientras que Louis habla con la pequeña niña, luego veo como el y Luisa intercambian unas palabras y ríen...

Cuando ella vuelve a estar a solas con la niña, Louis vuelve hasta donde estoy yo. No habla pero siento como su mirada esta puesta en mí.

—Habla.

—¿Por qué la besaste? ¿Ella te dejó hacerlo?—bombardea con las primeras preguntas mientras la observa.

—Se cargó a un tipo para poder salir de la celda, eso, más bien, todo esto le produjo un ataque de pánico. Besarla solo fue una manera de calmar su respiración.—Explico.

—Que conveniente.—Expresa sarcástico.

Yo decido ignorar eso. Cuando se sienten unos pasos detrás de nosotros nos damos vuelta, y vemos a Kurt, está agitado y con salpicaduras de sangre que deben ser del viejo. Sin siquiera mirarnos o dedicarnos una palabra, corre hasta donde está Luisa y su hija.

Veo como él las abraza y deposita un beso en la frente de ambas. Dios sabe v
Cuanto lo envidio.

—Salgamos de aquí.—Lo escucho decir.

—No tan pronto.—Dice una voz desconocida para algunos, pero definitivamente conocida para mí.—Alguien de aquí, tiene asuntos pendientes conmigo.

¿Qué mierda hace acá?

Mi amor, traidorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora