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Luisa.

Tengo todo listo.

Con mi hija en brazos salgo de la casa y me subo al auto.

Mi niña ya está durmiendo.

Cosa que me permite hacer todo más silencioso.

Necesito asegurar su seguridad. Su vida.

Hecho a andar el auto, buscando llegar lo más lejos que pueda.

No quiero que un día mi hija sea quien esté en un ataúd.

...

Llevo manejando por horas. Busqué en Google y me salió un lugar apartado. Pero no tanto como para demorarme mucho en llegar.

Sé que no me van a encontrar.

El sueño no me deja concentrarme bien.

En serio estoy a punto de cerrar los ojos. Pero no puedo.

No puedo parar ahora. Es una oportunidad para una nueva vida.

De la nada me asusto porque mi hija empieza a llorar.

Mierda.

—Calma bebé...—Susurro—Aguanta un poquito linda. Me estacionaré y veré que necesitas...

Me giro para verla.

Mueve sus pies y su llanto no para.

—Mi amor... espera a que mami se pare en algún lado.—Le pido con voz suave.

Y antes de poder ver bien para adelante. Una luz me deja ciega. Y escucho como una fuerte bocina hace que mis oídos duelan.

Todo pasa tan rápido. Que cuando veo el camión encima. Solo puedo lanzarme frente a mi bebé para protegerla.

...

Kurt.

—¿Luisa?—Pregunta fuera de su habitación.—Luisa. Hablemos... por favor. Lo siento mucho.

No responde.

Joder.

Toco nuevamente y nada.

Esto ya me preocupa.

Joder.

Mi hija tampoco se escucha.

A la mierda.

Sin pensarlo más me lanzo hacia la puerta. Tumbándola.

Una vez puedo ver al interior. Me doy cuenta de que no hay nadie.

Mierda...

No hay nadie.

Mi teléfono empieza a sonar.

—¿Si?

—Hola... encontré este número en este teléfono.—Dice una voz desconocida.

—¿Quién habla?

—S-soy Hunter... y-yo. Encontré con mi mamá en una autopista cerca de mi ciudad un vehículo chocado... —Dice el niño.

—Joder...—Maldigo.

Escucho un llanto de un bebé.

No.

No.

Joder.

Ese llanto lo reconozco.

Es mi hija.

No.

No...
Joder.

—¿C-como...?

Corro hacia la ventana y veo que no hay nada. No esta el vehículo...

Joder.

No...

—Mi mujer. ¿Dónde está mi mujer?—Pregunto con la garganta apretada.

—Hay una mujer pero. No se mueve.—Susurra este niño.—Mi mamá está llamando a la ambulancia. Pero no sé sí...

—Dame la dirección niño.

Mi amor, traidorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora