CAPITULO 13

314 49 0
                                    


JiMin

Recibir visitas en la casa nueva no era habitual, sobre todo porque no hacía mucho que estábamos allí, pero era EunHa la que estaba entrando por la puerta, así que tampoco era como si no lo esperara.

—Hola, cuñado. Prepárate, que nos vamos de misión.

—¿Misión? —Miré detrás de ella, donde estaba un chico que no conocía.

Cabello oscuro, ojos inquietos y toda la pinta de sentirse incómodo. Pero EunHa acabaría con eso en poco tiempo. La sonrisa de mi cuñada era suficiente para saber que la misión tenía que ver con el chico, aun así...

—TaeHyung, te presento al esposo de mi hermano YoonGi, JiMin.

Así que también es coreano...

—Es un placer.

—Lo mismo digo.

—Tu querido marido me ha pedido que transforme a este joven, y es lo que vamos a hacer.

—¿Tú y yo?

—Pues claro. Sé que se me dan bien estas cosas, pero siempre es divertido hacerlo con los amigos.

—Solo si me prometes acompañarme a comprar las cosas del bebé.

—Ah, por la cuna olvídate. Guardé la que usaron de mis niños. ¡Ay, cómo crecen! No me distraigas. Lo dicho, hoy, sesión de chiquis.

—Bien, si vamos a salir tendré que avisar a Sam y Kim.

—¿Kim? Ah, sí, el exagente del FBI. Otro doncel. Esto promete, cuantas más chiquis, mejor. —Bueno, si de algo estaba seguro, es que mi día no iba a ser aburrido. Nada que ver con buscar por internet algunos muebles para la casa.





JungKook

—¿A EunHa? ¿Le has encargado el trabajo a EunHa?

—Sí, ¿por qué no? Es mujer, se lleva bien con los donceles y sabe de esas cosas.

—Si la has puesto a ella al mando, convertirá a TaeHyung en un anuncio de ropa de marca.

—Tranquilo. Le expliqué la situación y le di unas instrucciones muy claras.

—¡Joder, YoonGi, es EunHa! Se va a pasar tus instrucciones por el forro de los zapatos.

—Bueno, pues yo creo que ha hecho un trabajo estupendo. —Miré hacia donde miraba YoonGi y mi pequeño detector de traseros dio un gran salto de alegría. Sí, era TaeHyung, pero al mismo tiempo no era él. Parecía un hada. Aquel atuendo era todo lo opuesto al aquel vestido dorado. Etéreo, delicado... No incitaba al sexo, pero haría que los hombres no apartaran la vista de él. ¿Y así creían que pasaría desapercibido? Yo diría que no.

—Hola, chicos. Sí, ya sé, no es lo que querías, pero no pude resistirme a que se lo pusiera. En las bolsas lleva ropa más sencilla, como pediste. Pero me apetecía que hoy brillara.

—No voy a quejarme. —JiMin se sentó en la silla junto a YoonGi y él lo arrastró hasta que estuvo muy cerca de la suya. Después lo besó, quizás con demasiado azúcar para mi gusto. Pero claro, estaba embarazado, había que tratarlo con delicadeza.

—Así que se han divertido.

—Como niños en el parque de atracciones. —Vi a Kim caminar hasta una mesa más alejada junto a Sam y después sentarse. Era lo bueno de ser escolta y acompañar a tus protegidos a restaurantes caros, que comías en una mesa no demasiado lejos y no tenías que pagar la cuenta.

—¿Qué te apetece cenar? —le preguntó YoonGi a JiMin.

—Algo suave, tal vez pescado a la plancha.

—Yo tengo que irme. He de preparar un examen para esta semana — informó TaeHyung.

—Te llevaré.

—Recuerda lo que te dije, JK.

—Lo haré, no te preocupes. —Besé las mejillas de JiMin y EunHa, y recogí las bolsas de TaeHyung para llevarlas a mi coche.




TaeHyung

—Puedo meterlas yo mismo en casa.

—Lo sé, pero así compruebo el interior, si me lo permites, claro.

—Llevas lo de la protección demasiado en serio.

—Perdona que te lo diga, pero tu apartamento no es de los más seguros. Prefiero cerciorarme.

—Nunca ha ocurrido nada grave por aquí.

—Robaron a tu vecino del primero hace casi un año y al de dos pisos más arriba le rajaron las ruedas del choche... Yo diría que el vecindario no es tan seguro.

—Ya, y según tú, ¿dónde debería vivir?

—En mi edificio no ha habido nunca ningún robo, y tenemos un portero las veinticuatro horas.

—Eso es porque puedes permitirte pagar algo así.

—Ahora cobrarás un sueldo mayor, puedes cambiar de domicilio y mudarte a uno mejor.

—Pensaré en ello, pero ahora no. —Después de revisar las habitaciones, se detuvo frente a mí. Estaba tan cerca, que tuve que levantar la cabeza para poder verle la cara. Su mano se alzó y me retiró un mechón de pelo, pasándomelo detrás de la oreja.

—Para cuando empiece lo del torneo tendrás que haber encontrado otro sitio, uno donde estés más seguro.

—Ya te he dicho que lo pensaré.

—Si no lo haces tú, escogeré por ti.

—No eres mi padre, ¿sabes?

—No, pero prometí protegerte y me tomo muy en serio mis promesas.

—Ya. Será mejor que vuelvas a tu trabajo, si es que lo tienes. Yo tengo que estudiar.

—Lo tengo, soy contable.

—Ya, pues buenas noches, señor contable.

Sentí su beso en la frente, antes de sonreírme y desaparecer. Tenía que estar enfadado, porque el tipo había investigado a mis vecinos, mi casa. ¿Y quién decía que no habían registrado mi apartamento? Pero, por otra parte, el que se preocupara por mi seguridad de aquella manera, solo le hacía sumar puntos, no restarlos. Despierta, TaeHyung, dijo que cambiaba de chicos como de calzoncillos, así que será mejor que no te ilusiones. Es guapo, de una familia rica y tiene carácter, pero no es lo que tú necesitas. Gana ese maldito torneo, toma el dinero, y corre. Sé listo.





JungKook

—Oye, Bobby, ¿tienes lo del torneo listo?

—Me pediste que fuera un torneo limpio y he encontrado una manera bastante efectiva para que lo sea.

—Sabía que, si alguien podía hacerlo, ese eras tú.

—Eso se merece un aumento.

—¿Recuerdas? Yo no soy tu jefe.

—Entonces por qué estoy trabajando para ti y tu torneo de póker.

—Primero, porque el torneo fue idea de Yuri y, segundo, porque te encanta todo lo que se sale de la monotonía, y más si tiene que ver con el negocio de los Min.

—Joder, cómo me conoces.

Min's Family (KT) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora