Capitulo 11

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JungKook


Tenía que estar contento, eufórico. Las malditas fichas se acumulaban delante de mí y desaparecían de los montones de los demás. Pero no estaba feliz, ni mucho menos, ¿Por qué? Por el maldito tipo que se estaba merendando a TaeHyung con la mirada. Éramos tíos, sí, pero cualquier gilipollas sabía que no se podía mirar de esa manera al chico de otro cuando él está delante.

—Deja de mirarle el culo a mi chico.

—Él lo enseña, yo lo miro. ¿Algún problema?

—Puedes tenerlo, sí.

—¡Eh, calma chicos!

—No me gusta como lo miras.

—Pero yo soy solo tuyo, Kook. —Su mano me acarició la cara, pero con la suficiente fuerza como para hacerla girar y que lo mirara a los ojos. Cuando lo hice, su sonrisa compungida decía una cosa, pero sus ojos decían otra.

¡Maldita sea! Echaba fuego por ellos, como si me estuviese riñendo. Sí, lo sé, en aquel momento tenía un pequeño ataque de posesividad, pero eso era normal en aquellos ambientes.

—Esto es un juego. Las riñas amorosas se quedan fuera. O apuestas o te largas. —No necesité nada más. Me levanté como un gato que caía a una cazuela de agua hirviendo, asegurándome que tenía a TaeHyung bien sujeto y que no se caía.

—De acuerdo. Dadme mi dinero y me largo.

—¡Eh! No puedes irte con nuestro dinero.

—Lo he ganado, así que es mío. —El Cowboy esbozó una leve sonrisa y acomodó sus ganancias en una torre alta.

—Si, llévate a ese prostituto y fóllatelo de una vez. A ver si así te calmas un poco. —Mi respuesta se la tragó TaeHyung. Su boca estaba sobre la mía, evitando que soltara una buena cantidad de palabras ofensivas. Pero olvidé todas y cada una de ellas, porque había encontrado algo mucho mejor, su sabor. Mi boca tomó el control del beso, porque no tenía suficiente con lo que me daba, porque quería mucho más. Aferré su cuerpo por sus caderas, y lo estreché más fuerte contra mí, sintiendo que sus formas se ajustaban perfectamente a las mías.

Como atraídas por un potente imán, mis manos viajaron hasta su trasero, encontrando que se ajustaba perfectamente a mi tamaño y gemí de felicidad, como debió hacerlo Cenicienta cuando su pie entró en el zapato. Sí, conozco el cuento, tengo una hermana, ¿vale? Y mi madre me leía todos los cuentos que encontraba para que me durmiera.

—Sal de una puta vez de ahí, JungKook. —La voz autoritaria de YoonGi me sacó de una patada del paraíso. Alejé a TaeHyung de mí y recuperé el control.

—Mi dinero. Tengo cosas más interesantes que hacer. —Recogí las ganancias y salí de allí arrastrando a TaeHyung a mi costado. He de reconocer que él mantuvo el tipo, no se salió de su papel hasta que la puerta del coche se cerró detrás de nosotros.

—¿Pero qué mosca te ha picado? Casi lo jodes todo, si no lo has hecho.

—Probamos tus fórmulas contra las del Cowboy y le hemos sangrado. Para mí eso es suficiente.

—Teníamos que habernos quedado y sacarle todo, ese era el plan.

—El plan era que yo entrara allí e hiciera el trabajo, no que tu aparecieras casi desnudo y provocaras un motín para violarte.

—¿De qué diablos estás hablando? Nadie iba a violarme allí dentro.

—Si no llego a estar protegiéndote, si no hubiese marcado mi territorio todo el jodido tiempo, no habrías durado ni medio minuto.

—He sido yo el que ha entrado a salvar tu culo, estúpido. Tu cámara se había muerto, no teníamos audio y te estabas metiendo en una partida con el Empalador, a quién no le gustan los rusos y tampoco perder.

—Eso ya lo oí, Sweety. Yo decidí quedarme porque necesitaba medirme con el Cowboy.

—Ya sabemos a quién te enfrentas, JK. No necesitas medirte con él. Salvo que sea tu jodido ego masculino el que quiera esa pelea, para demostrar lo machote que eres.

—Mi ego no necesita ninguna pelea para demostrar lo hombre que soy.

—Ah, ¿no? Entonces deja de gritarme como un adolescente sobrehormonado y dame las gracias por entrar a ayudarte metido en un vestido sudado y sucio de dios sabe qué otros fluidos corporales, con unos zapatos que me están destrozando los pies y una peluca que debe tener inquilinos con muchas patas. —Me quedé clavado. Tenía razón, había arriesgado su culo para ayudarme. Fue a mi auxilio, anteponiendo su propia seguridad y anonimato. Y yo se lo pagaba metiéndome con aquel estúpido disfraz que llevaba puesto.

—Lo siento.

—¿Eh?

—Siento haberte metido en esto. —Parpadeó, se recostó en su asiento, volvió a mirarme y regresó su mirada al frente, como si no encontrara qué decir o hacer. Después de un rato en silencio, cogí su pie y empecé a quitarle el zapato.

—¿Qué... qué estás haciendo?

—Dijiste que te estaban destrozando los pies.

—Pero no tienes que hacer eso.

—Sí, debo hacerlo. —Cuando cogí el otro pie y repetí el mismo proceso, no opuso la resistencia de la vez anterior, e incluso se quitó la peluca y empezó a rascarse la cabeza con energía.

—Necesito una ducha.

—Veré qué puedo hacer, pero nos estarán esperando para analizar lo ocurrido.

—Estupendo. Pues lo que sí está claro es que me debéis cincuenta dólares.

—¿Cincuenta dólares?

—¿No pensarías que llevo al trabajo ropa de esta guisa metida en el bolso?

—Para tan poca tela, el vestido ha salido realmente caro.

—Ya, no tuve mucho tiempo para regatear.

—Le diré a Bobby que los registre como gastos de representación.

—Y creo que me merezco también un plus de peligrosidad por llevar estos tacones.

—Sí, parecía que te costaba caminar con ellos.

—¡Ja! A ver lo que haces tú, con unos tacones de veinte centímetros y encima de un número más pequeño.

—El vestido tampoco es de tu talla.

—Ya, me sorprende que no se me haya explotado.

—Mmm, no hagas eso. Bastante tengo con ese trasero tuyo, no quiero imaginar cómo es lo poco que tapas. —¿Rojo? Se había puesto rojo. Sí, Sweety era un chico tímido. Con pelotas grandes, pero tímido.





YoonGi

Tuve que obligar a Bobby a cerrar el audio. No podía seguir escuchando a esos dos más tiempo. La conversación se estaba yendo a prados que no quería pisar. Y lo más surrealista de todo, mi hermano Kook pidiendo disculpas. Casi me deja noqueado. Solo se disculpaba con mamá y hacía años que escuché el último «perdón». Algo estaba ocurriendo entre ellos, pero no estábamos en un buen momento para averiguarlo. Teníamos algo que hacer, algo que debía concentrar toda nuestra atención.

Min's Family (KT) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora