Las puertas del infierno.

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Les llevo muy poco tiempo llegar al horrible planeta

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Les llevo muy poco tiempo llegar al horrible planeta. Sentí las vibraciones de la nave y supe que estaban exigiendo demasiado al motor. La mecánico en mí no se tomaba un descanso ni siquiera en el peor momento. Sentia el estómago revuelto, así que supuse que habían dado un par de saltos espaciales durante mí forzada visita al Reino de los sueños.

Luego de que me drogaran y me dejaran convenientemente fuera de juego. Desperté con esa horrible sequedad en la garganta, aún así, grité por horas y los insulte en cada idioma y dialecto que conocía, y déjenme señalar que como buena transportista que recorre la galaxia llevando mercancía, conozco muchos idiomas.

Finalmente, uno de los imbéciles, bajo y me amordazo. Ya no les quedaba ese estúpido gas, para ponerme a dormir.
El idiota dijo que yo era la peor y más molesta cautiva que les había tocado hasta la fecha y no estaba de humor para seguir escuchando mis insultos.

Sentí el calor mucho antes de que entremos en la órbita del planeta prisión. Toda la nave se puso muy caliente. 
Cuando aterrizó en el hangar, tardaron unos minutos en venir a buscarme y me bajaron amordazada.
Había una base sobre la superficie, y dos naves pequeñas ancladas a un lado.
Los mercenarios estaban ansiosos por deshacerse de mí, me empujaron hacia adelante, tropecé y caí de cara al suelo duro y rocoso.  
Aguante las lágrimas, porque de ninguna manera iba a darles el gusto de verme sufrir.
El calor era asfixiante. Estaba sudando a mares dentro del mameluco. Podía sentir el peso de mí pequeña caja de herramientas especiales en el bolsillo interno y eso me ayudaba mantener la cordura. Mientras tuviera mis herramientas, podía salir de este maldito lugar.

Seguí mirando todo, sin perder detalle y contando las distancias entre las puertas que íbamos atravesando.

Unos pocos guardias, jugaban cartas, pero no parecía haber más personal. Dejaban todo en manos de la tecnología. Apilados a cada lado de los pasillos que atravesamos, había
Bots capaces de tolerar el calor, que para las especies era extenuante.

—Los esperábamos más temprano. Ya todos los guardias están fuera de servicio. Tendrán que volver por la mañana.— dijo un hombre bajito, de aspecto híbrido. Sus ojos rasgados y su nariz plana eran sin duda un razgo de los Garn's, una especie de hombres gatos famosos por su actitud desinteresada. Cada vez que veía híbridos, me preguntaba quién sería el alien y quien el humano, por lo general eran las madres siempre las humanas, desde que la tierra estalló y los pocos sobrevivientes terranos se diseminaron por la galaxia, las mujeres fueron las más buscadas. Parecía que la especie humana era capaz de concebir con cualquier otra especie. Y la fusión resultaba en razas poderosas. Doy fe de eso.
Parezco una humana común, pero poseo las habilidades de una raza ancestral que domina el aire.
Mientras divagaba mentalmente, los sujetos seguían discutiendo sobre mí destino.

—¿No puedes llevarla tú? No es tan lejos.— insistió mí captor.

Empecé a balbucear bajo la mordaza y sacudirme pidiendo ayuda, pero el guardia, o portero, o lo que diablos fuera el tipo que tenía delante, me ignoraba por completo. ¿Dónde quedó eso se híbridos unidos por un futuro mejor?

"Planeta Rojo"- Saku-Haren 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora