Bullet to the heart ➳ HopeV

➷ trigésimo segundo capítulo

Apenas habían pasado dos años de completa tranquilidad cuando SeoJoon se enteró del regreso de Hoseok a Seúl y no precisamente porque su hermano se lo hubiera dicho, no, absolutamente no, se había enterado gracias a los detectives que había contratado y los cuales le mantenían al tanto de la vida de su ex pariente fuera del país, incluso puede decir con mucha vergüenza que fue él quien mantuvo al hombre lejos de Corea al hablar con un viejo amigo que tuvo en su internado en el extranjero y el cual casualmente se había convertido en un abogado muy reconocido en Estados Unidos, tanto así que tenía su propia firma a pesar de solo tratarse de un omega... Un omega de nombre Kibum. El alfa ya de treinta y seis años no estaba orgulloso de lo que había hecho, pues prácticamente le había tendido la mano al enemigo al darle trabajo, pero en definitiva no se arrepentía, pues en todo ese tiempo Taehyung parecía encontrarse feliz junto a Hani y poco después junto a su segunda adoración, que era su sobrino Jungkook; SeoJoon se había enamorado del pequeño, no sabe si fue porque él estuvo dentro de la sala de parto o quizás porque fue el que recibió al niño y cortó el cordón umbilical (lo cual obviamente no fue posible con Hani por la presencia de Hoseok), lo cual lo llevó en definitiva a mantener alejado al hombre de su sobrino y de toda la pequeña familia de Taehyung. El alfa los había mandado lejos justo para cuando Jungkook nació y hasta el día de hoy no se arrepiente.

— ¿Qué te dijo Parker? — preguntó MinHo, aún con el papeleo de la empresa encima de ellos, ambos haciendo inventario y sacando cuentas mensuales.

SeoJoon suspiró y desajustando su corbata, por fin habló del tema. Se había guardado todo ese asunto por más de un mes, pues creía que quizás el detective se había equivocado, sin embargo ahora estaba más que confirmado que dentro de unos días la llegada de Hoseok sería una realidad.

— Ese malnacido regresará. — dijo apenas el alfa mayor, sin dar muchos detalles al respecto.

MinHo suspiró, un tanto intranquilo por la respuesta. El también alfa de treinta y cinco años tenía demasiado encima, no solo habían transcurrido dos años para Taehyung, también para ellos, mejor dicho para él, quien se iba a convertir en padre dentro unos cuatro meses y se había casado apenas hace casi un año atrás. Todo había sucedido tan rápido, pero amaba a su omega, quien le brindó el apoyo necesario en ese momento tan difícil que la familia Kim estaba pasando, incluso Taemin se llevaba muy bien con TaeHyung, a pesar de que el chico apenas tuviera veinticinco años.

— ¿No puedes hacer que Kibum le dé un aumento para que así se quede? — preguntó MinHo, aún con toda su atención encima de la carpeta que tenía en mano.

SeoJoon negó, igual de inmerso en su trabajo. — Kibum dice que es un buen trabajador, pero un idiota petulante que no vale la pena.

Y definitivamente lo era, pues el omega era muy bueno con todos sus trabajadores, incluso con los alfas, a quienes no les temía, he ahí la buena relación amistosa que tuvo con SeoJoon, por lo que cuando Kibum decía que alguien era presumido, petulante o un idiota tenían que creerle, ya que así debía o así era.

— ¿Y qué haremos al respecto? — preguntó nuevamente MinHo.

— Lo de siempre, hermanito. — contestó SeoJoon. — Aún nos debe una gran cantidad de dinero y aunque no lo creas los trabajos aquí son muy difíciles de conseguir.

Por un momento, tan solo un corto momento, ambos alfas se miraron, sabiendo claramente a qué se referían y tras soltar una carcajada, continuaron con su trabajo y planeando todo lo que harían cuando el asqueroso ex cuñado que tenían llegara al país.

Por otra parte, se encontraba Taehyung, quien contaba los días para que su hija viera a su padre nuevamente después de tantos años, el omega no quería, se rehusaba, pero ya solo faltaban dos días, dos malditos días y hasta en un punto llegó a creer que quizás Hoseok ya se encontraba en la ciudad, solo que no veía a la niña por el acuerdo que tenían. ¡Maldita sea! Se estaba atormentando demasiado con toda la situación y eso que había sobrevivido a las dos semanas.