CAPITULO 26

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JungKook

La madre de TaeHyung no hacía más que mirarnos, y es que teníamos «CULPABLE» escrito en la cara. Lo de la ducha fue rápido, pero, aun así, nos tomó nuestro tiempo. La tardanza, el pelo mojado de ambos y los labios hinchados de TaeHyung eran demasiadas pistas para no tenerlas en cuenta y su madre no parecía tonta. Lo que todo hombre teme es que lo acorralen con preguntas como las que hacen los padres cuando sales con su hijo; y la madre de TaeHyung no iba a ser diferente.

—Así que... ¿Están juntos?

—Algo así, mamá. Es difícil de explicar.

—No creo que sea tan difícil, está claro que tienen sexo, o eso parece. Solo quiero saber si hay algún plan de futuro o es simplemente una aventura puntual.

—¡Mamá!

—¡Qué! Pueden haber pasado años, pero siempre me he preocupado por ti. ¿Qué hay de malo en hacerlo ahora?

—Lo que tu madre quiere saber es si eres uno más o si hay algo serio entre nosotros. —La mujer asintió, mirándome directamente a los ojos. Bien, pues ahí estaba el caso. ¿Quería algo más serio? ¿Estaba preparado? ¿Era él el indicado? De momento solo tenía claro que no quería perderlo tan pronto, puede que nunca, pero no iba a presionarlo, dejaría que él decidiera—. Iremos hasta donde TaeHyung quiera ir. Si decide quedarse conmigo, me alegraré enormemente. Pero si decide que no quiere que forme parte de la siguiente etapa de su vida, lo aceptaré, aunque no me guste.

—Suena... raro.

—No soy ningún cavernícola, señora.

—No, lo decía porque...

—Porque ha oído cosas sobre mí, de nuestra familia.

—Oí hablar a los hombres de Benny y lo del rescate.... Tú no eres un simple empresario, JK. Disculpa si te tuteo, pero es que eres tan joven.

—Puede hacerlo, no se preocupe. Y tienen razón, mi familia tiene muchos recursos y poder que no están al alcance de otros, y no tenemos remordimientos por usarlos. No somos Hermanitas de la Caridad, pero tampoco comemos niños. No puedo prometerle que la vida de TaeHyung a mi lado sea un camino de rosas, pero sí puedo asegurarle que nadie en esta ciudad se atreverá a hacerle daño y si lo hace pagará un precio muy alto.

—Eso me sirve. Entiéndeme, sé que TaeHyung no podrá estar a salvo solo, necesita a alguien como tú que pueda cuidar de él.

—Hay más opciones, mamá. Podemos simplemente desaparecer, salir del país, una vida nueva.

—Seguirás huyendo toda tu vida, mirando hacia atrás por miedo a que te encuentren. No, cariño, lo mejor es plantarle cara al peligro. —¡Joder, esa mujer me gustaba!

—Estoy de acuerdo, pero la decisión no es mía, sino suya.





NamJoon

—Me alegra que llevemos la seguridad de tu edificio, NamJoon. Pero me gustaría saber qué es lo que tiene que buscar Bobby.

—No lo sé, YoonGi. Es una corazonada, o tal vez algo más que eso. Anoche, cuando llegué a casa, Leo no estaba y la alarma no estaba conectada. Llegó después, mientras hablaba por teléfono con alguien de una manera demasiado familiar. Puedes llamarme paranoico, pero algo me dice que no salió del edificio.

—¿Crees que te está engañando con otra persona, alguien de su mismo edificio?

—Eso es lo que quiero que Bobby compruebe. Además, creo que no es algo nuevo porque se han intercambiado mensajes antes, por lo que escuché.

—Pondré a Bobby con ello lo antes posible. Después de lo del Fantasma y lo del torneo, me estaba empezando a preocupar de que se fuese a aburrir.

—Con la familia Min eso no es posible.

—Sí, por eso trabaja para nosotros, somos su droga.

—Pobre tipo. Tenemos que conseguirle una novia.

—Lo primero es lo primero. Vamos a averiguar qué se trae entre manos tu chico. De momento te aconsejaría que siguieras actuando como si no supieras nada.

—No soy un novato, YoonGi, sé lo que tengo que hacer.

—Necesito que mandes toda la grabación a Bobby, así tendremos la secuencia horaria y puede que alguna pista más, de esas que solo Bobby puede encontrar.

—Gracias, hermano.

—Tu seguridad es la seguridad de toda la familia, NamJoon, lo sabes. Además, cuando uno de nosotros descubre algo raro, suele acertar.

—Sí, a veces desearía tener una vida más normal.

—¡Eres abogado, NamJoon! Seguro que hay tipos más raros que tú. Además, te aburrirías siendo un simple mortal.

—Puede que sí.




Kim SeokJin

—Buenos días, SeokJin.

—Buenos días, señor Min.

—Como sigas llamándome así, acabaré creyendo que soy mi suegro. —Sí, costaba llamarlo así, pero trabajaba para él y su marido, no podía ser de otra manera. Había una línea que no debía pasar, eso lo sabíamos todos los que trabajábamos para otra persona. Sostuve la puerta del coche hasta que JiMin entró, cerré y pasé a ocupar mi posición en el asiento del acompañante. A Sam le gustaba conducir y he de decir que conocía la ciudad mucho mejor que yo.

Además, era verle al volante y las barreras de algunos lugares se levantaban antes de que llegáramos a ellas. Ser conocido era lo que tenía. Ese día fuimos a llevar a JiMin a un centro comercial a las afueras, donde había visto en internet que confeccionaban bodis de bebé con un tejido especial que cambiaba de color cuando el pequeño tenía fiebre. No es que yo tuviese mucha experiencia con eso de ser madre, pero el pobre chico estaba algo histérico. Como si el bebé fuese un pequeño gran tesoro, un pequeño príncipe o princesa.

Caminábamos hacia la tienda, cuando empezó a sonarle el teléfono. Al sacarlo del bolso algo cayó al suelo. No me dio tiempo a ayudarlo, él ya lo estaba recogiendo, pero entonces lo vi. Mi abuela materna era cajún y algo tenía de bruja. Decía que, por la forma en que alguien embarazado se inclinaba a recoger algo del suelo, se podía saber el sexo del bebé. Me explicó lo que tenía que observar y eso hice. No premeditadamente, pero sí por defecto. No sé si habré heredado algo de mi abuela —aparte del carácter rebelde—, pero si lo que ella me enseñó es cierto, los Min iban a traer al mundo a una pequeña princesa.

Mientras JiMin hablaba por teléfono, creo que con su marido, reconocí nuestro alrededor buscando cualquier posible amenaza. Casi pasa desapercibido, pero conocía demasiado bien a Bloom como para no reconocer sus trajes baratos y replanchados. Acababa de entrar en una cafetería y, por su forma de andar, sabía que iba a una entrevista que le tenía excitado y nervioso al mismo tiempo. Quizás fuera curiosidad, quizás fuera intuición, el caso es que le hice un gesto a Sam y me acerqué a él.

—Necesito comprobar algo, ¿puedes hacerte cargo unos minutos? —Sam asintió y siguió a JiMin hasta la pequeña tienda. Caminé hasta la cafetería y, como esperaba, Bloom estaba sentado en una mesa apartada. Casi me quedo congelado al ver que un tipo rubio se sentaba a su lado. Recordaba al tipo, era el exnovio de JiMin, solo que parecía más... fuerte, más musculoso, como si hubiese estado ejercitándose. En dos meses había adquirido una considerable masa corporal, y no precisamente de grasa. Saqué el teléfono y tomé un par de fotos. Después, salí de allí intentando pasar desapercibido. Conociendo a Bloom, enseguida empezaría a revisar su entorno. Con la prueba en mis manos, debía decidir qué hacer con ella. Sabía que allí había algo; con aquellos dos, seguro que no era bueno para JiMin, ni para YoonGi.

Min's Family (KT) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora