El planeta rojo, la cárcel por elección para los bandidos de la galaxia, no será mí destino final.
Nadie sale y nadie sobrevive por mucho tiempo... En teoría.
Arrojada, por error, en el sector de los hombres, creo que mis horas están contadas.
Pu...
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—Es una nave inteligente, la codifique para que solo responda a ti. Lamento ponerte en esta situación, pero eres la única en la que confío que no robará ni usará nuestra nave con otros fines.
Mire la holo-imágen de Tsunade y asentí.
No me interesaba su tecnología, al menos no ahora. Estaba mucho mas preocupada por los inocentes, que como yo y mis chicos, habían terminado en aquel planeta.
Tsunade, me dijo que la nave se conectaría conmigo, de esa forma, sería capaz de manejarla. Lamentablemente no era muy espaciosa, la idea de llevar refuerzos estaba lejos. Apenas entrábamos los chicos y yo. Y la velocidad a la que viajaríamos, según Tsuna, nos tendría las tripas revueltas.
Agradecía que la nave nos lleve en tiempo récord al maldito Planeta del infierno, pero me preocupaba mí bebé. No lo quería revuelto como mis tripas.
—La nave se va a ocupar de ti. No te preocupes. Ella cuidará de tú bebé, incluso.— Me aseguro la rubia Ocen.
—Eso es algo que los chicos también van a agradecer. Tengo a Obito castigado en la sala, por ponerse todo sobreprotector. Olvidan que puedo cuidarme bien. Me ahogan con sus cuidados excesivos.— Resople. Aún molesta con mí compañero.
—Los machos siempre serán sobreprotectores con su mujer y su hijo. Tengo a los compañeros de Konan, exigiendo la cabeza de ese Ancestro del aire desde que rescatamos a su mujer del laboratorio. La Confederación está resolviendo el asunto, pero los Ocen no respondemos a nadie. Por lo tanto, solo esperamos que bajen la guardia y cazaremos al bastardo. También hay dos pequeños reclamando a tu compañero castigado. Obito hizo lo que nadie por uno de los niños, no creíamos que sobreviva, pero el busco en el laboratorio las drogas que le inyectaron y gracias a eso, pudimos salvarlo.
—Asi es mí Obito. Un cavernícola amoroso, que solo quiere salvarnos y protegernos.
—Ese idiota resultó ser bueno. Me alegro por ti niña. La nave estará allí en poco tiempo.— Una sonrisa sádica se formó en sus labios. — Quisiera verles la cara cuando te vincules con mí bebé.
—¿Estás segura de que no habrá ningún problema? He piloteado antes, pero lo mio siempre fueron las reparaciones.
—Estaras bien. Deja que la nave se ocupe de llevarlos.
Sentí el golpe leve en la puerta antes de que Madara se asome y me suplique que baje a Obito, ya casi estábamos por cenar.
Finalice la llamada con Tsunade y me limité a esperar que llegue la nave.
Estábamos listos, con nuestros trajes especiales y preparados para volar casi en cuanto la nave aterrizó.
Era una elegante nave con forma de semilla, el calor se mimetizaba con el espacio, y solo antes de que me acercara se volvió un gris perlado que me dejó maravillada. No había tren de atraque, no había suspenciones ni nada por el estilo, solo flotaba a centímetros de la plataforma de despegue.
—¡Es increíble!— Murmuró Obito. El piloto en él, se agitaba de deseo por subir y también investigar está hermoso nave.
—¿Te dijo la mujer Ocen como abrirla?— cuestionó el emperador Minato.
Asentí y me acerque a la nave, puse mí palma sobre la carcaza, descubriendo que era suave como líquido, ondulo y luego me absorbió. Dentro se veía todo hacia afuera, pero al parecer, desde afuera no podían verme, porque mis compañeros estaban desesperados golpeando la nave y lanzando ataques.
"FORMA DE VIDA INTELIGENTE - Hibrido- Aire- Fuego. Forma de vida secundaria."
La nave solto las palabras como si estuviera analizando mí persona. Unos cuantos bips y luego se desplegaron los asientos y la consola.
"COLOQUE SU PALMA HACIA ADENTRO SOBRE EL PANEL QUE ESTA EN FRENTE"
Hice lo que la máquina decía, y mí conciencia se conectó con la nave. Era una entidad, era increíble, como había dicho Obito.
Senti mí poder mermando, mis piernas se debilitaron y una silla se levantó detrás, me deje caer sobre ella, de pronto agotada.
—Nave, puedes dejar subir a mis compañeros. Antes de que se vuelvan más locos.
—EL PROCESO DE VINCULACIÓN AUN NO ESTA COMPLETO.
—Nave, puedes decirles a mis compañeros que estoy bien.
Mire hacia afuera, toda la nave desde el interior, permitía ver hacía afuera en cualquier ángulo, mis compañeros se quedaron quietos, mirando hacia la nave. Sabía que estaban escuchando, lo que fuera que les decía. Yo no podía escucharlo. Me sentí un poco más cansada.
Mí cerebro, empezó a ver patrones de vuelo y fue como si un manual instructivo se grabará en mí mente.
Sabía que solo con mí pensamiento podía mover todo dentro de la nave. Entendía la tecnología que estaba manipulando de una forma que no podía explicar.
Los líderes de cada galaxia se volverían locos por algo asi.
Mí fuerza, era la fuerza de la nave, que se combinada y magnificaba. La nave era yo, potenciada y súper desarrollada.
Empecé a recuperar mí energía lentamente. Abrí un panel para que mis compañeros entren a la nave.
Madara salto dentro listo para cargar contra lo que fueran listo para recuperarme. Lo mire con ojos llenos de amor.
Itachi se frotaba las manos preparado para curarme si estuviera herida, también lo mire con todo el amor que tenía por él.
Sasuke y Obito, mis valientes guerreros, cargaron dentro de la nave, preparados para ser mis escudos. Mis compañeros, tan protectores.
—Los amo.— Afirme. La nave dio órdenes para que cada uno ocupe una de los asientos.
—Estamos listos para partir.— dije y la nave se cerró. Mis chicos miraban estupefactos desde sus asientos, como Minato y los guardias quedaban boquiabiertos al vernos despegar más rápido que lo que Sasuke podía correr durante un ataque.
—Coordenadas- Planeta Rojo. Activar modos sigilo.
Indique las órdenes a la nave y luego fuimos un borrón en el espacio.
—Joder, es muy rápida. Siento las pelotas en la garganta.— Se quejó Obito.
—¿Estás bien nena? ¿El bebé?— Cuestionó Itachi.
—Protegido por un campo de fuerza. No le afecta la gravedad, ni la velocidad.— Asegure.
Volamos por menos de un período.
—Mierda, ¿ven eso?— Sasuke señalo al frente, dónde los soles del Planeta Rojo brillaban con fuerza.
—Ya casi estamos ahí.— Dijo Madara. Podía sentir sus nervios como si fueran míos.
Sonreí tratando de darles tranquilidad. —Vamos a detener a Shimura, vamos a salvarlos a todos.
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Están volviendo al Planeta, pero ahora para salvar a los que quedaron ahí.
Si puedo actualizo mañana de nuevo. Tengo que revisar los capítulos.
