Un problema a la vez.

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Miró el techo de la cueva donde dormimos, la manta de Sasuke está hecha un lío, mientras que la de Madara se encuentra prolijamente estirada

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Miró el techo de la cueva donde dormimos, la manta de Sasuke está hecha un lío, mientras que la de Madara se encuentra prolijamente estirada.
Itachi se queja en sueños a pocos metros de mí. Sé que tiene pesadillas, todos las tenemos. Lo ignoro. Tengo otras cosas en mí cabeza.
También pienso en mí hogar. En si volveremos a verlo algún día, ha pasado tanto tiempo. Nunca pensé que diría esto, pero... Extraño las minas, era un trabajo duro, pero al menos éramos libres.
En este maldito planeta no hay nada para hacer más que luchar contra las serpientes de tierra y los demás prisioneros.

Al principio contaba cada período, ya no lo hago. Los lapsos y vueltas pasan...
¿Qué sentido tiene?
Sé que cumplí treinta años en algún momento desde que llegamos. Sé que mí hermano menor cumplió veinticinco.
Sé que deberíamos estar vendiendo piedras de calor, y disfrutando las ganacias en algún planeta de vicios, o quizá  buscando una buena mujer, y llenando su vientre de hijos.
Sin embargo, sigo mirando el techo de la cueva, con los ronquidos de Itachi a mí lado.

Madara está entrenando. Es lo único que hace, volverse más duro, para poder cuidarnos.
Ya ni eso me entusiasma. Creo que me estoy rindiendo. No tengo ánimo ni ganas de nada.

Siento los pasos acelerados, acercarse a nuestra cueva y me acomodo se costado para que crea que duermo.

Una mano sacude mí hombro y finjo despertar.
Sé que es mí hermano antes de verlo. Lo huelo, y además, su agitación normal siempre lo delata.

—¡No molestes! Estoy descansando— gruñó.

Sasuke resopla agitado.
—¡Vi una nave! ¡Vamos!— insiste.
Siempre inquieto.

—No hay entregas hasta dentro de un ciclo.

Itachi, se sienta con el cabello revuelto y nos mira a ambos con el ceño fruncido.

—Vayan a molestar afuera.— Se queja.

—¡VI UNA NAVE! ¡VAMOS! Tienen que acompañarme.— Insiste Sasuke.
Itachi se rasca la barbilla y bosteza exageradamente.
Casi puedo ver, el momento exacto en el que se pone su máscara de "todo está bien".

— Ya...— se levanta y pasa por sobre mí aplastándome.
Lo empujó y él solo se ríe.
Ya quisiera poder fingir que estoy tan relajado.

Sasuke, sale apurado y luego se asoma de nuevo para decirnos que nos demos prisa.

A regañadientes, me levantó y sigo a mis hermanos.

El calor afuera es intenso, lo soportamos mejor que algunos de los demás, pero eso no significa que lo disfrute.
Odio estar sudando. No hay instalaciones dónde lavarse.
Los suministros se entregan una vez cada ciclo y se reparten entre los prisioneros. Luego todo se trata de comerciar.
"Tengo un jabón extra, te lo cambio por unas pastillas purificadoras..."

—Sabes que vamos a golpearte si nos haces caminar en vano por este maldito desierto.— le digo a Sasuke que observa el cielo y asegura una y otra vez, haber visto el maldito transporte.

"Planeta Rojo"- Saku-Haren 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora