El planeta rojo, la cárcel por elección para los bandidos de la galaxia, no será mí destino final.
Nadie sale y nadie sobrevive por mucho tiempo... En teoría.
Arrojada, por error, en el sector de los hombres, creo que mis horas están contadas.
Pu...
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Los fuertes brazos de Obito, me tenían rodeada, había peleado con sus hermanos para quedar junto a mí, todos estábamos relajados y pronto se quedaron completamente dormidos.
Salí de la habitación asignada, en busca de alguna de mis amigas, los chicos iban a estar fuera por un tiempo, los deje absolutamente agotados. Una sonrisa orgullosa cruzo mí rostro. Siempre era yo quien terminaba exhausta, pero últimamente no era así y tampoco tenía respuestas para el por qué aún no había colapsado. Sentía una energía vibrando bajo mi piel. Y también mí hambre era algo voraz.
Iba por un largo y tenue pasillo, comiendo un pastelito que había pedido al replicador de alimentos que teníamos en la habitación antes de salir, cuando choque de frente con una persona.
—¿Estás bien?— parpadeo y me miró con sorpresa.
Era la mujer de cabello rojo que se había marchado de la sala, la que tuvo un romance con Ita y Sasu.
—Si. Disculpa, no te vi, estaba buscando a mis amigas.
Ella siguió mirándome fijamente, luego se hizo a un lado y me indico un pasillo a la izquierda.
—La rubia llegó hace un momento, estaba con los míticos Ocen en su nave. Mí primo tiene atrapada a la otra mujer.
Me sobresalte cuando ella dijo que Hinata estaba atrapada. Esbozó una sonrisa y negó suavemente.
—No atrapada así. Es solo que ustedes las humanas tienen algo que enloquece a los hombres.
Trate de identificar sarcasmo, incluso un reclamo en esa frase, pero solo pude leer resignación. Estaba siendo amable. Y me sorprendió.
No esperaba cruzarme con ella, ni mucho menos que fuera tan atenta.
—Vamos, te voy a guiar hasta la habitación de tu amiga, no quisiera que te suceda nada y tus chicos caigan sobre mí. Son muy protectores contigo.
—Gra...Gracias...
El silencio nos acompaño por un gran tramo del pasillo.
—No sé tu nombre.— Solté en un momento, los chicos lo habían mencionado, pero quería hablar con ella y no tenía idea de cómo hacerlo.
—Soy, Karin.— otra vez, sonaba amable.— Eres Saku, ¿no es así?
—Sakura.— Corregí.
—Oh— ella sonrió de lado.— Ellos te llaman SaKu , creí que era tu nombre completo. Te aman, de verdad lo hacen. Me pone feliz que encontraran una compañera.
—¿No estás enojada? Se que ustedes, tú con Itachi y Sasuke...—Fue su turno de mirarme con sorpresa. Bajo sus ojos y suspiró.
—¿Te lo contaron?— de repente parecía un poco incómoda.
—No me dieron detalles.— aclaré. Ella rio.
—Al principio, cuando supe que estaban perdidos, yo... creo que sentía algo más por ellos, pero ya no. — Señalo mí vientre y automáticamente puse ambas manos sobre el, para protegerme. Me lanzó una mirada molesta.
