CAPÍTULO 56

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JungKook

Decir que Rocky estaba sorprendido no era suficiente, pero he de reconocer que el tipo era rápido amoldándose a la nueva situación. Su sonrisa se ensanchó en su cara, mientras sus ojos se volvían oscuros. Sí, la bestia había regresado, pero no tenía ni idea de a dónde. Él solo veía su oportunidad de acabar con aquello, de terminar conmigo y, al hacerlo, destrozar a los Min. Incauto.

—Ahora nada va a salvarte. Eres mío.

—No, gilipollas. Ahora es cuando llega mi turno.

—Calla y pelea. —El tipo se lanzó contra mí, pero esta vez no tenía que contenerme. Iba a destrozar a ese capullo acosador y maltratador de donceles. Esquivé su gancho de derecha y, con una agilidad que le sorprendió, le devolví el golpe contra sus costillas. El tipo reculó un paso y pude ver su sorpresa. Sí, cabrón, se acabó tu tiempo. Sonreí con toda la maldad que había en mi interior para darle una pequeña pista de lo que iba a venir.

Mis puños volaban y golpearon su cara y torso con precisión letal, mis piernas iban directas a su objetivo, rompiendo todo lo que encontraban en su camino. Ya estaba a mi merced cuando lancé una patada a la articulación de su pierna derecha. Sabía que si lo atrapaba se retorcería y se rendiría, y yo no quería eso. Así que rompí todo lo que podía. Ese gilipollas no iba a volver a subir a un ring, y si lo hacía, le quedarían unas bonitas secuelas. Dolor, mucho dolor, ese iba a ser mi regalo.



YoonGi

Cuando Rocky cayó sobre la lona, sabía que no volvería a levantarse. ¿Inconsciente? No, JK no iba a permitirlo. Aquel gilipollas tenía que estar bien despierto para que sintiera todo aquel dolor. Conocía de primera mano el resultado de la mayoría de los golpes que le dio mi hermano. Sabía que JK no iba a conformarse con una simple nariz rota. Siguió golpeando, hasta romperle varias costillas, le fracturó la clavícula, le dislocó el hombro, y la rodilla de su pierna dominante ya no volvería a ser la misma por mucha cirugía a la que se sometiese.

—¡Joder! Eso ha tenido que doler. —McGillian estaba frenético a mi lado. Sí, ¿no dije que le gustaba la sangre? Era un poco sádico, pero debía cuidar las apariencias, era una persona con un cargo público, al fin y al cabo. Ahora que estaba feliz y pletórico, era el momento de dar el siguiente paso para acabar con Bloom.

—Y pensar que casi nos lo perdemos por ese agente Bloom. Ese tipo es un incompetente grano en el culo.

—Puede que me meta donde no me llaman, pero me da la sensación de que igual tiene algo personal contra ti, YoonGi.

—¿Igual? Lo tiene. Su única meta en la vida es tocarme las pelotas a mí y a mi familia. Es una mierda de serpiente trepadora cuyo objetivo es subir puestos en la agencia, y para ello necesita atrapar un pez gordo.

—¿Y tú eres su pez?

—No negaré que hace décadas mi familia no era de las más limpias, pero de eso hace demasiado tiempo. Nuestros negocios ahora son legales, aunque la fama es difícil de borrar. He de reconocer que no está mal que la gente piense que eres un tipo malo, facilita mucho las cosas cuando vas a negociar. —La sonrisa traviesa que le regalé a McGillian tenía el fin de recordarle que ambos nos parecíamos. Él tenía sus trapos sucios, aunque los mantenía bien enterrados sobre capas y capas de tierra. Puede que algún día fuesen de utilidad, pero, de momento, me sobraba con hacer temblar sus cimientos lo justo como para que se sintiera amenazado, aunque no por mí.

—No existen los tipos buenos.

—A lo mejor, aunque yo no conozco a ninguno. Y ese Bloom...

—¿No me irás a decir que se cree mejor que el resto?

—¿Mejor? No tiene escrúpulos y utilizaría cualquier cosa para llegar a mí y mi familia. Sin ir más lejos, ese tipo que está en la lona es un antiguo novio de mi esposo.

—¿Y lo trajo aquí para atraerte a la pelea?

—No tengo idea de cómo consiguió meterlo en esto, pero está claro que quería atraparme en algo y ponerme unas esposas.

—Pero no pudo hacerlo.

—Ya nos conoces, todo es legal y está bien cubierto. Pero de no ser por ti, estaríamos retenidos en alguna sala de interrogatorios hasta que demostráramos que no hemos cometido ningún delito. —McGillian volvió a centrar su atención en la lona, pero podía ver los engranajes de su cabeza girando deprisa. Eso, tiburón, piensa. Has intervenido para joderle el plan a Bloom, luego no le caes bien. Demostraste tener algún tipo de relación con nosotros, lo que te convierte en un posible objetivo. Seguramente busque la manera de usarte para atacarnos, o para quitarte de en medio, y tienes cosas que esconder. Así que aquí viene la pregunta: ¿qué vas a hacer para quitártelo de encima? No necesitaba descubrirlo, aunque me moría de ganas, pero seguro que sería muy pronto. ¿Soy malo? Nunca he dicho que no lo fuera, solo dije que nuestros negocios son legales.



Fredo

¡Hijo de puta! Estaba jodido. JK dijo que iba a acabar con él y eso hizo. Casi tenía el dinero para mi jubilación asegurado, pero llegó el FBI y casi arruina la pelea. Sabía que el Demente tenía algo preparado para acabar con JK, pero no pude imaginar que sería algo de eso. Cuando estás en una pelea ilegal, lo último que quieres es meter a la ley de por medio. Pero esos Min son tipos realmente intocables. El FBI salió de allí con el rabo entre las piernas, sin ningún arresto, sin nada entre las manos. Aunque fue un alivio, me dio escalofríos. ¿Hasta dónde llegaba el poder de esa familia?

Nunca debí apostar contra JK, su familia nunca dejaría que perdiera. Por un breve momento mantuve la esperanza, pero cuando la pelea se reanudó, el JK que recordaba, el JK pateaculos, había vuelto. Pero tampoco era el de antes. Parecía un puñetero aniquilador. No estaba centrado en ganar, sino en destrozar al tipo. Él no era así, el no convertía a sus oponentes en trozos de carne triturada. Él solo buscaba el triunfo, demostrar que nadie podía con él. Pero ahora... era como si buscara sangre. ¿Sabría algo de mis apuestas? De lo del accidente no sospechaba nada, estaba seguro. Bastaba con ver lo que le había hecho al desgraciado tirado en el suelo del ring.

Mientras el árbitro empezaba el conteo, JK se alejó de su víctima, su mirada perdida fuera de la jaula, hasta que me encontró. Y entonces lo sentí; el calor abandonó mi cuerpo, el frío del acero atravesó mi carne. Yo era el siguiente. El cabrón lo sabía, el frío cabrón lo sabía. Y corrí. Puse mis piernas en movimiento y eché a correr fuera de allí, lejos de su alcance, porque cuando esa puñetera jaula se abriera, yo sería el siguiente en caer.

Cuando estuve en el exterior, lejos de todos, a salvo, me permití tomar una profunda bocanada de aire fresco, reconfortante. Bien, estaba fuera, ahora tenía que llegar a casa, coger lo que pudiera y desaparecer. Pero no tenía gran cosa. Estaba tan convencido de que iba a ganar las apuestas, que había metido todo lo que tenía en ellas. Todo y más... ¡Mierda!, Min JungKook no era mi único problema. Llegué a casa, hice una maleta con rapidez y salí quemando llantas. Llené el depósito de gasolina antes de salir de Las Vegas y simplemente cogí la carretera. Tenía que irme lejos. ¿A dónde? Me daba igual. 

Min's Family (KT) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora