EPÍLOGO

244 33 1
                                    


Fredo

Me duele la cabeza y sé que es por el golpe que recibí antes de quedar inconsciente. Malditos cabrones, hijos de puta. Me pica todo el cuerpo y al rascarme noto que mi ropa no está. Ahora llevo algo andrajoso y sucio.

—Buenos días, bella durmiente. ¡Sasha, el nuevo despertó! —Al levantar la cabeza me encuentro con un tipo de barba larga y falto de algunos dientes que me miraba, mientras espera que otro tipo, mucho más grande, se acercase. Me siento observado como si fuera un trozo de carne. ¿Se está relamiendo? Joder, esto no me gusta nada.

—¿Dónde... dónde estoy?

—Si fuera un cabrón a quién no le importara lo que los demás dijeran de él, te diría que eso no te importa. Pero... ¡Eh!, soy ese cabrón. —El tipo tiene un extraño acento, el pelo claro y un tatuaje en el pecho... ¡Mierda! Es un ruso, de la mafia rusa. ¡Joder!, ¿dónde coño me han metido? Hace mucho calor, por eso estamos todos con camisetas de tirantes, sucias y malolientes—. Voy a decirte las normas antes de que salgas ahí afuera. La más importante, cabréame y haré que lo lamentes. Segunda, abre la boca para decir otra cosa que no sea «Sí, señor» y te golpearé en la espalda. ¿Queda entendido?

—Sí, señor.

—Bien, chico listo. Ahora te mandaré aquí con mi amigo Agmed, quien te explicará lo que tienes que hacer. Cuando termines con tu tarea, volverás a tu litera, comerás y dormirás hasta el día siguiente cuando suene la campana y vuelta a empezar, ¿entendido?

—Sí, señor.

—Bien. —El tipo grande me pasa la mano por la cara y siento repugnancia, porque algo me dice que el motivo por el que se muestra cariñoso no me va a gustar.

—Agmed, cuando el chico termine, llévale a que se dé una ducha. —El tal Agmed sonríe y asiente. No sé por qué sonríe, pero no me gusta, nada de nada. Me coge del brazo y me levanta con brusquedad.

Ahora miro a mi alrededor. Estoy en una pequeña habitación de paredes y puerta de metal, parece... me arrastra por un pasillo también metálico, hasta que llegamos a una puerta desde la que escapan algunos gritos. Cuando Agmed la abre, pasamos a una especie de pasarela metálica, de esas con cuadraditos, como las de los barcos y... ¡Oh, mierda! ¿Estoy en las tripas de un barco? Allí abajo hay un hueco enorme y en el medio hay un grupo de hombres gritando a dos tipos que se están golpeando en mitad de todos. Uno de ellos es rubio, con barba, como todos ellos, aunque la suya no es muy larga. Por su forma de pelear, supongo que tiene conocimientos de lucha y... esa cara me suena.

—¡Vamos Rocky! Patéale el culo. —¿Rocky? ¿Ese tipo no será...? A lo mejor. Está algo más delgado, pero ese tatuaje en la espalda... ¡Joder! Esto se está poniendo cada vez peor. Porque ahora sé el motivo por el que estoy aquí, son demasiadas coincidencias para no tenerlas en cuenta.

Agmed tira de mí para hacerme bajar. El olor a gasolina se mezcla con el de sudor rancio y a orina. Escucho un fuerte clamor y me giro para ver como Rocky ha noqueado a su oponente.

—Que disfrute, ahora aún tiene energía en ese cuerpo joven. Pero cuando llegue otro nuevo, será él quien golpee el suelo. Siempre es así.

—¿Eso es lo que tengo que hacer, pelear?

—Mírate, princesita. Eres demasiado guapo para que Sasha no te pruebe antes. Si tienes suerte, y te portas bien, no tendrás que pelear por más comida.

—Yo no...

—Oh, tu sí, princesita. Como todos. Y créeme, es mejor que usen tu goloso trasero a tener que luchar ahí. Porque el que pierde también será follado, aunque tal vez no sea solo por una persona.

—¡Qué...!

—Despierta, princesita. ¿Ves aquí a algún doncel o mujer a la que follarse? Y las travesías son largas, muy largas. En este barco, unos dan y otros reciben, es así. ¿Quieres comer? Pues sé cariñoso y aprende a mamarla bien. —Siento un nudo formándose en mi garganta, esto es peor que la muerte—. No sé a quién habrás cabreado ahí afuera, pero realmente te odia si te envió aquí. Como a todos ellos. Bienvenido al infierno, princesa. —No, no, no. Esto tiene que ser una pesadilla. Pero sé que no lo es. Estoy en el infierno y mis pecados me han

traído aquí. No, Min JungKook me ha traído aquí. Sé que arrepentirme no va a servir de nada. Es mi hora de pagar y ese Min ha determinado el precio.

Min's Family (KT) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora