CAPITULO 42

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JungKook

—Aquí está mi muchacho.

—Llegas tarde, Fredo.

—Ya, a diferencia de ti, yo puedo salir a festejar.

—Eres un cabrón afortunado. —Accionó la cinta de correr a mi lado y comenzó un trote relajado. Sabía lo que iba a soltar por esa boca suya, incluso antes de que la abriera.

—Una gran pelea la de antes de ayer.

—Gracias.

—El tipo no llegó casi ni a tocarte.

—No maltrató partes importantes.

—Seguro que te recuperarás pronto, como siempre.

—Eso espero.

—Puedes permitirte otra pelea antes de enfrentarte al Demente. —Y ahí estaba, esa desesperación por sacar más dinero antes de llegar a Rocky. Cada palabra que soltaba me convencía más de que Fredo sabía algo sobre la pelea, algo que le llevaba a pensar que sería la última.

—No sé, creo que voy a tomarlo con calma. Además, a mi novio no le gusta cómo me dejó la cara el tipo de la última pelea.

—¿Tu novio? ¿Desde cuándo Min JK tiene novios?

—Desde que decidí quedarme con él.

—Es ese chico, ¿verdad?, el del trasero espectacular.

—Tú lo has dicho, hermano.

—Vamos, JK. Es solo un trasero. Puedes tener tantos de esos como quieras. Aún eres demasiado joven para amarrarte a un solo chico.

—Eh, piénsalo de esta manera, así habrá más para ti.

—Ya. Sigo pensando que te tiene pillado por las pelotas, pero ese es tu problema.

—¿Vas a enfadarte conmigo por eso?

—Nah, no merece la pena.

—La vida es demasiado corta para andar enfadándose por cosas como esa. Somos colegas, tío. Un chico no va a separarnos.

—No, tienes razón. —Fredo siguió centrado en su carrera, aunque yo podía apreciar que había algo que no le gustaba, pero se mordía la lengua.




Bobby

Alcé la vista del monitor cuando vi unas sombras que se acercaban a mi puesto. Eran dos hombres, casi un calco uno del otro, salvo que uno era como unos veinte años más joven. Al viejo lo conocía.

—Hola Sam, ¿a quién me traes?

—Hola Boby, este es mi hijo Kunpimook. YoonGi dijo que tenías un trabajo delicado y que querías a alguien limpio. —Cuando hablábamos de alguien limpio, nos referíamos a alguien que no estuviese relacionado con nosotros de ninguna manera, alguien que nunca hubiese realizado un trabajo para nosotros. Pero también necesitaba que fuese de confianza y ser el hijo de Sam para mí era suficiente garantía, y supongo que para los Min también.

—Veamos si puede servir. Hola, soy Bobby.

—Puedes llamarme BamBam.

—Puedes dejarme a tu chico, prometo devolvértelo entero.

—Eso ya lo sé, Bobby. Porque él puede patearte el culo si te pasas. —Sam se fue con una sonrisa socarrona en la cara, mientras BamBam negaba con la cabeza.

—Bueno, no necesito pedirte el currículum, pero me gustaría saber hasta dónde conoces del trabajo de tu padre.

—Mi padre nunca me ocultó nada, aunque se guardaba los detalles que podían comprometerle.

—En este trabajo, la discreción es fundamental.

—Entiendo eso.

—Bien, ¿Cómo de puesto estás en las nuevas tecnologías?

—Pruébame. —Y eso hice. Empecé a sacar el equipo que utilizaríamos para darle la bienvenida a Rocky y BamBam lo estudió con atención. Hizo las preguntas correctas y demostró tener una buena base. Y el tipo aprendía bastante rápido. Sí que prometía. ¿Qué tendría, veinticuatro? Sí, sería una estupenda incorporación a nuestras filas, si es que decidía quedarse. Lo cual no me extrañaría, era más seguro que el ejército, se cobraba mejor y estabas en casa, ¿qué más podías pedir?

Tenía la misma presencia que su padre, quizás un poco más ruda, un imán para las chicas. ¡Oh, mierda! Ni de coña. A este iba a mantenerlo lejos de mi diosa, porque ya tenía bastante con los Min. Mmm, ¿por qué tenía que estar rodeado de tipos guapos? Así era difícil que un intelectual como yo consiguiera llamar la atención de chicas guapas e interesantes. Confía en tus posibilidades, Bobby... Su padre es un hombre de ciencia, un artesano... alguien como tú... Sí, ya, ponles delante unos abdominales duros como tabletas de chocolate y ya verás cómo les hacen chispitas los ojos a todas las mujeres. No seas derrotista, Boby, que aún no has hecho ningún movimiento con la chica. Confianza, ten confianza.



Sam

Que estaba orgulloso de mi hijo no era ningún secreto. Tampoco que también estaba muy contento con mi trabajo y los jefes que me habían tocado. Así que, unir las dos cosas me pareció lo mejor del mundo, mejor incluso que los perritos calientes del estadio de béisbol un día de partido.

Nada más licenciarse, BamBam me llamó y me dijo: «papá, voy a dejar la marina». Me sorprendió, porque realmente le gustaba, pero no cuestionaría sus decisiones, él era lo suficientemente adulto como para saber qué quería en su vida. Así que tan solo le pregunté.

—¿Y qué quieres hacer ahora?

—De momento me gustaría tomarme unas vacaciones y después sopesaré mis opciones.

—¿Te gustaría venirte a Las Vegas? Dicen que es un buen lugar para relajarse.

—¿De verdad no sería una molestia?

—Ya te hablé de Hannie y él sabe de ti. Creo que le gustaría conocerte.

—Me alegra que hayas encontrado a alguien que te haga feliz.

—Él lo hace. ¿Qué dices, te vienes?

—Haré la maleta. —Luego oí que YoonGi buscaba a alguien limpio para un trabajo importante, alguien de confianza, y enseguida pensé que BamBam sería el indicado. Y si le gustaba esto y hacía un buen trabajo, seguro que YoonGi lo contrataría. Un marine, recién licenciado y con mi sangre era un caramelo.

BamBam sabía en qué andaba metido su padre y, en vez de criticarlo, le parecía realmente excitante. Ojalá encontrara su sitio aquí, con la familia Min, porque no solo tendría un buen futuro, si no que volvería a tenerlo cerca. Tengo muchos años que recuperar con él. Y por soñar... ¿No sería increíble que los dos trabajáramos protegiendo al hijo de mi marido? Al final todo quedaría en la familia, mi nueva familia. A JiMin ya lo apreciaba y me sentía un poco abuelo de esa pequeña que gestaba. Si mi hijo se uniera, tendría la familia que siempre quise y que me fue arrebatada.

Min's Family (KT) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora