➷ décimo séptimo capítulo

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— ¿Alguien quiere más besitos? — Hoseok sonreía feliz mientras seguía dando más besos en el gran vientre de ya ocho meses recién cumplidos de Jennie. La chica reía feliz, aunque sintiera un poco de dolor por los sutiles movimientos de su hija. — Al parecer quieres seguir siendo mimada, cariño. — continuó hablando el alfa, mientras dejaba más besos alrededor del gran vientre.

—  Cariño, ya déjala dormir. — insistió la omega, haciendo un puchero al final, pues las pataditas estaban siendo un poco más fuertes.

Hoseok asintió al final y se colocó de pie, tomando su abrigo con una mano y buscando su maletín con la mirada.

— ¿A dónde vas? Pensé que te quedarías. — dijo de inmediato la chica, viendo a su alfa alistarse. — Son las diez de la noche, Hoseok, puedes quedarte el día de hoy y decirle a tu esposo que tuviste mucho trabajo.

El alfa negó, soltando un suspiro. Sabía que cada vez que había algún reclamo de parte de Jennie terminaban discutiendo o en el peor de los casos, la chica le dejaba de hablar por unos días hasta que finalmente él decidiera disculparse. Su relación era algo inestable, pero para ambos solo eran problemas de pareja, lo cual era muy normal.

— Cariño, mañana tengo mucho trabajo y tengo que estar en la oficina muy temprano, así que...

— Así que te puedes quedar, la oficina está a solo diez minutos de este edificio, Hoseok. — insistió la omega, cruzándose de brazos.

El alfa negó y cuando encontró su maletín, lo tomó, para así dirigirse hacia la salida del gran departamento.

— ¡Hoseok! — gritó la chica al ver que su alfa no dudó ningún segundo en dar media vuelta con toda la intención de irse. — ¡Hoseok, ayudame a levantarme! — gritó esta vez, sabiendo que el alfa no dudaría en hacerlo, pues en los últimos meses su barriga había crecido demasiado y le costaba hacer muchas cosas, como agacharse, sentarse o incluso levantarse del sofá.

El alfa no dudó en hacerle caso a la omega y regresó, sonriéndole y dejando un corto besos en sus labios, para luego tomar sus manos y ayudarla a levantarse. Jennie se sintió feliz por un breve momento, solo breve, pues el alfa nuevamente estaba tomando sus pertenencias para salir de aquel lugar.

— Mi amor, quédate por favor. — trató de animarlo la omega, comenzando a acariciar su pecho por encima del traje y desatando su corbata, con toda la intención de convencerlo.

— Jennie, hemos hablado de esto, además no podemos hacer absolutamente nada en tu estado. — le recordó el alfa.

— Eso no decías hace dos meses atrás. — se burló la chica, desatando por completo la corbata y dejándola tirada en algún lugar de la sala de estar.

— Pero cariño, tienes ocho meses ahora, puede ser muy peligroso para la niña. — La chica de inmediato negó, comenzando a repartir besos por el cuello del alfa.

Hoseok realmente no quería ceder, sabía que podría hacerle algún daño a su hija, pero los besos de Jennie eran su perdición, además de que siempre sabía cómo convencerlo.

— Además escuché que mantener relaciones ayuda mucho a la hora del parto.

Y con aquello fue suficiente. Hoseok terminó convenciéndose y haciéndose uno con su omega en aquella noche, todo con mucho cuidado, pues sobre todo estaba su pequeña hija.

Jennie creía firmemente de que solo de esa forma Hoseok podría quedarse a su lado esa noche, sin embargo, una vez que terminaron, ambos agitados, agotados y sobre todo, satisfechos, el alfa no hizo nada más que buscar sus prendas y comenzar a vestirse. La omega creía que podría tenerlo, realmente lo creía, pero su instinto le seguía diciendo que aquel hombre nunca iba a ser suyo y parecía que tampoco quería serlo. Ya se estaba resignando a tener esa vida, a escondidas, aunque realmente no esperaba darle ese estilo de vida a su hija, no a ella.

— ¿Le pondrás tu apellido a nuestra hija? — preguntó la chica, comenzando a vestirse de igual manera. Solo en ese momento Hoseok se detuvo y finalmente la miró.

— Eso no se pregunta cariño, está más que claro que lo haré. Ustedes son importantes, ella es mi hija y tiene los mismos derechos que-

— No va a tener los mismos derechos que Hani. — lo interrumpió, mirándole directamente a los ojos al alfa. — No mientas, Hoseok, nuestra hija no podrá tener ningún derecho a diferencia de Hani, que es tu primogénita y una niña nacida dentro de un matrimonio.

Hoseok suspiró y finalmente decidió tomar su maletín y abrirlo, sacando de este una pequeña caja de terciopelo. Jennie lo miró fijamente y entonces su alegría comenzó a crecer.

— Claro que sí los tendrá y eso se debe a que me quiero casar contigo, Kim Jennie. — el alfa ni siquiera se agachó, pero abriendo la pequeña caja se encontraba un anillo bañado en oro blanco con un diámetro mediano al centro, dio a entender lo que quería hacer.

La omega no dudó en asentir con la cabeza y tomar el anillo, colocándoselo de inmediato en el dedo anular de la mano izquierda. Hoseok sonrió y dejó un beso en su frente.

— Me divorciare de Taehyung y tú y yo tendremos una boda hermosa junto a nuestra pequeña y a Hani.

Jennie asentía, con una gran sonrisa en el rostro, importándole muy poco la molestia de hace un momento, incluso despidió más que feliz a Hoseok, dándole un profundo beso, que los hubiera llevado nuevamente bajo las sábanas sino fuera porque el alfa tenía que irse.

Una vez cerrada la puerta del departamento, Jennie no pudo dejar de imaginarse una gran boda junto a sus padres, amigos más cercanos, amigas que en algún momento le dijeron que esa relación que mantenía con Hoseok no llegaría a ningún lado ya que el alfa estaba completamente enamorado de Taehyung, les daría justo donde más les dolía una vez que se convirtiera en la señora Jung, el anillo en su dedo anular decía que estaba pronto a hacerlo, solo tendría que esperar un poco más. Solo un poco más.

Comenzó a acomodar todo el desorden que habían hecho Hoseok y ella hace un momento cuando el timbre del departamento volvió a sonar. La omega sonrió en grande, emocionada, creyendo que quizás su futuro esposo había cambiado de opinión y quería dormir con ella aquel día, así que sin dudarlo se dirigió lo más rápido que su barriga le permitía hacia la entrada, abriendo la puerta sin siquiera preguntar y dándose con la gran sorpresa de ver a una mujer mayor, de gran porte, mirándola de pies a cabeza con algo parecido a asco. Jennie no entendía.

— Disculpe, creo que se ha equivocado de piso. — dijo amablemente la chica, procediendo a cerrar la puerta.

— Eres Kim Jennie, ¿verdad? — dijo con total seriedad la mujer, llamando la atención de la joven, quien de inmediato abrió la puerta por completo.

— Sí, es así, ¿por qué? ¿sucede algo?

— Soy Kim SunHye, la madre de Kim Taehyung, supongo que lo conoces, ¿cierto?

La sonrisa en el rostro de Jennie cambio de inmediato, pasando a algo parecido a temor.

— Supongo que puedo pasar, ya que este departamento lo compró mi yerno con parte del dinero de las industrias Kim. — la señora Kim ni siquiera esperó una respuesta, solamente pasó de frente, sin importarle quitarse los tacones al entrar.

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El siguiente capítulo estará picante.

Por cierto, para aclarar, una vez que los omegas se casan, pasan a tomar el apellido de sus alfas, en este caso la señora Kim lleva el apellido de su esposo, mas este no es su apellido.

Bullet to the heart ➳ HopeVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora