CAPITULO 52

207 32 0
                                    


JungKook

—¿Cómo están las apuestas?

—Calientes, JK.

—Ya sabes a qué me refiero.

—Fredo ha apostado una cantidad bastante grande.

—Bien. —Volví a golpear el saco de boxeo y Bobby se giró para darme la espalda.

—Solo queda una semana, Nick. Y veo que estás en plena forma. Pero...

—¿Pero?

—El maldito demente de Rocky ha mandado a un tipo al hospital ayer. —Paré de dar golpes, y aferré el saco contra mí para pararlo.

—Se supone que no tendría a ningún chico para servirle de sparring.

—Es difícil llegar a todas las almas desesperadas de esta ciudad. Siempre hay alguien que necesita dinero y que haría cualquier cosa por conseguirlo.

—¿Cómo se encuentra?

—Tiene una conmoción cerebral, Nick. Y el cabrón no va a pisar siquiera la comisaría de policía.

—Bloom lo está protegiendo.

—NamJoon consiguió algunos documentos del FBI.

—¿Qué dicen?

—Rocky es algo más que un simple confidente. Bloom lo mantiene a salvo como si fuera un infiltrado, o tal vez más.

—Eso significa que no va a pisar la cárcel, haga lo que haga.

—Eso me temo.

—Entonces habrá que buscar una buena alternativa.




TaeHyung

No dejaba de dar vueltas al rubí tallado en forma de corazón que pendía de mi cuello. Matrimonio, JungKook me había pedido matrimonio. No es que tuviese mucha experiencia con noviazgos y ese tipo de cosas, pero tenía la impresión de que las cosas iban demasiado rápido. Aunque, cuando ves pasar la muerte delante de tus ojos, sientes no haber hecho muchas cosas. Una de las que lamenté cuando ese coche casi me quita la vida, fue no pasar más tiempo con Kook. Sí, podía hacerlo, podía unir mi vida a la suya y no arrepentirme.

Alguien dijo una vez que es mejor lamentar el haberse equivocado, que el arrepentirte de no haberlo hecho. Así que lo haría, iba a casarme con él. Pero no pensaba entrar en una capilla con este aspecto. Kook podía tener prisa por hacer las cosas, pero yo quería que mi madre y mi nueva familia asistieran a mi boda y no quería que vieran esta imagen de mí. Y, mierda, quería que mis futuros hijos vieran las fotos de la boda de sus padres y encontraran una mamá vistiendo un vestido o traje blanco, sin magulladuras en su cara, quiero que me vean hermoso, no solo a Kook siendo terriblemente guapo.

—Hola, Sweety. —Alcé la vista para ver la sonrisa de mi prometido mientras se acercaba a la cama.

—¿Listo para ir a casa?

—Ni te lo imaginas.

—Eh, eran órdenes del médico. Pero ahora te sacaré de aquí.

—He estado pensando... Me debes una cita.

—¿Una cita?

—Nos queda una representación del Cirque du Soleil por ver.

—Tienes razón. ¿Quieres ir este viernes?

—¿Bromeas? Lo que me pide el cuerpo en estos momentos son cosas básicas, no que lo torture sentada en una de esas butacas durante tanto tiempo.

—¿Entonces?

—Quiero ir después de tu pelea, cuando te hayas recuperado. Cuando los dos estemos recuperados.

—Hecho. Y hablando de necesidades básicas de tu cuerpo, ¿Qué te pide?

—Un lugar cómodo donde tumbarme, una película, palomitas y que mi novio me abrace.

—Compro.

—¡Eh! Eso es mío.

—Ya sabes lo que dicen, todo se pega menos la hermosura. Tienes tu tarde de cine en casa.

—Pero yo escojo la película.

—Mmm.

—¡Eh! No te quejes.

—Chico + peli en casa + enfermo = peli lacrimógena o de esas románticas. ¿Cómo no voy a quejarme? Pero voy a verla contigo, hoy mandas tú. ¿Cuál quieres?

—Tengo pensado hacer una maratón en estos días. Pero creo que empezaré por alguna de los Vengadores. —Le vi levantar las cejas y abrir los ojos realmente sorprendido. Sí, ¿qué se pensaba, que por ser doncel no podía apreciar una peli de acción? Pues sí lo hacía y los Vengadores tenían ese punto de entretenimiento que me gustaba, totalmente ficción y con un par de cuerpos con los que uno puede entretenerse mirando. Porque, a ver, entre Thor, el Capitán América y Ojo de Halcón, ya tenía bastante para deleitarme. Y para tocar, pues tenía a mí chico a mano, que tampoco desmerecía. Es más, si fuese famoso seguro que muchos tendrían fantasías con él. ¡Qué mierda! Seguro que había muchas que ya las tenían. Pero ¡eh, chicas!, está pillado.





YoonGi

Eché un vistazo al local de nuevo. Sí, podría estar algo viejo, pero era lo que necesitábamos. El ring podríamos montarlo en cuestión de horas y las sillas podría instalarlas al mismo tiempo. Solo tenía que revisar la iluminación y limpiarlo: acondicionar los vestuarios, asegurar los accesos y colocar las cámaras de seguridad. Pero eso lo dejaría para dos días antes de la pelea. De momento, tenía que preparar la lista de invitados. Doscientas personas, ¿serían demasiadas? Tal vez sí, o tal vez no. Pero tenían que ser las personas que yo quería que acudieran y hacía semanas que tenía muy claros los nombres de casi todos ellos, o al menos los de los más importantes. Por eso enviamos las invitaciones con tiempo, para que TODOS estuviesen allí ese día. Iba a ser un puzle enorme y el día de la pelea todas las piezas debían encajar y cumplir su cometido. Más que un puzle, era como un reloj de engranajes, con sus diminutas piezas encajadas al milímetro, haciendo que las manecillas se movieran correctamente.

El teléfono sonó en mi bolsillo, lo saqué y comprobé que se trataba de Bobby.

—Dime.

—Tenemos la confirmación del tiburón.

—Bien. ¿Sabemos algo más del verificador?

—Llegará el día de la pelea, como tenías previsto.

—Tenemos la localización, Bobby. Da la orden para que acondicionen el local que vine a revisar. Hay que montar el espectáculo mañana.

—Daré las órdenes, jefe.

—Recuerda, mañana no hace falta que sean discretos.

—Lo sé, jefe. Pondré a los pájaros a cantar sobre la pelea a medio día. Los perros guardianes vigilarán desde la mañana. —Cerré la comunicación con una sonrisa. Si Bloom seguía el protocolo del FBI, no se arriesgaría a entrar en el edificio hasta que el delito se estuviera cometiendo y cuando lo hiciera iba a llevarse una sorpresa, o unas cuantas para el caso.

Min's Family (KT) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora