Ella iba a matarnos de un disgusto. Podía sentir a Madara tan furioso y frustrado. Era imposible no empatizar con él.
Itachi y Sasuke se divertían con los desafíos que nos lanzaba nuestra compañera.
Desearía poder relajarme como ellos.Cabrones.
—No te separes de nosotros ¿entiendes?
Saku le puso los malditos ojos en blanco y Madara apretó la mandíbula, tanto que estoy seguro que se rompió varias muelas.
—Nena, esto es peligroso, y tú llevas a nuestro bebé ahí dentro. No deberías estar aquí. Ten un poco de consideración, nos estás matando. Solo queremos que estés a salvo.— Dije.
Ella gimió y bajo su rostro.
—Lo siento, les prometo que estaré bien.— Nos dió a los cuatro, una cálida sonrisa, mientras nos metíamos dentro de la nave.
El lugar era un caos de humo y alarmas. Hombres corrían tratando de apagar pequeños incendios.Use mí podes para avivar esas llamas y causar más caos del que ya había.
Seguimos avanzando entre las sombras. Guardias pasaban corriendo por los pasillos, pero ninguno prestaba atención a los cinco sujetos que se movían lentamente hacía el puente de mando.
—Entramos con todo.— Susurró Mad. Podíamos escucharlo aún con los ruidos al rededor.
Las compuertas de la sala de control estaban abiertas, los navegantes y pilotos estarían de espaldas. Sabíamos que Shimura estaba al centro, en el puente, frente a la cúpula.
—No tenemos armas— señalo SaKu.
Resople. Un solté una carcajada. Ella me miró indignada. Luego miro al rededor para cerciorarse de que nadie nos hubiera escuchado.
—Nena, somos las malditas armas a bordo de esta nave.
Mad, asintió, al igual que mis otros hermanos.
Saku chasqueo la lengua.
—Arrogantes.Sasu le palmeó el trasero.
—Tu también eres un arma preciosa. Pon a todos esos bastardos a flotar. — le indicó con un guiño.Cómo si hubiese recordado sus propios dones, nos sonrió y avanzo hacía la sala.
Madara la siguió de cerca. Listo para quemar a cualquiera que levantará un arma hacía nuestra compañera.
Cómo esperábamos, nadie estaba mirando la entrada, tenían al crucero de batalla de Minato, situado frente a ellos.
En una gran pantalla, podíamos ver al emperador de Ignís, ordenando a los humanos que se rindieran.
—Dispara,— ordenó Shimura— derriben esa maldita nave. Quiero acabar con los bastardos de Ignís y con ese maldito planeta. Usen toda la potencia, derribemos a los dos de una sola vez.
—Es hora.— Dije. Luego de escuchar los planes de Shimura.
Las cosas se pusieron de cabeza para el personal dentro de la sala de control.
Todos estaban flotando, SaKu liberó una gran cantidad de poder. Algunos guardias intentaron detenerla, pero Madara estaba allí para dejarlos incinerados.
Nuestro fuego consumió a cualquiera que trató de detenerla.
— ¡Es esa maldita híbrida!— gritó Shimura.— ¡Acaben con ella!
Sentí las capacidades de Saku, estirándose al máximo, un escudo de poder se desplegó frente a nosotros.
Disparos rebotaron contra el bloqueo.
SaKu jadeo y sus piernas fallaron sosteniendo su cuerpo.
Estuve sobre ella al instante.—¿Nena...?
Me miró, una gota de sangre se filtro por su nariz.—¡Sacala de aquí!— Gritó Madara a nuestro hermano.
Itachi se acercó y tomó a Saku.
La entregué sabiendo que él la protegería con su vida, al igual que cualquiera de nosotros.Sasuke ya estaba corriendo dentro de la sala, como un haz de luz que se dispara en todas direcciones.
Deje que mí sangre hierva, mí poder fluyó, derritiendo asientos y armas y todo cuanto había en mí camino.
Shimura le disparó a Madara.
Vi a mí hermano levantar un muro de metal, manipulando el suelo de la nave, pero el arma que usaba el humano era tecnología de los mercenarios con los que trabajaba.
Agujereó el metal, atravesando el pecho de mí hermano.Grité y lance mí fuego sobre el humano.
Su cuerpo cayó mientras se consumía entre gritos que atormentarían a cualquiera.
Por suerte no era cualquier persona.
Yo no tenía culpa ni remordimientos por acabar con una vida, mucho menos si esa vida era la causante de tanto dolor y sufrimiento.Cuando Shimura cayó, sus leales secuaces bajaron sus armas, sin Saku, habían caído al suelo y estaban atacando, por suerte Sasu era rápido para contrarrestar sus avances.
Corrí hacia mí hermano, Mad estaba sosteniendo su herida, la sangre brotaba sin cesar y sus ojos estaban cerrados.
—No te atrevas a dejarnos. Si no te pateó el culo yo, lo hará ella. ¡Vamos! ¡Resiste!— Gruñí.
Cargamos al bastardo que pesaba una tonelada, junto con Sasu.
Los guerreros de Ignis estaban entrando por la misma bahía que habíamos usado nosotros.Itachi tenía a SaKu, sobre una mesa en lo que supusimos era un comedor.
Ella estaba bien, el desgaste de poder había sido mucho.
Cuando entramos cargando a Madara.
Su gritó fue ensordecedor.—Él se pondrá bien.— Le aseguro Sasu mientras la abrazaba.
Itachi se movió hacía Nada, y empezó a curarlo.
—Esta tardando demasiado. — sollozo Saku.
—¿Por qué no funciona?— Cuestionó Sasu.
—Si funciona.— Gritó Itachi. Podía sentir su determinación y su frustración por partes iguales.
Algo estaba mal. La sangre debería detenerse.
Había visto a mí hermano curar heridas peores, más rápido que esto.—Hay que cargarlo en la nave, salgamos de este lugar.— Ordené.
Una vez dentro de la nave, Saku se vínculo y nos llevo al crucero de Ignis. Sabíamos que Minato tendría a bordo, médicos y una sala preparada para emergencias como está.
Lo que más nos preocupaba era que el don de Itachi no funcionará como de costumbre.—Solo puedo detener la hemorragia, pero la herida no se cierra.
—¡No te atrevas a dejarme!— le reprochó Saku, llorando mientras guiaba la nave hacía el crucero de Ignis.
Tomé la mano de Mad, y senti como presionaba levemente.
—Resiste...— murmuré devolviendo el apretón de mano.
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Ya casi termina el año, y voy a decir: Gracias.
Por el apoyo constante, por la buena onda, por ser los mejores lectores de todo Wattpad.Espero que el próximo año nos siga reuniendo, con muchas historias hermosas que queden en sus corazones.
Besitos Húmedos y Vómito de Unicornios 💕
👑 Reina Arcoiris 🌈
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"Planeta Rojo"- Saku-Haren 🔞
FanfictionEl planeta rojo, la cárcel por elección para los bandidos de la galaxia, no será mí destino final. Nadie sale y nadie sobrevive por mucho tiempo... En teoría. Arrojada, por error, en el sector de los hombres, creo que mis horas están contadas. Pu...