Cumpliendo un encargo

613 91 56
                                    

La casa de Kankuro estaba en las afueras del pueblo, por ser híbridos tenían sus propias colonias en planetas que no eran el de origen para alguno de sus códigos genéticos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La casa de Kankuro estaba en las afueras del pueblo, por ser híbridos tenían sus propias colonias en planetas que no eran el de origen para alguno de sus códigos genéticos.

No esperaba encontrar una humana. Nunca lo hubiera imaginado. Las colonias humanas eran pocas y muy cerradas. Había un grupo que aún quería conservar sus orígenes puros. Estaban creciendo poco a poco. Sabía de una en Sharingan, puesto que habían rescatado a varios humanos incluida una compañera que era una leyenda en Akatsuki. Tanto que su líder había cambiado reglas milenarias en su planeta y sus costumbres por ella.
También había conocido a su propia compañera entre los humanos. Los rumores decían que la mujer había sido una dominatrix en la tierra y cuando el líder Akatsuki quiso ponerse todo alfa con ella y someterla, la hembra terrestre lo puso de rodillas. Yo era un pequeño, pero mí padre solía decir que el líder Akatsuki había encontrado una mujer imposible de someter y ese había sido el cambio que su planeta necesitaba.

Mire fijo la entrada de la casa donde Kankuro me había enviado.
La mujer que salió era delgada, pero musculosa, tenía cabello castaño y unos ojos marrones que no se perdían nada.

Colgando de sus pantalones había dos pequeños el mayor, un niño que se parecía mucho a su padre tenía un largo bastón de descarga, era un arma peligrosa para que esté en las manos de un pequeño, pero aprobé su fortaleza y deseo de proteger a su madre y hermana.
La chiquita, curiosa, asomaba sus ojitos por el otro lado y a pesar de que nos veíamos atemorizantes, con los trajes reformados de los guardias, me regaló una sonrisa encantadora.

- ¿Eres Maki? Soy amigo de Kankuro.

Ella se estremeció, sus hombros que habían estado altos y listos para enfrentarnos. Bajaron junto con sus rodillas.
Quedó en el suelo, abrazando a sus pequeños con el rostro inclinado hacía abajo.
No podía ver su cara, pero el leve movimiento de sus hombros me dijo que estaba sollozando.

El niño abandonó su bastón y abrazo a su madre. Luego de lanzarme una mirada furiosa.
Si. Hice llorar a su madre. Me sentía como una mierda. Incluso abandone a su padre en ese planeta, pero estaba aquí para cumplir con mí promesa, y no me detendría hasta que ellos estuvieran juntos de nuevo.

La mujer se recompuso, y alzo la mirada.

-¿Él está...? - su barbilla tembló, no se atrevía a preguntar, aunque moría por saber.

-Esta a salvo, dentro de lo que se puede. Fue capturado y es prisionero. Voy a rescatarlo, te lo regresaré mujer. Lo prometo.

-¡Oooh por los Dioses!- gimió y volvió a sollozar. Había alivio en su declaración.

Mis hermanos esperaban a pocos pasos de distancia.
La nave estaba suspendida sobre nosotros, con un campo de camuflaje adaptado por Temari, que impedía que fuera vista.
Era tecnología compartida por Jiraiya y estábamos agradecidos de por vida. Verdaderamente, los Ocen tenían juguetes interesantes.
No me extrañaba que se mantuvieran tan misteriosos y alejados del resto de las razas.

"Planeta Rojo"- Saku-Haren 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora