CAPITULO 41

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TaeHyung

Después de tanto tiempo escondiéndome del mundo, ahora la vida me sonreía. No sé cómo narices lo consiguió Bobby, pero mis notas y calificaciones de la universidad a nombre de Victor Espinosa pasaron a llevar mi nombre. El trabajo estaba bien, era entretenido y cobraba más que de limpiador de habitaciones en el hotel. Sí, bueno, el número de la seguridad social había cambiado, pero no me importaba. Bobby no llega a todas partes. Lo bueno de llevarse bien con el jefe, y hablo de Bobby, es que podía acomodar mis horarios.

Me quedé con el turno de tarde, porque ahora que tenía más dinero, podía pagar por más asignaturas. Así vivía ahora: por las mañanas a la universidad, por las tardes en el trabajo y por las noches y días libres con mi novio. Como ese viernes. Kook me llevó a uno de los espectáculos de Cirque du Soleil, como prometió. Había comprado tickets para cada viernes, hasta agotar las cinco distintas representaciones. Esta era nuestra tercera actuación y he de decir que estaba más que necesitado de Kook. ¿Por qué? Pues porque tuvo que salir por la noche y yo estaba dormido cuando llegó de madrugada. Puedo entender su trabajo, es como estar de guardia las veinticuatro horas. Por la mañana, me levanté con cuidado y recogí mi ropa para ducharme en el baño de la otra habitación. Ni siquiera abrí las persianas. Él necesitaba descansar y yo podía perfectamente ir a la universidad por mis medios. Tampoco lo vi a la hora del almuerzo, porque él estaba en el gimnasio, aunque sí que hablamos por teléfono. Así que después de salir del trabajo esa tarde, tenía un mono de novio considerable.

Caminé hacia la salida de la zona de oficinas, donde lo encontré recostado contra la pared, revisando el teléfono con atención. Dos chicos reían y lo miraban con deseo, pero él ni lo notaba. Los celos me podrían corroer por dentro, pero tenía que asumir que yo también había mirado a otros chicos de esa misma manera, aunque nunca me atrevía a nada más que mirar. No es que pensara que ellos no se atrevieran a ir más lejos, pero sabía que tampoco iba a pasar, porque según me dijo mi chico, él odiaba las mentiras, por eso no las decía. Así que si decía algo era porque tenía intención de cumplirlo. Me dijo que solo yo importaba, no necesitaba a nadie más. Si quisiera volver a esa vida de sexo con desconocidas, no me lo ocultaría, lo diría y listo. Kook no necesitaba mentir.

—Hola, ¿estás esperando a alguien?

—A mi novio. —Cuando alzó la cara para mirarme, vi que le habían golpeado el rostro.Tenía el labio partido y ligeramente hinchado y un rasponazo amoratándose en su pómulo.

—¡Oh, dios mío! ¿Qué te ha pasado? —Él sonrió y me tomó de la cintura para acercarme a su cuerpo.

—Solo una pelea.

—Espero que arrestaran al tipo.

—No ese tipo de peleas. —¡Oh, mierda! Aquello era lo que temía, que Kook fuera realmente el Ruso Negro, y él acababa de confirmármelo, ¿o no?

—¿Peleas clandestinas?

—Sí. —Lo aferré bien fuerte y metí mi cara en su cuello.

—¿Qué te ocurre?

—No voy a decirte cómo debes vivir tu vida, pero me asusta que pelees.

—No tienes de qué preocuparte.

—Lo hago, porque no quiero que salgas herido.

—Esto no es nada, tendrías que ver al otro tipo.

—A eso me refiero.

—¿Te preocupa el otro tipo?

—No, me asusta que algún día tú seas el otro tipo. El que acabe en el hospital o peor. —Sus brazos se apretaron aún más sobre mi cuerpo y sentí su aliento caliente sobre el cuello.

—Sé lo que hago, TaeHyung. El día que dude, el día que vea una pequeña posibilidad de que eso ocurra, no entraré en la jaula.

—Prométemelo.

—Lo estoy haciendo.

—Tengo tu promesa, Min Kook, no lo olvides.

—Ahora dales un besito a mis heridas, necesitan mimos para sanar.

—Necesitan antisépticos, pero le daré esos mimos a mi novio, si no te importa.

—Me parece bien. —Me dio un último beso y cogiéndome de la mano me llevó hacia la salida.



JungKook

Mientras contemplaba a TaeHyung disfrutar del espectáculo, me dio por pensar. De todas las personas con las que había estado antes, ninguna tenía miedo de lo que pudiera ocurrirme en una de mis peleas. A la mayoría les atraían los luchadores, a otras les intimidaban, pero sufrir por mí... A parte de mi familia, nadie lo hizo. Medité un buen rato y al final decidí que no quería hacerle sufrir más de lo necesario, así que, después de la pelea con el rubio ex de JiMin, iba a dejarlo. Es más, esa sería mi única pelea. En cuatro semanas dejaría el mundo de la lucha clandestina y lo haría porque había encontrado la mejor razón para hacerlo, mi chico.

Fredo tendría que buscarse otra fuente de ingresos, porque este ruso había llegado al final del trayecto. El problema venía ahora, cuando volviera a lidiar con él en el gimnasio. No le iba a gustar la noticia, pero tampoco tendría que dársela ahora, esperaría a después de mi última pelea. No sé cómo hacían el resto de luchadores, pero yo solo abandonaría con un simple «lo dejo, esta fue la última».





Bobby

La alarma de mi monitor empezó a parpadear. Me acerqué al teclado y busqué el motivo. Había una coincidencia en una lista de pasajeros. Revisé el vuelo y el nombre. Robert Bellami tenía reserva de avión para Las Vegas para dentro de diez días. No le esperábamos tan pronto, pero tampoco era una sorpresa. ¿Que si sabía lo que tenía el jefe planeado para él? Pues claro, había estado trabajando en aquello como el que más, aunque YoonGi era el único que conocía todos los detalles y sabía por qué. Los secretos se guardaban mejor si solo los conocía una persona.

Envié la información al teléfono de YoonGi, porque él debía dar la orden del siguiente paso. Y, como esperaba, la dio.

—Pon en marcha el recibimiento previsto para su llegada". —Sí, que se preparara aquel gilipollas, esto no se lo esperaría ni en un millón de años.

Revisé la documentación que me envió NamJoon y repasé mentalmente los pasos a seguir. Los tenía grabados en la memoria y ahora debía poner en práctica todo el pequeño plan. Ojalá me hubiesen dejado ser a mí el que hiciera el pequeño trabajo, pero YoonGi insistió en que debía estar coordinando en la central. Puede que YoonGi no me lo hubiese ordenado, pero iba a hacerle mi propia jugada a aquel rubio inflado de esteroides y si todo salía como esperaba, los de misión imposible me contratarían para darle «alegría» a su próximo guion. ¿Quién dijo que solo los espías tenían acceso a los mejores juguetes?

Min's Family (KT) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora