CAPITULO 36

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Baeky

No era la primera vez que me despertaba boca arriba, desnudo bajo las sábanas y con la mano de Chan sobre mi vientre. Pero era la primera vez que lo hacíamos como esposos. Sentí el peso del anillo en mi dedo e instintivamente lo acaricié con el pulgar. Giré la cabeza para encontrar a un Chan profundamente dormido, con esa expresión de inocencia infantil en su rostro. Ñam, me lo comería de un bocado.

Sé que tenía una sonrisa estúpida en la cara, pero era imposible quitarla de allí. La boda había sido preciosa. Los abuelos de Chan fueron nuestros testigos y no sé si a la abuela le quedaron lágrimas cuando terminó la ceremonia. Podíamos haber cenado con ellos, pero el abuelo se llevó a la abuela, diciendo que su nieto tenía que rematar la ceremonia como debía ser y que nos dejaban para que continuáramos con la siguiente parte. Vamos, una manera suave de decir «coge a tu esposo y agótalo a p...». Y Chan estaba más que

dispuesto, pero mi primo YoonGi llamó a nuestra puerta antes de que pudiésemos quitarnos los zapatos. No creo que ninguno de los dos se hubiese enfadado por ello. Los Min son mi familia y conocerlos por fin había sido el mejor regalo de boda que hubiese soñado. Con el que tenía más feeling era con YoonGi, sobre todo por la historia que compartimos y me sentía realmente contento de ver que había encontrado a alguien con quien compartir su vida. JiMin parecía tenerlo completamente enamorado y él también se veía feliz. Además, saber que iban a ser padres les daba a ambos una luz tan cálida que daban auténtica envida.

Sé que mi nueva familia se movía en círculos un poco turbios y que los hombres eran tipos duros y todo eso, pero YoonGi y Kook parecían haber encontrado algo que les daba motivos para relajarse y disfrutar de la vida. Yuri parecía arrastrar consigo un antiguo dolor que era difícil de curar. Y NamJoon... NamJoon parecía que sangraba por dentro, como si la vida no fuera algo que disfrutar, sino padecer. Ojalá encontrase a alguien que le dé lo que necesita para ser feliz, como hicieron sus hermanos.

YoonGi sonsacó a Chan información sobre sus proyectos y, si bien no me importó, me pareció algo curioso, sobre todo porque de vez en cuando le pillaba una extraña expresión... ¿Tendría algo que ver con la oferta de trabajo de la constructora de Miami? Le ofrecían un mejor salario que en el hospital, mejores horarios y la posibilidad de promocionarse cuando terminara la carrera de arquitecto. Chan estaba ilusionado, e incluso soñaba ya con encontrar una casa para nosotros, e incluso construirla. YoonGi dijo que tenía pensado construirse una casa en Miami, para cuando fuese de visita a comprobar cómo iban los negocios por allí. Sabía que no le gustaba mucho dormir en hoteles, así que no me extrañó. Lo que sí me mosqueó fue que le sugiriese a Chan que se encargara de buscar algo para él y que le gustaría que se encargara de la reforma o construcción. Si tanto quería proteger nuestra relación de familia, ¿por qué intentaba establecer una relación comercial como aquella? Él sabría, porque yo no iba a cuestionar sus motivos y mucho menos sus acciones. Tenía que alegrarme, porque íbamos a vernos un poco más que hasta ahora, o al menos eso esperaba.

Familia, la palabra era ya grande en sí, pero cuando la pronunciaba no podía dejar de sentir que era mía. Ahora Chan y yo éramos familia y pronto seríamos alguno más en ella, porque cuando terminara su carrera y consiguiera su nuevo trabajo, iba a mandar las pastillas anticonceptivas a la basura. Me moría de ganas de formar nuestra propia rama y sabía que Chan quería que sus abuelos conocieran a sus bisnietos. Aunque gozaban de buena salud, tampoco es que tuvieran demasiado tiempo para esperar.

Noté que algo se movía a mi lado y vi los ojos de Chan parpadeando hasta que se abrieron del todo. Su sonrisa ya estaba saludándome antes de que las palabras salieran de su boca.

—Buenos días, señor Park.

—Buenos días, marido.

—Dilo otra vez.

—Marido.

—¿Sabes? Creo que es hora de que los señores Park se den su primera ducha juntos como esposos. —Posó un rápido beso sobre mis labios y saltó de la cama para tirar de mi brazo y sacarme de debajo de las sábanas.

Me llevó a la ducha entre risas, pero yo le detuve en seco cuando vi el jacuzzi humeante en el fondo del baño. Es pecado ir a Las Vegas y no volverse un poco salvaje.

—¿Y si cambiamos la ducha por un baño de burbujas? —él miró hacia el lugar que señalaba y alzó una ceja de esa manera que siempre me volvía loco, porque decía que su parte traviesa estaba tomando el control.



TaeHyung

Sentí pequeñas presiones sobre mi espalda, al tiempo que diminutos escalofríos saltaban sobre mi piel. Me recoloqué en la cama y noté que algo, como cuatro columnas de piedra, me mantenían atrapado dentro de ellas.

—Buenos días, Sweety. —Giré la cabeza para encontrar el rostro sonriente de Kook sobre mí. Tenía el pelo mojado y de las puntas resbalaban pequeñas gotas de agua. Me giré totalmente y él se acomodó entre mis piernas, como si ese fuese su asiento favorito del sofá.

—Te has duchado.

—No quería pringarte con mi sudor.

—¿Saliste a correr?

—Como cada mañana.

—No eres humano. Tienes que ser un Terminator.

—Nah, solo es alimentación sana, buena genética y mucha motivación.

—Dime dónde puedo comprar de eso, necesito dos o tres raciones.

—He llamado a Bobby y le he dicho que hoy no vas a ir a trabajar.

—¿Te he dicho que te quiero? —Su rostro se puso serio de repente, como si aquella conversación fuera una importante negociación. Entonces comprendí que mis palabras tuvieron la culpa.

—Dilo otra vez, pero solo si de verdad quieres hacerlo. —Levanté la mano hacia su mejilla notando la tensión bajo la piel. Para él era importante que yo pronunciara esas palabras, tanto como para mí decirlas. Pero, por extraño que pareciera, podía hacerlo porque eran verdad. Este mujeriego reformado, este mafioso con honor y ética, se había metido bajo mi piel como la nicotina de un parche a la que me había vuelto adicto.

—Te quiero. —Permaneció en silencio, quieto, como analizando la verdad de mis palabras en el interior de mis ojos y después se lanzó a besarme. Y tuvimos sexo, pero diferente. Fue tierno, delicado, pausado y sobre todo intenso. Y supe que en realidad no habíamos tenido sexo, sino que habíamos hecho el amor, porque de todas las partes de mi cuerpo la más implicada fue mi corazón.

Min's Family (KT) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora