El planeta rojo, la cárcel por elección para los bandidos de la galaxia, no será mí destino final.
Nadie sale y nadie sobrevive por mucho tiempo... En teoría.
Arrojada, por error, en el sector de los hombres, creo que mis horas están contadas.
Pu...
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Sabía que era mí madre, su rostro estaba igual que en las imágenes que rescate de la caja de seguridad de mí padre. Por alguna razón no pudo borrarla por completo de su vida, y guardo un par de holoimágenes de ella, sabía que algún día querría conocerla. Después de todos, yo era un bebé cuando se la llevaron.
—¿Menma?— se alejó de mí nuevamente,.para revisar a ese tipo que la había estado maltratando.
Menma... Por fin tenía un nombre para el imbécil.
—Esto es tu culpa Mebuki.— Lo que fuera que el Akatsuki le inyecto, debería ser doloroso, incluso se veía algo lento y sin coordinación. Recuerdo como me sintieron las púas de ese idiota que me atacó, cuando me atraparon luego de la pelea contra Mito. Los Sharingan intentaron ayudarle, ya que parecía que iba a terminar con su hocico en el suelo, pero el maldito Ancestro del Aire se negó.
Me sentaba mal estar emparentada con semejante imbécil.
—Ita, revisa a Saku, quiero asegurarme de que ella y nuestro bebé están bien. Tengo que llamar a nuestros hermanos.
Mad no pudo contener su lengua. Estaba dejando claro a los presentes que yo era de ellos. No podía culparlo por querér cuidar mí trasero. Después de todo llevaba a su bebé.
—Si es tu hija, estás en problemas. Nuestra sangre se sigue diluyendo Mebuki.
¡Quería levantarme y golpearlo en medio de su rostro! ¿Sangre diluida? Yo era más poderosa que muchos de los presentes, solo tenia que aprender a controlar estos dones. Cómo tantos otros Híbridos, nuestros genes se combinaban para crear más fuertes y mejora especies.
—Ella no tiene porqué pagar por mis errores.— Soltó mí madre.
—Ella no va a pagar nada a nadie. Si es tu hija, nos importa muy poco. Es nuestra compañera. Mia y de mis hermanos. Mí bebé está aquí.— Itachi explotó mientras se ocupaba de revisar mis heridas, eran pequeños raspones que él cerro de inmediato.
Un grupo de soldados se acercaron al odioso Ancestro y mí madre, los guiaron hacia la salida.
—La quiero en mí sala privada para un análisis.— Nos gritó el imbécil antes de dejar el atrio.
Suspire. No quería tener nada que ver con ese tipo, ni su gente, solo quería saber que mí madre estaba bien. Solo quería que ella sepa que yo estaba bien.
Los hijos de los líderes Sharingan se acercaron corriendo por la plataforma, les habían desbloqueado la puerta como solicito la Reina Aerion.
Soldados de Ignis ya estaban esperando para guiar a nuestro grupo. Había salas preparadas para que los líderes esperen antes de las reuniones.
—¿Sakura Haruno?— me puse completamente tensa. Llevaba mucho sin escuchar esa voz.
—Obito y Sasuke están regresando. Los Ocens van a dejarlos aquí antes de saltar a su galaxia. Madara se acercó y me reviso por su cuenta. Luego miro a Itachi y a mí que estábamos tiesos.
