El planeta rojo, la cárcel por elección para los bandidos de la galaxia, no será mí destino final.
Nadie sale y nadie sobrevive por mucho tiempo... En teoría.
Arrojada, por error, en el sector de los hombres, creo que mis horas están contadas.
Pu...
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Nuestra raza era descendiente de los elementales de fuego originales, unos de los principales ancestros de la galaxia. Favila, significaba "Braza" en un idioma que se había perdido hace muchos giros. Los humanos del primitivo planeta tierra lo habían llamado latín, pero era la lengua original de los elementales, supongo que si los mitos eran ciertos, y los poderosos Ancestros de tierra se refugiaron allí, es natural que los humanos tuvieran conocimiento de esa lengua, y también era normal que pudieran acoplarse con cualquier especie y aumentar sus capacidades y dones.
Había pasado en Sharingan, había pasado con los ancestros de Aire, con los elementales de fuego, con cada especie que un humano se enlazaba, creaban seres nuevos y poderosos. Porque eso hacia la tierra, permitía que las cosas crezcan. Que evolucionen, que maduren, florezcan.
Me emocionaba mucho todo eso. Más aún, al descubrir que nuestra compañera, nos afectaba a niveles insospechados.
La despedida del Planeta Rojo fue intensa. Para empezar, de alguna manera, acabe absorbiendo el escudo. No sé cómo lo conseguí, solo se que así como podía moverme más rápido que antes, también podía absorber cosas. Sobre todo energía. Y los escudos de Saku, tenían un grado de energía ligado a nosotros, por nuestro enlace de pareja. No sólo yo estaba evolucionando, el poder curativo de Itachi, creció, Madara no solo manipulaba moléculas, su fuerza se volvió increíble y las llamas de Obito, adoptaron un color oscuro, capaces de destruir cualquier cosa, lo curioso es que solo dejaban de arder cuando él así lo quería.
Todo estaba cambiando muy rápido. Y asustaba, a la vez que me llenaba de espectativas por el futuro.
Una vez que absorbí el muro, nos lanzamos tras SaKu, ella nos estaba esperando en el pequeño pozo de agua.
Su ropa flotaba lejos de las posibles y sin dudas inevitables salpicaduras.
-¿Aún vestidos?- nos miró alzando una ceja.
Ninguno noto su abultado vientre mientras ella estaba bajo el agua.
Me desnude sin dudarlo, y salte dentro, Saku chilló y me trató de esquivar, pero el espacio reducido no le permitió llegar muy lejos. Mis hermanos nos acompañaron rápidamente. La rodeé por las espalda, mientras Mad la tomaba por el frente. Se fundieron en un beso tan caliente que la temperatura de la cueva empezo a subir.
-No recordaba que tu vientre se notará tanto.- murmuro mí hermano mayor. Curioso, lleve mis manos hacia el estomago de Saku y también senti que era más grande que ayer. Mucho, de hecho.
- No creo que decirle a una chica que su vientre esta enorme, te asegure algo de acción. - Se mofó Obito.
-Estoy con él.- Gruñó Itachi.
-Yo también.- añadió Saku, fingiendo estar ofendida, se desenredo de nuestros brazos para ir a los de mis hermanos. Madara me miró, podia leer su curiosidad y su sorpresa.
