CAPITULO 16

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JungKook

Estuve toda la puta mañana vigilando al Cowboy y a TaeHyung, intentando descubrir si el tipo desviaba la mirada hacia él, pero no ocurrió. Cuando terminó la primera ronda, esperé a que los jugadores salieran de la sala para su descanso. El hotel-casino proveía un bufet de comida para que aquellos que habían pasado la primera criba pudieran retomar fuerzas. O si lo preferían, podían ir a su habitación para descansar. Cuarenta y dos personas serían más fáciles de controlar que casi doscientas.

YoonGi tenía un equipo especial cubriendo el torneo, así que yo solo tenía que preocuparme de pegarme al culo de TaeHyung, y eso no iba a ser un problema. Ese culo... ese culo se estaba dirigiendo al bufet en ese momento. Caminé hacia él y me incliné hacia su oído para que solo él me escuchara.

—Será mejor si comes en tu habitación. Ya di orden para que lo tuviesen todo preparado. —Él alzó sus ojos hacia mí.

—Eso les diría a todos que soy tu protegido, y no queremos llamar su atención, ¿recuerdas?

—Desde mi punto de vista, que te lleve a la habitación solo les dirá que quiero meterme en tus bragas.

—¿Eso crees?

—El 94 % de los participantes son hombres, así que dame ese voto de confianza, conozco las mentes de los que son como yo.

—Así que te gustaría quitarme la ropa, ¿eh?

—Desde el momento en que te vi con ese minúsculo vestido dorado — TaeHyung abrió los ojos como platos, e incluso se puso un poco colorado, pero su sonrisa traviesa... Oh, señor, contradecía todas las demás señales. Un maldito jugador de póker. No sabía lo que había en su cabeza, pero todas las alternativas tenían que gustarme.

—Así que hice una buena elección, el dorado es tu color.

—No, cariño. Le pongas lo que le pongas a este trasero, será de mi color.

—Mmm, un hombre de culos.

—No te quepa duda. Me muero por poner mis manos ahí y...

—¡Buscaros una habitación! —Genial, lo que dijo ese tipo era lo que debíamos hacer. Cogí la mano de TaeHyung y empecé a llevármelo a los ascensores.

—¡Eh!

—Estoy aprovechando la coyuntura. No te quejes. —Esperamos a los ascensores, mientras continuábamos con nuestro papel, porque había varias personas con nosotros y alguno podía ser un jugador. Posé una de mis manos sobre su cadera, mientras miraba sus ojos bien de cerca.

—Tienes unos ojos increíbles.

—Solo marrones.

—Brillan como estrellas.

—Serán las luces.

—No, eres tú. —El ascensor llegó y entramos en pelotón. Apretamos el botón de nuestra planta y esperamos a que llegara nuestro turno. Yo no perdí el tiempo: antes de girarme hacia TaeHyung, escaneé a las personas del ascensor y encontré un sombrero sospechoso. Así que me metí en mi papel con muchas más ganas. Le hice una pequeña seña a TaeHyung y él asintió, también lo había visto. Lo acorralé con mi cuerpo, tapándolo de la vista del resto. Mi brazo tapaba su rostro, mientras mis dedos jugaban con su cabello.

—Tu pelo es tan suave.

—Deja de hacer el tonto y bésame. —Aquello me descolocó, ningún chico había pensado que mis intentos de seducción fueran tontos. Sí, algunos se lanzaban en picado antes de que pudiera abrir la boca, pero, definitivamente, nadie había dicho que... ¡A la mierda! Mi boca ya estaba sobre la suya, abriendo sus labios para que mi lengua la explorara como quería. Mi otra mano no perdió el tiempo y se deslizó directa al lugar que estaba grabado en mi GPS interior desde hacía... desde el primer momento en que posé los ojos sobre ese culo. ¡Oh, dios! Sí, aquel trasero era perfecto, jugoso pero firme, del tamaño perfecto para mi mano, sencillamente, el paraíso. El último timbre del ascensor nos devolvió a la realidad...

—Tenemos... tenemos que salir. —Le di un pequeño besito y le tomé de la mano para sacarlo de allí. Éramos los últimos, no había nadie más. Pero mis precauciones no se habían limitado a accionar un botón por debajo de la planta de TaeHyung, a la que accederíamos por las escaleras, también lo había puesto en un ala del hotel en la que no coincidiría con Cowboy. Por eso sabía que el cabrón no debería haber subido en aquellos ascensores, pues no eran los que le correspondían. ¿Una confusión? No lo creía. Tenía algunas cosas que comentar con YoonGi y Bobby.




TaeHyung

Mmm. ¡Señor! El chico sabía besar. Y sus manos... eran grandes, fuertes, decididas, hambrientas, pero para nada rudas. Mi trasero daba fe de que lo habían tratado bien, demasiado bien. Y ese abdomen, esos deliciosos bultitos que toqué... el cabrón tenía una buena tableta de chocolate ahí escondida. ¿Camisa de botones? Ahora sabía por qué las llevaba, era la mejor manera de esconder toda esa mercancía. Pero no debía ponerme a soñar. Primero, solo era un trabajo para él y, segundo, era uno de sus calzoncillos, cuando me hubiese usado, cuando estuviese sucio, me cambiaría por otro limpio. ¿Merecía la pena abandonar mi sequía por él? Si iba a continuar trabajando para su hermano, no, no la merecía. Aunque si cumplían su palabra y me llevaba el saco de dinero, tal vez podía darme un capricho antes de desaparecer. Porque lo había pensado, mucho. Esos tres millones de dólares me permitirían salir del país y comenzar una nueva vida lejos de todos ellos, lejos de Benny, lejos de los Min, lejos del juego y sus problemas.

—TaeHyung.

—¿Sí?

—Tengo que salir un momento. No abras a nadie, recuerda que yo tengo llave y soy el único que vendrá a esta habitación a buscarte. ¿De acuerdo?

—Sí.

—Bien, ahora come y descansa. La siguiente ronda empezará en una hora.

—Ok.


YoonGi

—¿Estás seguro?

—Al 99 %. Pero Bobby nos sacará de dudas, ¿verdad? —La voz de Bobby sonó desde el otro lado del monitor.

—Lo tengo jefe, se bajó en el piso doce.

—Su habitación no está en esa ala del hotel, yo mismo lo puse con los demás jugadores en la zona sur.

—Vale, JK. Entonces, los estaba siguiendo o iba a visitar a alguien.

—Estoy en ello, jefe.

—Revisa los registros del hotel y las cámaras de seguridad, quiero saber con quién ha estado el Cowboy, cuándo y dónde.

—Sí, jefe, estoy en ello.

—Yo voy a volver con TaeHyung.

—Ten cuidado, JK. Puede que tengamos ratas en el barco.

—Lo tendré, hermano. —Volví a mirar el monitor en el que aparecía la puerta de la habitación de TaeHyung. Por precaución, las dos habitaciones contiguas estaban vacías, y Alexis o Brown estarían en la habitación de enfrente. En estos momentos, esa habitación era tan segura como la cama del presidente de los EE. UU.

Min's Family (KT) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora