CAPITULO 14

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JiMin

—Buenos días, mi tesoro. —Sentí el dulce beso de YoonGi sobre mi vientre y sonreí. Me estaba acostumbrando a ese lado tierno suyo. Después trepó hacia mis labios y los besó por segunda vez esa mañana. Era nuestro nuevo ritual de la mañana, primero me besaba a mí, luego al lugar donde descansaba nuestro bebé y luego a mí otra vez.

—Vendré a recogerte para ir a la consulta del médico.

—Mmm, no, EunHa y yo tenemos que pasar por una tienda antes, así que ella me dejará en tu oficina.

—Ok, pero llévate a Sam y Kim.

—...Sam y Kim —terminamos juntos la frase.

—¿Te estás metiendo conmigo?

—¿Yo? No se me ocurriría.

—Bien, porque sabes que perderías. —Me regaló esa sonrisa traviesa suya.

—La única batalla que se pierde es la que no se pelea.

—Así que quieres pelea, ¿eh? —En un parpadeo, lo tenía suspendido sobre mí, sujetando mis muñecas a los lados y su rostro a unos centímetros de alcanzarme.

—Solo puntualizo que eres demasiado pretencioso al adjudicarte una victoria que aún no has conseguido.

—Soy un Min, pequeña JiMin. Nosotros no nos rendimos. — Aproveché su confianza, para realizar esa llave que Kim me había explicado y que había practicado en secreto. Sí, lo sé, estoy embarazado y no puedo hacer esas cosas. Pero ver el rostro de sorpresa de YoonGi fue la mejor recompensa. Ahora estaba yo encima de él, sometiéndole falsamente con mi cuerpo, porque sabía que, si estaba allí, era porque él lo permitía. Su sonrisa volvió lentamente a su cara a medida que encontró las ventajas de aquella posición. Su ingle presionada en el lugar correcto.

—Olvidas, querido esposo, que ahora yo también soy un Min y que tengo que empezar a demostrarlo.

—Ah, ¿sí? ¿Y qué vas a hacer? Llevo en esto mucho más tiempo que tú, ninguna tortura hará que me rinda, pero puedes intentarlo, te doy permiso. — Arqueé una ceja y comencé mi ataque. Él era más experimentado, pero yo jugaba con una pequeña ventaja que era momento de aprovechar.

Como fisioterapeuta, no solo conocía el cuerpo humano, sino que había aprendido a interpretar el lenguaje de cada uno de mis pacientes, sus reacciones, sus necesidades... y había aprendido a conocer el cuerpo de YoonGi. Me incliné sobre su pecho, acerqué mis labios a su clavícula, depositando un delicado beso en su sedosa piel. Suave, ligero... Noté su piel erizarse por el contacto y sonreí por dentro. Abrí un poco mis labios, dejando que la puntita de mi lengua asomara y tocara aquella sensible piel. Empecé mi camino despacio, ascendiendo hacia su cuello, mientras notaba que sus músculos se tensaban en anticipación, que retenía la respiración. Llegué hasta ese lugar tan sensible, justo ese trocito de piel escondido tras el lóbulo de la oreja, donde mi lengua se separó lentamente, abandonando mi caricia. Escuché su gemido una décima de segundo antes de que se moviera y nos volteara, quedando de nuevo sobre mí.

—Casi lo consigues.

—Entonces, tendré que seguir practicando hasta lograrlo.

—Voy a tener que vigilarte más de cerca, te estás convirtiendo en un peligro.

—Solo para ti.

—Eso es lo mejor. —Lo bueno que tenía ser su propio jefe es que nadie le diría nada si llegaba tarde y ese día llegó tarde, muy tarde.




JungKook

—¿Ya te vas? —Me giré para ver a mi padre caminando hacia mí por el pasillo. Su oficina estaba en la misma planta que la mía, aunque yo estaba al otro lado del pasillo. Cuestión de rangos.

—Sí, terminé de cuadrar el balance, hice las anotaciones, pasé los datos fiscales y estoy a la espera del envío de las cifras de YoonGi.

—Lo hiciste bastante rápido.

—Quizás es porque tengo prisa por salir hoy.

—¿Por lo del torneo?

—En cuatro días estarán registrándose los primeros participantes. Quiero tenerlo todo despejado para cuando empiece el movimiento.

—¿Conseguimos sustituir a los que se retiraron?

—Usé la lista de candidatos que confeccionó Bobby y conseguí que algunos se apuntaran.

—¿Tenemos las cifras definitivas?

—Ciento ochenta y cuatro, aunque puede que consiga alguno más.

—¿Te presentarás como candidato de la familia?

—Tenía pensado hacerlo, pero los planes han cambiado.

—Por el doncel.

—No puedo estar en el torneo y vigilar su entorno.

—YoonGiu se encargará de su seguridad.

—Yo me hice responsable de eso, papá.

—Ah, entiendo. Así que es tan bueno como dice tu hermano.

—Es mucho mejor.

—Entonces no es una locura apadrinarlo.

—Viene con un lastre muy grande, papá.

—Lo sé, YoonGi me puso al corriente. La cuestión es si nosotros vamos a estar a la altura.

—¿Qué quieres decir?

—Su problema es ahora también nuestro problema. Solucionaremos lo nuestro, pero... ¿podrá él solucionar el suyo?

—Yo lo metí en esto, yo me encargaré de solucionarlo.

—YoonGi lo metió en el juego, tendría que encargarse él.

—No, papá. Cuando él tenía demasiado miedo para colaborar con nosotros, yo le prometí que lo cuidaría. Es mi responsabilidad.

—Una promesa, eso es algo serio.

—Lo sé.

—Entonces haz lo que tengas que hacer.

—Pensaba hacerlo de todas formas. —Mi padre asintió y dejó que siguiera mi camino. Cogí mi coche y me dirigí al Crystals Mall, donde sabía que TaeHyung estaba trabajando con Bobby. Esos dos se habían compenetrado a la perfección. Sabía que era bueno para el trabajo, pero había algo ahí que no acababa de gustarme...





YoonGi

Aquellas manchas de la pantalla no se parecían en nada a un niño, pero si el médico decía que lo era y que estaba sano, tendría que creerle.

—¿Se puede saber ya el sexo del bebé? —¿Impaciente? Sí, mierda, quería saber si podía empezar a comprar pequeños guantes de boxeo para mi pequeño. Como Min tenía que empezar a dar golpes antes que a andar.

—¿Podemos, doctor?

—Está de apenas nueve semanas, señor Min. Quizás podamos hacerlo cuando esté de once o tal vez trece. Mejor con dieciséis semanas, así estaremos más seguros. —Le vi mover el aparato ese sobre el vientre de mi esposo. Al menos dos malditas semanas, tendría que esperar dos malditas semanas más.

—Bueno, esperaremos. Nos conformaremos con saber que está sano. —Sí, JiMin podía ser paciente, pero yo no era como él. Nada que tuviera que ver con JiMin o nuestro bebé iba a hacer que esperara. Sencillamente no podía.

Min's Family (KT) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora